¿Vale la pena invertir en época de vacas flacas?
La fuerte caída de ventas y de la actividad productiva en el ámbito local genera más división que en otras ocasiones sobre la conveniencia de invertir. En un contexto de caída del mercado interno, buena parte del conglomerado pyme actualizó sus máquinas y equipos a través de los créditos a tasas bonificadas en los últimos años, razón por la cual hoy trabajan con elevados niveles de capacidad ociosa. Muchas empresas han recortado turnos, y planteles y por el momento descartan nuevas contrataciones.
Por encima de todo, el factor que prevalece en la decisión de invertir en actual situación es el grado de confianza acerca de la superación de la crisis en el corto y mediano plazo.
Hablar de inversiones no solo es la compra de bienes de capital o tecnología, sino también de la certificación de normas de calidad o de medio ambiente. La inversión también comprende realizar pruebas de insumos y productos en laboratorios especializados, como los del INTI, capacitar personal, trasladar la planta a un parque industrial o realizar cambios dentro de las empresas.
Las estadísticas tampoco son uniformes. Según el INDEC las importaciones de bienes de capital en marzo cayeron 15,7% en abril 31% y de acuerdo a ADIMRA la producción nacional de estos bienes cayó 20,4% en el mismo mes.
De la misma magnitud es la caída que refieren en INTI respecto a la demanda de servicios a la entidad; mientras que en IRAM hablan de un crecimiento de 6,5% en la cantidad de firmas que iniciaron gestiones por servicios de conformidad, en lo que va del año.
No se animan o no pueden.
Cesar Federici conduce los destinos de Federici Amoblamientos, fábrica de muebles radicada en el clúster mueblero de la localidad santafesina de Cañada de Gómez, que agrupa a 150 empresas del rubro. Para el empresario la situación económica y la incertidumbre no amerita invertir en máquinas o nuevas tecnologías.
“En estos meses las ventas cayeron 40%, lo cual ha repercutido en los niveles de producción. Paramos una línea y nos sobra capacidad instalada, porque el año pasado habíamos incorporado nuevos equipos de alta tecnología y este año la demanda derrapó”, dijo Federici.
Entre marzo y octubre del año pasado Federici Amoblamientos había adquirido, a través de líneas del Fondep, una agujereadora de control numérico computado, una cabina de lustre presurizada y un compresor a tornillo. Además habían invertido en un proyecto de mejora del impacto ambiental, con medición de huella de carbono.
“Este año no da para inversiones. Tampoco ayudan las expectativas. No sabemos cuándo llegaremos al piso de la actividad económica. Y tenemos dudas sobre la política industrial, si es que la hay. Con la caída del poder adquisitivo poca gente está en condiciones de comprar bienes durables. No hay obra pública y hay muy poca obra privada. Y por si fuera poco en cualquier momento se abre la importación de muebles”, agregó el empresario.
Nicolás Santos es titular de Fibercord, una firma de Berazategui de 100 empleados, fabricante de fibras de nylon para la producción de neumáticos, cintas transportadoras y mangueras de caucho. Cuenta que que exporta 80% de su producción, pero casi sin rentabilidad. “El tipo de cambio no ayuda y las ventas al mercado interno cayeron 40% en abril. He suspendido turnos de producción. A esta altura me conformo con vender y recuperar costos. Definitivamente no puedo invertir”.
Santos explicó que desde 2019 mantenían una línea de inversión destinada a la calidad del producto, con detección de defectos y renovación de bobinadores, y también en la aplicación de soluciones de sustentabilidad y cuidado del medio ambiente dentro de la fábrica.
“De haber podido hubiéramos avanzado con los objetivos que nos planteamos con la consultora internacional EcoVadis, que nos audita en esta materia a fin de subir de la categoría bronce a plata, parámetros que son muy tenidos en cuenta por los importadores más exigentes del mundo. Con ese propósito hubiéramos tenido que invertir en eficiencia energética, tratamiento de aguas residuales y en economía circular. No pudo ser”, dijo el empresario.
Recortes
Borcal es una fabricante de calzado de seguridad y especificaciones técnicas, con planta en Mataderos, que no escapa a las generales de la ley.
“No dependemos de temporadas, como el resto de la industria del calzado, pero enfrentamos una generalizada caída de la demanda, que nos ha obligado a trabajar solo cuatro días en la semana. Y en consecuencia no estamos en condiciones de tomar personal ni de invertir”, dijo su titular, Daniel Risati, quien detalló que clientes como las fuerzas armadas y de seguridad no están comprando; la industria manufacturera compra un 20% menos y las multinacionales y pymes proveedoras de la minería y el sector eneregético aún no han iniciado las compras de este año.
“Nuestras últimas inversiones fueron en 2021 y 2023, cuando importamos máquinas de corte automático y un robot de raspado, con un crédito de Prodepro, de U$S 500 mil a tasa bonificada. Con esas dos máquinas mejoramos 30% la eficiencia y los tiempos de fabricación. Podemos esperar hasta que pase la crisis para volver a invertir” agregó Risati.
