14 de noviembre de 2024

Ya circulan versiones de cómo sería la competencia de monedas y la dolarización a la argentina que impulsa Milei

En los últimos días, el presidente Javier Milei instaló con fuerza, y encima con algo más de detalle, las ideas que pretende plasmar en el frente monetario para terminar de una vez y para siempre con la inflación. Milei habló de competencia de monedas, de la decisión de no imprimir un peso más una vez saneado por completo el balance del Banco Central, y de la consecuencia final de ello: una “dolarización endógena” que se daría por el simple hecho de que los argentinos aceptaran, voluntariamente (esto es importante)sacar del colchón sus dólares y usarlos en sus operaciones rutinarias. Además de eventualmente canjearlos por dólares.

Es decir, un proceso en el que los dólares de la gente dejarían de ser un ahorro y pasarían a ser transaccionales: pasarían de “canuto” a ser utilizados para pagar la cuota del gas. En la cabeza de Milei, este camino concluiría con una lenta desaparición del peso.

A partir de estas declaraciones, empezaron a circular diferentes versiones o análisis de cómo podría recorrerse este camino.

La consultora 1816, una de las de mayor ascendencia en el mundo financiero, elaboró un documento específico analizando e imaginando en qué está pensando Milei. Y concluyó esto:

Qué imagina Milei, según el mercado

Para implementar ese régimen, 1816 dice que el primer paso es eliminar todas las fuentes de emisión, lo cual tiene sus complejidades. Eliminar la monetización del déficit requiere equilibrio fiscal de largo plazo, algo imposible sin mejorar la calidad del ajuste de estos meses (entre licuación de jubilaciones e impuesto PAIS se explica el 61% de la mejora del primer cuatrimestre. Para eso hay que trabajar con el Congreso.

Pasivos remunerados: para eliminarlos el mercado debe aceptar pasar a riesgo Tesoro, algo que ya se logró en gran medida: post subasta Lecap los bancos privados ya tienen menos de $8 billones de pases, de modo que la eliminación total de los remunerados depende mayormente de bancos públicos.

Bid y puts del BCRA (son las opciones que tenían los bancos para vender sus bonos del Tesoro): el bid ya se eliminó normativamente, pero lo de los puts es más complejo. Quedan $17 billones de los que pueden ejercerse en cualquier momento y estimamos que el 49% corresponde a títulos 2026 y 2027.

Compra de reservas: para que el Central ya no necesite emitir para comprar divisas se requiere como mínimo reservas netas en cero (hoy son negativas en US$ 1.400 millones.

El BCRA como prestamista de última instancia: Milei dice que su régimen incluye una reforma del sistema financiero, que suena estilo Banca Simons, en donde las entidades que toman depósitos (que tendrían encaje 100%) no prestan plata.

Una vez eliminada la emisión, el plan requeriría que el Congreso apruebe la prohibición de imprimir y que la gente saque los dólares del colchón para que crezca la base monetaria amplia y la economía no vaya a una recesión deflacionaria. Los argentinos tienen activos fuera del sistema por US$ 400.000 mm (incluyendo US$ 200.000 millones en “el colchón”) contra depósitos en Pesos por US$ 40.000 millones

¿Qué pasaría con el tipo de cambio?: La oferta de Pesos estaría fija, pero no es claro cuál sería el piso de su demanda, si el dólar tiene curso legal. El mercado sería el que defina la velocidad de desmonetización del ARS y cuán pronto se avanzaría a la dolarización final (“dolarización endógena”)

¿Y la deuda en Pesos?: Post eliminación de pasivos remunerados, la deuda soberana en Pesos ex tenencias del fondo de la ANSeS y el Banco Central rondaría los $97 billones contra una base monetaria de $15 billones. Esa deuda en Pesos, salvo que se canjee por deuda en Dólares, solo podría renovarse o repagarse con superávit fiscal (ya no podría pagarse con emisión).

¿Qué puede salir mal?

Luego de ese planteo, los analistas de 1816 se preguntan si puede o no funcionar la dolarización endógena que propone Milei. Dicen esto:

El régimen tal cual lo describe Milei (con eliminación permanente de toda fuente de emisión y una especie de Banca Simons) no tiene precedentes en el mundo, lo cual hace incierta su implementación y los resultados.

