20 de septiembre de 2024

Paraje Incamayo, un oasis para los peregrinos de la Quebrada

Subiendo por la ruta nacional 51, en medio de una inmensidad que solo la Quebrada del Toro puede ofrecer, el paraje Incamayo se presenta taciturno y abierto a quien quiera permanecer allí. Este paraje se encuentra a 65 km de la capital salteña y a 5 km de la vieja estación Chorrillos. Incamayo es un lugar lleno de paz que invita al visitante a quedarse allí todo el tiempo que necesite para respirar aire límpido y puro y, de alguna forma, olvidar por unos momentos, el trajín y la ruidosa vida citadina.

Comienzos peregrinos

Hace 12 años empezó la peregrinación de los habitantes de la Quebrada del Toro de la mano de Carmen Lamas, quien fue la motivadora para realizar esta travesía. Año tras año se suman más fieles a esta caminata de fe. Mucho antes de esto, los pobladores de San Antonio de los Cobres empezaron con la peregrinación hasta la Catedral Basílica de Salta para renovar el Pacto de Fe con los Patronos: el Señor y la Virgen del Milagro. A esta caminata se iban sumando los pobladores de los demás parajes.

Una brisa fresca

La finca Incamayo, que pertenece a la familia Lazarte, está ubicada en el paraje Incamayo. Mauricio Lazarte y Hermenegilda Serapio, dueños de la finca Incamayo, tuvieron 7 hijos: Hugo, Cacho, José, Rubén, Arminda, Clara y Teresa. Cuando estos fallecieron, su hijo Hugo se quedó a vivir en la finca y junto a su esposa, Lecy, empezaron a recibir a los peregrinos que bajaban desde otros parajes; ofrecían la casa para que descansen un poco antes de continuar desandando el camino hacia la Catedral.

Tanto amor surgía de ellos en el dar y ofrecer que sus hijas, sobrinos y también sus hermanos siguieron con esta hermosa tarea de ayudar a los seguidores del Señor del Milagro.

Siguiendo la misma obra de brindar, Teresa Lazarte (una de las hijas del dueño de la finca), desde hace 7 años, es la persona a quien contactan desde Salta para ir a dar una mano amiga.

Teresa le contó a El Tribuno que su hijo Mauricio Guaymás fue el motivador para acoger a los peregrinos en la finca Incamayo. Mauricio, durante varios años, peregrinó con gente que venía desde San Antonio de los Cobres. En 2017 Mauricio le pidió a su mamá que si le pasaba algo, ella siguiera ayudando a estas personas para el Milagro. Teresa no entendió muy bien su comentario pero aceptó el desafío. Y como si hubiera sido un presagio, al año siguiente Mauricio falleció.

Esta es la razón por la que Teresa Lazarte, cada Milagro, organiza la recepción para los peregrinos que bajan de la Quebrada. Y allí se inició esa tarea solidaria. No solo ella… toda la familia Lazarte está involucrada sentimental y espiritualmente con esta misión (antes iniciada) abriendo las puertas de la finca para recibir a los peregrinos de la Quebrada del Toro.

La recepción

El lugar estaba decorado con esmero y se respiraba mucho amor y cordialidad en cada una de las personas que se encontraban allí, preparando los alimentos, tablones con frutas, sándwichs, golosinas, sin contar la cantidad incalculable de empanadas, carne a la parrilla y bebidas para ofrecer. «Todo esto está hecho por amor a ellos y a nuestros Patronos. Es nuestro granito de arena», comentó a El Tribuno con mucha alegría una de las señoras que trabajó arduamente en la preparación de los alimentos.

Marcos Lazarte (nieto de don Mauricio), preparaba unas carnes a la parrilla, y nos comentó que «esto es posible con la colaboración de servidores voluntarios que llegan desde Salta, aportando no solo alimentos sino también mucho amor y entrega hacia su prójimo. Cada año son más las personas que ofrecen su servicio desinteresado y cada Milagro es mejor».

En la entrada de la finca, con mucho amor y cuidado, Claudia Di Pauli, quien es parte de la familia Lazarte y de la organización para recibir a los peregrinos, con una amplia sonrisa procuraba que los parlantes para la música y el micrófono estén en perfecto estado para esperar a los devotos caminantes y animar el festejo.

El descanso

En un amplio predio enmarcado por el cerro de un lado, árboles, una aguadita y el césped que invitaba a descansar, los peregrinos hicieron uso del espacio para recuperar fuerzas y seguir hasta la estación de Chorrillos donde ya los estaban esperando para pasar la noche. Este grupo de personas, que llegaban a cerca de 1500, marchaban en compañía del padre Walter Medina quien durante todo el trayecto alentó con canciones y palabras motivadoras a los caminantes. Antes de partir hacia Chorrillos, en una especie de altar armado por los anfitriones, el padre ofreció unas palabras de agradecimiento y bendijo a todas las personas presentes.

Estas acciones de amor que se manifiestan con más fuerza en esta época del año en nuestra provincia, enseñan que la simpleza y sencillez calan hondo en los corazones, trayendo paz y amor.

Es bueno recordar que hay que volver a donde comenzó todo, como cuando «al principio existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios…». Que nuestra vida y la de todos siga siendo un eterno Milagro. ¡Feliz Milagro para el Mundo entero!

Eltribuno

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