“La situación no está para encarar inversiones en el sector”, añadió Sergio Kuda, empresario gastronómico de La Plata y propietario de los restaurantes de cocina japonesa Kuda de La Plata y City Bell, Oky By Kuda, en Quilmes y Yuzu Izakaya, en Palermo. “En abril acusamos una caída del 15% en la cantidad de comensales respecto a marzo, cuando la cifra se había achicado 12%. Hoy, en pleno mayo, con un ticket promedio en torno a los $15.000 la retracción se acentúa”, añadió el empresario, y señaló que «empleado que se va, no se repone».
Dice que la caída en su sector comenzó en octubre. “Tras las elecciones se veía venir el parate. Por suerte nosotros nos habíamos anticipado. Entre febrero y julio del año cerramos el local de Palermo, para llevar a cabo de estética radical, con una inversión de U$S 130 mil». Y agregó que frenaron la construcción de un bar temático junto al restaurante de Quilmes, con el que quería incursionar en el formato de franquicias.
Los que apuestan
Radicada en la localidad de La Reja, con una fábrica de 10.000 metros cubiertos, Polyfilm fabrica y distribuye una larga lista de productos de embalajes de polietileno, así como bolsas de residuos y descartables, como bandejas y agitadores de café.
“En los últimos meses del año pasado Banco Credicoop nos había ofrecido la renovación de una línea crediticia y tras analizarlo en la empresa decidimos adquirir una impresora flexográfica, que se fabrica en Brasil, que es mucho más versátil y que puede imprimir hasta cuatro colores”, dijo Alejandro Leone, actual titular de Polyfilm.
La máquina tuvo un costo final equivalente a $350 millones, desembolsados en dos cuotas consecutivas, del 20% y 80% respectivamente, dadas las restricciones para girar dólares.
“El panorama dista de ser el mejor. A principios de mayo acumulábamos una caída en las ventas del orden del 20%, con problemas para importar repuestos y componentes y sin saber qué va a pasar con el mercado interno y con la apertura comercial, pero nos ofrecieron financiamiento muy competitivo y nos decidimos a invertir”, añadió Leone.
Fundada en 1985 por Raúl Santiago y dos hermanos, Alta Rotación es una empresa de Córdoba capital, especializada en la producción de barquillos, cucuruchos y otros envases utilizados en heladerías.
“En los primeros cinco meses del año enfrentamos una caída de ventas del 20% respecto a los mismos meses del año pasado, por bajas pronunciadas en las heladerías artesanales y de menor escala en las cadenas de marcas”, dijo Raúl Santiago (h), actual titular de la firma, quien contó que su padre fabricaba las máquinas para producir los tradicionales envases de helados, en base a harina y agua. Pero en 2017 la nueva generación descubrió una máquina alemana fabricante de obleas y wafles y, junto con la máquina, encontraron la alternativa para financiar este tipo de bienes de capital.
“Hasta entonces nuestras máquinas caseras tenían muchos defectos, 20% de desperdicio y productos a veces desiguales. Con la máquina alemana pasábamos a fabricar 9.600 cucuruchones de doble bocha por hora, cuatro veces más que con las nuestras y sólo 3% de desperdicio. El problema era cómo pagarlo”.
Santiago recuerda que tras explorar alternativas dieron con Banco Comafi, donde les ofrecieron la posibilidad de hacer un leasing a través de su empresa controlada The Capita.
“La máquina costaba U$S 1,2 millones y logramos financiarla con un leasing a 60 cuotas, que acaba de finalizar este mes de mayo, por lo tanto ya es de nuestra propiedad. Ahora estamos en plena gestión de un segundo leasing, para adquirir al mismo fabricante un equipo similar y más eficiente”, afirmó el empresario, quien con esta adquisición está apostando a un escenario de mejora en el consumo interno: el nuevo equipo produce 14 mil conos para helados industriales, que hasta ahora en buena parte se importan de Brasil. La máquina tiene un costo de entre U$S1,5 y 1,8 millones y ha sido prometida para los primeros meses del año que viene.
“Esperemos que la situación mejore. Alguna vez un coach me dijo: en épocas de mar picado los pescadores tienen que arreglar sus redes, para cuando vuelva la calma estar en condiciones de volver a pescar”.
Por su parte Mario Corral, titular de Mario Corral Agropecuaria, de Benito Juárez, en el sureste bonaerense, describe sensaciones contradictorias respecto a la marcha del negocio, caracterizada por una diversificada lista de cultivos. “En los últimos años habíamos financiado la compra de un tractor, fumigadores y un carro silero, con créditos convencionales, que sumaron unos U$S200 mil. Y este año hemos hecho varias operaciones de cheques de hasta U$S 30 mil para financiar la compra de insumos, como semillas y fertilizantes”.
En la multinacional de origen japonés Furukawa, jugador importante en la industria de la fibra óptica y los sistemas de telecomunicaciones, admiten que atraviesan por una situación difícil.
“Desde mediados de diciembre a la fecha registramos un desplome de la actividad en todos los segmentos que atendemos, del ámbito público y privado. Nos caracteriza la resiliencia y la actitud optimista sobre el futuro y largo plazo. Y por ello estamos adaptando nuestra estructura productiva y operativa a las características del mercado actual, de forma tal de ganar competitividad y fortalecernos para cuando el mercado se recupere”, dijo Ariel Levenshon, CEO de la filial local, con 90 empleados.