La escuela que nació entre actos de protestas y un pedido a Evita
Ayer 23 de noviembre, la Escuela de Educación Técnica N° 3112 «San Ignacio de Loyola» de Cerrillos, cumplió 75 años de vida institucional. Al momento de su fundación fue filial de la Escuela de Manualidades de Salta, pero décadas después fue reconvertida y hoy es una escuela que imparte educación técnica. El instrumento legal de creación es el Decreto N° 180, del 23 de noviembre de 1949, originado en el Ministerio de Acción Social y Salud Pública de la provincia y rubricado por el gobernador interino, don Emilio Espelta.
El mencionado documento señala en principio, el deseo de las autoridades provinciales de que la nueva filial de Cerrillos abra sus puertas a partir del año lectivo de 1950. A consecuencia de ello, dispuso que el establecimiento funcione en el edificio que hasta hacía poco había ocupado la Estación Sanitaria «Santa Teresita» de la localidad.
En los considerandos de la norma se deja constancia que el Director General de Escuelas de Manualidades, ante una consulta técnica, había respondido que el edificio «resultaba adecuado para ser sede de la filial Cerrillos, pero que consideraba necesario efectuarle algunas innovaciones, limpiezas y refacciones en general».
Luego de algunas otras consideraciones, el artículo primero de la parte resolutiva del Decreto 180/49, dice textualmente: «Destínase para sede de la Filial de la Dirección General de Escuelas de Manualidades en Cerrillos, el edificio de propiedad fiscal que ocupaba la Estación Sanitaria de Cerrillos» (foto). En el artículo siguiente señala: «Se destina la suma $15.000 moneda nacional, para encarar de inmediato los arreglos necesarios a los fines que la nueva filial comience a funcionar en 1950».
De esta forma, el gobernador Emilio Espelta daba por concluido un preocupante conflicto que había surgido en Cerrillos por el destino que se le había querido dar al exedificio sanitario. Una disputa que en un determinado momento llegó a escalar hasta las más altas esferas del gobierno nacional y que por consiguiente, causó gran preocupación en el gobierno provincial, encabezado provisoriamente en esos momentos por el senador del departamento de Cerrillos, don Emilio Espelta.
El conflicto
A poco de inaugurado el nuevo edificio del Hospital «Santa Teresita» de Cerrillos, (septiembre de 1949), el inmueble de la vieja estación sanitaria fue cerrado por el Ministerio de Salud Pública de la provincia. Ante ello, el candidato a intendente del Partido Peronista (PP), José Luis Borelli, propuso en el transcurso de la campaña electoral que en esos momentos se desarrollaba, que dicha casona se la destine para el funcionamiento de una filial de la Dirección General de Escuelas de Manualidades de Salta. La iniciativa recibió de inmediato un amplio apoyo por parte de distintos sectores de la localidad, especialmente por parte de las mujeres que por entonces estaban muy movilizadas y organizadas, ya que en 1951 debían votar por primera vez. De más está decir que desde un primer momento el proyecto contó con el apoyo unánime de la flamante Rama Femenina del PP local, en cuyo seno había numerosas mujeres que conocían personalmente a la «Señora» (Evita) como le decían. Entre ellas, Laura Velarde Mors, Angela Yapura, Emma Kené de Juárez, Segunda Rosas de López, Bonifacia Puca de Cruz y Benjamina de Varisevich.
Y así fue que cuando la iniciativa educativa marchaba en el pueblo con viento a favor, el Ministerio de Salud Púbica de la provincia salió como bien dicen, con un «Domingo 7»: disponía que el exinmueble sanitario sea destinado para alojar un «Hogar para Tuberculosos».
Como es de imaginar, la noticia cayó como un balde de agua fría en Cerrillos, a punto tal que mucha gente, sin pertenencia política alguna, de inmediato adoptó una posición absolutamente contraria a la del Ministerio de Salud.
