Violencia y escándalo con Talleres en Brasil terminó con dos jugadores detenidos
En un encuentro marcado por la tensión y los conflictos, en el que Talleres de Córdoba perdió por 2 a 0 ante San Pablo en Brasil el pasado miércoles por la última fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, el foco de atención se desvió rápidamente de lo futbolístico hacia los incidentes con la Policía local en el estadio Morumbí, que culminaron con dos jugadores demorados.
En un encuentro marcado por la tensión y los conflictos, en el que Talleres de Córdoba perdió por 2 a 0 ante San Pablo en Brasil el pasado miércoles por la última fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, el foco de atención se desvió rápidamente de lo futbolístico hacia los incidentes con la Policía local en el estadio Morumbí, que culminaron con dos jugadores demorados.
El escándalo comenzó cuando el árbitro colombiano Jhon Ospina ordenó repetir un penal a favor de San Pablo debido a un supuesto adelantamiento del arquero argentino Guido Herrera. Lucas Moura aprovechó la segunda oportunidad y marcó el 1 a 0.
Poco después, un claro penal de Luciano sobre Ramón Sosa en el área de San Pablo no fue sancionado, lo que desató la furia del equipo visitante. Al término del primer tiempo, Herrera, enfurecido, se enfrascó en una discusión con el árbitro, que terminó con intervención policial. Fue allí cuando el arquero suplente de Talleres, Lautaro Morales, fue golpeado por un policía, lo que provocó la furia de Herrera, quien confrontó al oficial y tuvo que ser contenido por sus compañeros.
Tras finalizar el partido, los futbolistas de Talleres Morales y Juan Portilla fueron demorados por «desacato», y liberados tras pagar una multa de 10.000 reales cada uno en la madrugada del jueves, tras la intervención del Consulado argentino en San Pablo.
Herrera expresó su indignación en una entrevista, donde criticó la actuación de la Policía brasileña y justificó su reacción al salir en defensa de su compañero.