La nueva cúpula policial, ante un escenario narco alarmante
Frenar el tráfico de drogas y los delitos conexos debe ser uno de los objetivos rectores de la nueva cúpula policial. Es cierto que el microtráfico es de competencia provincial y el narcotráfico atañe a lo federal, pero Salta está en una zona extremadamente crítica y en los últimos tiempos el crimen organizado se ha complejizado. En los barrios, la droga sigue destruyendo vidas y pone en riesgo a miles de vecinos.
La reciente salida de Miguel Ceballos como jefe de la Policía dejó mucha tela para cortar y analizar. Aunque se trató de menguar el motivo, es inocultable que el vínculo con el ministro de Seguridad y Justicia, Marcelo Domínguez, estaba muy deteriorado.
Al frente de la fuerza quedó Diego Antonio Bustos. Domínguez, además, removió de la cabeza del Servicio Penitenciario a Carina Torres. Ambos habían sido puestos por el anterior ministro de Seguridad, Abel Cornejo. Ahora Domínguez tiene a gente ungida por él.
El pedido de renuncia a Ceballos, a quien se lo pudo ver en su gestión en diferentes operativos como un policía más, tiene otros motivos. Fuentes consultadas en las últimas horas hicieron notar que la medida se concretó días después de la visita de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a Aguas Blancas.
El lunes, el secretario de Lucha Contra el Narcotráfico y la Criminalidad Organizada, Martín Verrier, quien acompañó a la ministra, remarcó que Gendarmería incautó 3 mil kilos de cocaína en lo que va del año en Salta. Es el doble de lo secuestrado en el período del año pasado.
Con Bullrich al frente de Seguridad, Gendarmería siente más respaldo. No obstante, la penetración del narcotráfico por pasos legales y clandestinos sigue siendo más que alarmante.
Aunque las autoridades resaltaron un trabajo conjunto entre la fuerza provincial y la federal, en esas conversaciones hizo ruido o quedó la sensación de que la Policía de Salta podría hacer un mejor trabajo en cuanto a drogas.
En un balance de gestión del ministro Domínguez, fechado en diciembre de 2023, justo a un año de su asunción, se expone que la Policía incautó en ese período solo mil kilos de droga.
Es cierto que la Policía necesita plenas garantías para poder hacer una labor a fondo contra el narcotráfico, en suelo donde operan grandes grupos narcos o en la tierra delos Castedo. Por eso requiere equipamiento y vehículos en condiciones.
En el fuero federal cada vez más llama la atención que narcos o dealers salteños o de Bolivia sean atrapados recién en Santiago del Estero o en Tucumán. Es decir que logran pasar tranquilamente la provincia.
Antes de designar a Bustos como jefe de la Policía sonaron otros nombres vinculados a la investigación de drogas, pero los perfiles también hacían mucho ruido.
En el norte provincial hay casos atravesados por la droga que todavía no están resueltos o se encuentran en investigación. Incluso están implicados en sectores de poder.
Sin ir más lejos, el 5 de junio se realizaron nuevos allanamientos en el marco de la investigación del crimen de César «Oreja» Martínez, hermano del actual intendente de Aguas Blancas. Los operativos se hicieron, entre otros puntos, en un inmueble fronterizo del jefe comunal Carlos Martínez. Bullrich, por esto, evitó que el intendente se sumará a las reuniones y recorridos en la frontera.
La droga por el norte, el chaco salteño y el sur provincial pasa a granel. Van en camiones, vehículos particulares y hasta en ambulancias.
En marzo pasado, por cierto, cayó el hijo del jefe de los Bomberos de Aguas Blancas junto a otra persona. Ambos viajaban a Orán y Gendarmería detectó en un control que en vehículo de los bomberos llevaban 300 kilos de cocaína. Luego detuvieron al jefe del cuartel.
En abril, los efectivos de la Sección «Monte Quemado» dependiente del Escuadrón 59 «Santiago del Estero» detuvieron la marcha de una ambulancia que había partido desde Orán rumbo a Buenos Aires. Una mujer fingía estar enferma y viajaban dos supuestos trabajadores. En realidad llevaban 134 kilos de cocaína.
El foco en los barrios de la capital salteña no debe perderse tampoco en el interior. La droga ha penetrado incluso a comunidades originarias, donde niños son consumidores frecuentes e incluso pueden ser utilizados para el delito.