Pero la indignación generalizada no quedó en aprontes, por el contrario, pronto pasó a la vía de los hechos, y así fue que un grupo de vecinos resolvió reunirse para tomar algunas medidas al respecto. El resultado, luego de una corta deliberación, fue convocar al pueblo a un acto público que se concretaría el viernes 19 de noviembre. El motivo de la reunión era rechazar públicamente la propuesta del Ministerio de Salud de radicar un «Hogar de Tuberculosos» y además, apoyar la creación de una filial de la Escuela de Manualidades. Y tras la convocatoria, tomó estado público la decisión del candidato a intendente del peronismo local de renunciar a su postulación (en plena campaña electoral) si prosperaba la propuesta ministerial. Y como si eso fuese poco, la Rama Femenina del PP resolvió como se dice «ponerle la tapa a la olla»: enviar un telegrama a Eva Perón no solo denunciando la gravedad del conflicto sino que además, denunciaban la existencia de maniobras dudosas por parte de algunos funcionarios que se oponían a mejorar la instrucción de las mujeres. Por último, pedían encarecidamente a la primera dama su personal mediación a favor de que el edificio en cuestión se destine a la Escuela de Manualidades.
La verdad es que nunca se supo si efectivamente la señora Eva Perón medió o no en el conflicto, pero esperemos a leer los sucedidos.
El «miting»
Como los cerrillanos no estaban dispuestos a aceptar que en pleno centro del pueblo se instale un «Hogar de Tuberculosos», llevaron nomás adelante la organización del acto público. Para ello, resolvieron concretarlo a las siete de la tarde del 19 de noviembre, en el sector sur de la plaza del pueblo, al borde de la ruta nacional 9 (hoy 68).
Llegados el día y la hora, el señor Marcelo Santillán -vinculado al almacén de ramos generales de don Nicolás Defassio- hizo de maestro de ceremonias y entusiasta animador del «miting», como se le decía por entonces. El primer orador fue un comerciante de origen sirio, don Salomón Abud quien, a pesar de no dominar bien nuestro idioma, se hizo entender perfectamente y fue aplaudido en reiteradas oportunidades. De su eufórica alocución, quedó para la posteridad y para los memoriosos del pueblo una frase que fue recordada por mucho tiempo: «Si dejamos que en este pueblo se radique ese hogar (de turberculosos), a Cerrillos no vendrán nunca más ni lo gorrione, ni lo golondrino, ni ningún bajarito», remató. Recordemos que por entonces, Cerrillos era la localidad preferida por una gran cantidad de veraneantes.
La forma en que fue reflejada en el diario.
Y tras las enfervorizadas palabras de don Salomón, Santillán anunció la palabra de otro reconocido comerciante local, don Francisco Martín Pardo, por entonces propietario de la única panadería del pueblo y además, candidato a concejal de la UCR. Martín también manifestó su público rechazo a la iniciativa, y en idéntico sentido lo hicieron don Narciso Ahanduni, (comerciante), Horacio Corimayo, (constructor), Miguel Cuello, dirigente gremial de FASA (Federación Argentina de Sindicatos Agrarios), Roberto García, de la Unidad Básica de Cerrillos y, cerrando el acto, doña Laura Velarde Mors, de la Rama Femenina del PP de Cerrillos.
El acto fue todo un éxito por la cantidad de gente que asistió a la plaza Serapio Gallegos, entre ellas, algunas familias de veraneantes. Pero lo cierto es que aquella noche dos cosas quedaron en claro: el rechazo total al hogar de tuberculosos y la aprobación unánime a la creación de la Escuela de Manualidades.
Resultado
La llegada de aquel fin de semana amainó un poco los ánimos de los cerrillanos, pero el domingo 21 de noviembre, el núcleo de los vecinos convocantes volvió a la carga luego de la reunión que mantuvieron en el atrio de la iglesia al concluir la misa de las 10 y media. Allí se resolvió organizar en los próximos días un nuevo acto de protesta pero esta vez con la asistencia de gente de la zona rural. El acto pintaba ser «apoteótico» al decir de uno de sus organizadores, pero todo quedó en la nada: el martes 23 de noviembre el gobernador Emilio Espelta dio por concluido el entredicho al rubricar el ya mencionado Decreto N° 180/49. El texto completo del mencionado decreto fue publicado por El Tribuno, el miércoles 24 de noviembre de 1949 (foto). Y el domingo siguiente, 29 de noviembre, el cura párroco Luigi Zangrilli rezó una misa de acción de gracia por los resultados obtenidos por los vecinos del pueblo.