24 de noviembre de 2024

Heavy metal, ruidos de animales e inodoros japoneses: cómo son los nuevos baños de los restaurantes

Históricamente fueron un lugar olvidado en la mayoría de los restaurantes. Con suerte, estaban limpios y prolijos, como si lo que sucediera allí estuviera disociado de lo que ocurría en el salón y en la cocina, sin entender que todos esos espacios son espejos del proceso biológico que ocurre en el ser humano en relación al acto cultural, pero también biológico, de comer.

Pero eso cambió. Y ahora los baños ganaron un protagonismo inédito, convirtiéndose en muchos restaurantes en algo que da que hablar.

Uno va a comer y a beber, eso está claro. Pero cada vez más, todo lo que rodea al sentarse a la mesa se ha jerarquizado. La experiencia ya no es una novedad, sino una condición que un lugar que se precie debe ofrecer a sus clientes. Entonces, el baño deja de ser algo más.

Entre las aperturas gastronómicas de este año, una llamó particularmente la atención por su baño: la parrilla palermitana José El Carnicero. “Está inspirada en un tío mío que fue carnicero”, cuenta Germán Sitz, su dueño junto a Pedro Peña.

El baño deliberadamente elige cosas de “materialidad fría”, dice Sitz, que remiten a una carnicería, a un frigorífico. Entonces, para ingresar desde el salón hay que pasar por unas cortinas plásticas (como en las viejas carnicerías) y ahí lo que más llama la atención es la bacha de acero y el espejo, que tiene un efecto que hace que quien está parado quede del otro lado, donde está la cámara con las carnes colgando.

Quisieron jugar con el baño como un vestuario, que el comensal se sienta un poco ese trabajador. En los cubículos hay en el techo un espejo para sumar calidad, un inodoro japonés (de esos con un montón de botones, agua y tabla caliente), un display en la puerta con revistas Rolling Stone y Playboy. Ah: y suena heavy metal a todo trapo.

Con botones. La tabla Toto, en el inodoro japonés de José El Carnicero. Foto Fernando de la OrdenCon botones. La tabla Toto, en el inodoro japonés de José El Carnicero. Foto Fernando de la Orden

Se podría decir que Sitz y Peña lo hicieron otra vez. Porque fueron pioneros en la movida de jerarquizar el baño cuando en 2017 abrieron el disruptivo Niño Gordo. “Estamos ahora hablando de baños cuando hay hasta cuentas de Instagram que se sacan fotos en los años. Pero Niño Gordo nació en un momento en que nadie le daba bola”, contextualiza.

Todo el restaurante es una película en la que el cliente va descubriendo espacios. Inspirado en los comedores del barrio coreano, la entrada es una puerta roja con unas pegatinas y un timbre. Una vez adentro, un salón lleno de lámparas rojas, una barra inspirada en el Chinatown neoyorquino, y finalmente otra sorpresa en el baño, con las paredes enchapadas en cobre ionizado simulando el oro, dragones, música y también las tablas Toto que, cree Sitz, fueron las primeras que llegaron al país: las trajo una amiga que estaba de viaje en Japón. En la película de Niño Gordo, el baño es el plot twist. “Bruce Willis está muerto”, se ríe Germán.

Sorpresa en el baño. El de Niño Gordo, todo en dorado. Foto Fernando de la Orden Sorpresa en el baño. El de Niño Gordo, todo en dorado. Foto Fernando de la Orden

El empresario linkea el año de apertura con la explosión de Instagram. Y es que una de las principales razones del boom de los baños está vinculada con esa red social.

Cecilia Boullosa, periodista gastronómica, en Instagram es @chicaelectricaa. Hace ocho años empezó a sacarse fotos en los espejos de los baños “porque no me gusta sacarme selfies, la foto en el espejo me parece más amigable”. No recuerda si por idea suya o de algún seguidor, impuso el hashtag #bañoselectricos, para taguear las fotos que ella y sus followers se sacan en los baños.

“El baño es hoy una photo opportunity, dice usando esa expresión en inglés que refiere a un lugar ideal para fotografiarse (y compartir en las redes, claro). “Si el baño tiene un diseño interesante, es una instancia para comunicar el restaurante. Hoy los baños están 100% pensados con ese sentido”, sostiene. Sitz coincide en que “la foto en Instagram contribuye a dar a conocer un restaurante en un 50% o más. Es una gran herramienta«.

