VIDEO. Tiene retraso mental, por no contar con la medicación que lo mantiene controlado, escapó de su casa y fue brutalmente golpeado por malvivientes
María Mancilla, una madre del barrio Solís Pizarro ubicado en la zona oeste de la ciudad se encuentra en una situación desesperante debido a la falta de apoyo para su hijo Mateo, de 21 años, quien sufre de retraso mental y convulsiones. A pesar de formar parte del programa de salud Incluir Salud, la familia enfrenta dificultades para obtener la medicación necesaria, que cuesta miles de pesos al mes.
Y asegura que cada vez que solicita los medicamentos le responden que no hay ayuda. “Fui a Incluir Salud varias veces. Esto no es de ahora,ya viene de hace rato y la respuesta de ellos es que el gobierno no está ayudando y que hay que esperar”, dijo.
La última medicación solicitada por un médico del Hospital San Bernardo data el 10 de octubre y hasta el momento no consiguió que se la suministren. Según detalló su mamá el chico deben tomar rispiridona por 60 miligramos. “Toma rispiridona 2 miligramos a la mañana y 2 miligramos a la tarde”, explicó María. También necesita Cetralina por 100 miligramos que necesita una por día y después fenitodina.
Fue víctima de malvivientes
La madre de Mateo relató que hace meses atrás su hijo fue víctima de malvivientes que lo golpearon y violentaron, lo que empeoró su condición, quedó en terapia intensiva, logro salir y hoy sufre episodios convulsivos. «Me piden esperar por la medicación, pero es muy difícil, son situaciones en las que no podés esperar», enfatizó.
Y dijo que está agradecida con el hospital San Bernardo, porque trataron muy bien a su hijo, cuando fue rescatado luego de ser atacado. “Sufrió un ataque, lo golpearon varias veces en la cabeza, le quitaron su ropa y desde ahí quedó con convulsiones”, contó entre lágrimas.
María también busca un centro de educación especial para su hijo, quien no sabe leer ni escribir y relató que asistió durante pocos meses al Centro de Día de Cerrillos pero quedó afuera de un momento al otro, porque supuestamente le dijeron que no hay más lugar. «Quiero un lugar donde mi hijo pueda divertirse, ser feliz, porque tengo que estar con él 24 horas del día», imploró.
Mateo anhela un futuro mejor
Mateo es físicamente grande y robusto, y su madre es más pequeña y delgada, por ese motivo es muy duro tratar de contener a su hijo. Por lo cual tiene que turnarse con su marido hasta para entrar al baño, ya que puede lastimarse porque es muy travieso. “El me dice mamá yo quiero ser normal, no te quiero hacer pasar angustia”, expresó.
En diálogo con El Tribuno, Mateo expresó su deseo de estudiar y ayudar a sus padres. «Me gustaría tener algo en la vida, un maestro, o algo para mí», dijo.
Su madre contó que cuando se escapó de su casa fue porque quería buscar trabajo al notar la angustia de la familia y cayó en manos de malvivientes. “Le hicieron lo que quisieron, no les importó la condición de mi hijo”, resaltó entre lágrimas.
No fue escuchada por los organismos del Gobierno provincial y municipal
La familia ha acudido a organismos de discapacidad del gobierno provincial y municipal sin éxito. “La última vez fui a la municipalidad por ayuda y no me la dieron, luego mi hijo convulsionó en la calle, agradezco a la policía que actuó de forma excelente hasta que llego la ambulancia”, relató con angustia.
La situación de Mateo y su familia es un llamado a la atención para la necesidad de apoyo y recursos para personas con discapacidad y sus familias. “Dejamos de trabajar para poder estar con él todo el tiempo, cada día es una angustia”, finalizó