Un escollo evidente es la política: esta competencia de monedas puede hacerse sin que se acelere la inflación en Pesos en tanto y en cuanto el mercado “compre” que la eliminación de la impresión es para siempre.

Y eso no depende solo del Gobierno de turno. Tenemos un antecedente reciente: en 2018-2019 el plan de déficit cero y emisión cero dejó de funcionar cuando, a partir de las PASO, el mercado incorporó que esa política no duraría en el tiempo. En 2025 hay elecciones de medio término y si Milei no tuviera buen desempeño el mercado podría perder la confianza.

También hay riesgos netamente económicos: si los argentinos son lentos en “sacar los Dólares del colchón” la desmonetización sería un límite concreto para la recuperación económica (suponiendo que no hay ingreso masivo de dólares del exterior).

Complementario al informe de 1816, está circulando un documento entre los bancos, sin que se conozca su autoría, que también imagina los próximos pasos del Gobierno en este complejo tema. Y tiene algunos puntos de contacto con el análisis de 1816. Dice esto:

  • El punto de partida será el que el Banco Central dejará fija la base monetaria en un monto equivalente a US$ 13-15 mil millones.
  • BCRA quedará saneado por completo de Pasivos Remunerados. Para ellos habrá un canje de Letras Intransferibles por Nuevos Bonares.
  • Las reservas líquidas netas orillarían los US$ 5.000 millones. A ellos se sumaría un préstamo sindicado más un depósito del Tesoro armado por fondeo del FMI. Esto llevaría las reservas internacionales netas a los 20 mil millones de dólares.
  • Sin pasivos remunerados y con una fuerte caída de depósitos privados (casi 65% de los depósitos son del sector público y 10% institucionales) los requerimientos de cash caen sustancialmente.
  • BCRA contaría con US$ 20.000 millones propios más la fungibilidad de encajes por otros US$ 10.000 millones de dólares. Si se suma el superávit comercial de agosto-diciembre de US$ 5.000 millones el poder de fuego alcanzaría los US$ 35.000 millones (2,5 veces la base monetaria).
  • El Gobierno requerirá al congreso que el Peso pueda convivir con cualquier otra moneda de curso legal que las regulaciones internacionales consideren
  • El Peso convivirá con otras monedas, pero la Base Monetaria quedará fija. Los depósitos tendrán la opción de quedarse en Pesos. Y los préstamos podrán realizarse en cualquier moneda. Respetando los préstamos ya realizados, que podrán opcionalmente transformarse en la moneda que el cliente y el banco deseen.
  • Estará dentro del paquete de prohibición de emisión del BCRA para financiar déficits. Será un proyecto acotado a pocos ítems. Tendrá un amplio respaldo por la simpleza (no es Ley Bases).
  • El tipo de cambio de conversión estará entre el A3500 (dólar mayorista) más crawling Peg al día del anuncio más impuesto país a importadores. El rango de precios de conversión de Base Monetario, a valores de hoy, oscila entre los 880 a 1100 pesos.
  • El Gobierno ofrecerá el canje abiertamente desde Bancos Públicos a Privados, pasando por billeteras digitales y hasta canales de pagos como Pagos Fácil. Estará abierto para todo el mundo, sin condiciones previas para entregar pesos físicos a cambio de dólares físicos.
  • Se espera que este canje voluntario de Pesos-Dólar, que el público libremente elegirá hacer o no, dolarizar la Base Monetaria hasta en un 50% en 90-120 días.

Como se dijo, este documento que está en manos de consultoras y banqueros, es de autoría desconocida. Un “paper secreto”, por así decirlo. Fuentes del Gobierno también lo tienen en su poder, desde ya. Por ahora desmienten absolutamente todo.

“No creo que se pueda fijar la base monetaria, generaría una apreciación del peso y eventualmente deflación, muy difícil de administrar. El gremio de economistas se volvería loco ante esta iniciativa. También desestiman la posibilidad de conseguir esos US$ 20.000 millones extras para las reservas. “El que lo hizo se ve que no conoce cómo funciona el sector público”. Y agregó: “Para nosotros lo más ordenador de todo es el ancla fiscal. Si hay equilibrio fiscal y la inflación desaparece, el resto pasa a segundo plano”.

Más allá de las opiniones y las posibilidades de cambios profundos, lo cierto es que Milei puso el tema en debate. Y a partir de ahí se desataron las especulaciones.

Clarín

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