Corriente es un restaurante de Villa Crespo que abrió a fines de 2022 en una antigua fábrica de dulce de leche y que es muy innovador por su propuesta gastronómica desafiante y su estética post industrial. Todo el local tiene una impronta de detalles acabados y otros a medio realizar y así son sus sanitarios, ubicados donde estaban los vestuarios.

Estética industrial. Durlock a la vista y bacha de metal en el restaurante Corriente. Foto Fernando de la OrdenEstética industrial. Durlock a la vista y bacha de metal en el restaurante Corriente. Foto Fernando de la Orden

Demolimos y dejamos parte de los muros y le adosamos cosas nuevas”, comenta Juan Manuel Peyregne, arquitecto y uno de sus dueños. Los baños están separados por género y hay uno para personas con discapacidad, pero no tienen ninguna identificación. Detrás de la puerta –donde los clientes pueden escribir mensajes, como en un baño público– hay bachas de diseño, amenities como crema de manos y sus particulares luces LED.

Juego con las luces. En el baño de Corriente. Foto Fernando de la Orden Juego con las luces. En el baño de Corriente. Foto Fernando de la Orden

“Jugamos con la iluminación en todo el local: la cocina a la vista, luz fría; el salón, cálida; y el baño con luces de color –detalla el arquitecto–. En muchos lugares sólo se piensa en el salón y se esconde la cocina y el baño también. Quisimos no esconder lo que normalmente es privado. No existen zonas más o menos jerarquizadas en Corriente”.

Pensar el baño como parte del restaurante fue lo que hicieron también en Trescha, el espacio de Tomás Treschanski que a menos de un año de abrir ganó una estrella Michelin. Con reminiscencias de una caverna, se destaca la manivela dorada del comando de la canilla, la mesada de apoyo que imita el lapislázuli y detalles de confort que incluyen hasta cepillo de dientes.

Experiencia de alta gama. En Trescha hay hasta cepillos y pasta dental. Foto TreschaExperiencia de alta gama. En Trescha hay hasta cepillos y pasta dental. Foto Trescha

“Históricamente el baño era considerado un lugar funcional. En los últimos años el enfoque cambió y se ve como una extensión del diseño interior”, explica Santiago Irurzun, el arquitecto que lo diseñó “en línea con la experiencia de alta gama y estética contemporánea de Trescha. La idea es que los comensales puedan sentir la coherencia en todos los aspectos de su visita”.

En Alo's instalaron un sistema especial para que las plantas crezcan en la pared de la bacha. Foto Alo'sEn Alo’s instalaron un sistema especial para que las plantas crezcan en la pared de la bacha. Foto Alo’s

En Alo’s, del chef Alejandro Féraud en San Isidro, dieron un paso más. El baño ahora prácticamente se extiende para integrarse al restaurante, que está cumpliendo 10 años. En una reciente renovación, decidieron trasladar allí el concepto de disrupción y modernidad con los pies en la tierra de su cocina.

Así, el diseño del estudio Mazzinghi Sánchez juega entre el desborde de la naturaleza y lo net del cemento alisado. Ese material integra las paredes y el piso, junto con los inodoros negros apuntan al total black, y en el espacio de la bacha pusieron plantas naturales, un desafío técnico. “Existe un sistema de riego con una bomba y un timer que las riega varias veces al día, como así también luces LED cálidas que permiten que las plantas realicen fotosíntesis y puedan crecer. La idea es que vayan cubriendo las paredes”, detalla el arquitecto Jorge Mazzinghi.

Animales en el baño. En las paredes y el sonido de la ex confitería del Zoo porteño. Foto Aguila Pabellón Animales en el baño. En las paredes y el sonido de la ex confitería del Zoo porteño. Foto Aguila Pabellón

Aguila Pabellón, el restaurante que ocupa la vieja confitería del Zoo porteño, buscó que incluso desde los baños se pudiera apreciar en forma inmersiva el contexto en el que está emplazada: el Ecoparque. Los arquitectos del equipo de diseño de Grupo Abridor los ubicaron en un espacio que no era el original, y colocaron la isla central para lavarse las manos de manera que la gente pueda ver a través de las ventanas el verde del lugar y la avenida Sarmiento. Pintaron murales de animales en las paredes y sumaron un detalle particular: no hay música sino sonidos de las aves del parque, que se grabaron y editaron para capturar con precisión sus cantos.

Boullosa pasa su consejo para tomarse una buena selfie en un baño (“Nunca se tiene que ver el inodoro, pierde la magia”), y dice que para un baño instagrameable la iluminación es clave (“Puede ser muy creativo, pero si está mal iluminado la foto va a salir mal”) y que no necesariamente los empresarios deben realizar una gran inversión. Menciona como ejemplo al de la pizzería Cancha, que tiene su espejo ploteado como un carnet de un club de fútbol: “A veces el baño es la oportunidad para hacer un chiste, generar una complicidad con el cliente”.

Foto en el espejo. Con los murales del Bilbo de Villa Urquiza. Foto Bilbo CaféFoto en el espejo. Con los murales del Bilbo de Villa Urquiza. Foto Bilbo Café

Ese mismo concepto aplicaría para el de la cafetería Bilbo, donde la pieza destacada es un mural en colores pasteles del artista Ninja Rojo, que remite a los granos de café: hay uno en el local de Villa Urquiza y otro en el del Centro Cultural Recoleta, y es un imán para las fotos.

Los baños de Chui fueron pensados como un lugar social. Foto Emmanuel Fernández Los baños de Chui fueron pensados como un lugar social. Foto Emmanuel Fernández

Hay baños que sólo funcionan para un lugar. Eso creen los dueños de Chui, un restaurante también particular, en un exuberante jardín en Villa Crespo. Ubicados al fondo, no dejan de ser protagonista, con sus grandes boxes de hierro y la bacha que es un bebedero de caballos. “Está pensado como un lugar de intercambio y social. Por eso la música suena muy bien, es mixto y espacioso”, dice Ivo Lepes.

Eso es, en definitiva, a lo que aspira esta generación de gastronómicos: que también el toilette deje satisfecho al cliente. “Cada tanto ves que te etiquetan en las fotos, más las mujeres que los hombres. Pero la gente lo disfruta. ‘Andá a mirar el baño’, es un comentario que escuchás seguido en el salón. Es un detalle que suma”, cierra el dueño de Corriente.

La carne en el espejo. Desde el baño de José El Carnicero se ve su cámara frigorífica. Foto Emmanuel Fernández La carne en el espejo. Desde el baño de José El Carnicero se ve su cámara frigorífica. Foto Emmanuel Fernández
Bacha metálica, para imitar a la de los frigoríficos en la parrilla de Palermo de los dueños de Niño Gordo. Foto Emmanuel Fernández Bacha metálica, para imitar a la de los frigoríficos en la parrilla de Palermo de los dueños de Niño Gordo. Foto Emmanuel Fernández
Los cubículos de José El Carnicero. En ellos suena heavy metal a todo volumen. Foto Emmanuel Fernández Los cubículos de José El Carnicero. En ellos suena heavy metal a todo volumen. Foto Emmanuel Fernández
Estética industrial. Los baños de Corriente están en lo que eran los viejos vestuarios de una fábrica. Foto Fernando de la Orden Estética industrial. Los baños de Corriente están en lo que eran los viejos vestuarios de una fábrica. Foto Fernando de la Orden
Luces de colores. Los baños tienen una iluminación particular con LED. Foto Fernando de la Orden Luces de colores. Los baños tienen una iluminación particular con LED. Foto Fernando de la Orden
Como una caverna. La bacha de piedra y la canilla-manivela en el premiado Trescha. Foto Trescha Como una caverna. La bacha de piedra y la canilla-manivela en el premiado Trescha. Foto Trescha
Animales en las paredes. Los baños de Aguila Pabellón. Foto Grupo Abridor Animales en las paredes. Los baños de Aguila Pabellón. Foto Grupo Abridor
Total black. En Alo's el cemento alisado y los inodoros negros se conjugan con las plantas naturales. Foto Alo'sTotal black. En Alo’s el cemento alisado y los inodoros negros se conjugan con las plantas naturales. Foto Alo’s
Espejo. Los baños de Chui fueron pensados como un lugar social. Foto Emmanuel Fernández Espejo. Los baños de Chui fueron pensados como un lugar social. Foto Emmanuel Fernández
La bacha de Chui es un bebedero de caballos. Foto Emmanuel Fernández La bacha de Chui es un bebedero de caballos. Foto Emmanuel Fernández
Dragón. El detalle de la canilla de Niño Gordo. Foto Fernando de la Orden Dragón. El detalle de la canilla de Niño Gordo. Foto Fernando de la Orden
Tabla Toto. Las de Niño Gordo fueron las primeras que se pusieron en gastronomía en el país. Foto Fernando de la Orden Tabla Toto. Las de Niño Gordo fueron las primeras que se pusieron en gastronomía en el país. Foto Fernando de la Orden

Clarín

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