Hay malestar social en Pichanal y el intendente Julio Jalit ni aparece
La comunidad de Pichanal atraviesa una situación de creciente malestar, con manifestaciones y denuncias por la atención en el sistema de salud, pero además por la prolongada ausencia del intendente Julio Jalit.
La chispa que encendió el reclamo, fue la reciente muerte de una bebé, supuestamente debido a una falta de atención en el hospital de Pichanal. Este trágico suceso detonó una manifestación popular que exigió justicia frente al frente al hospital y atención a los múltiples problemas estructurales que afectan a la comunidad.
A raíz de esta situación, el ministro de Salud de la provincia, Federico Mangione, convocó a una reunión en Pichanal para abordar la crisis. Sin embargo, el encuentro entre autoridades sanitarias y locales estuvo marcada inicialmente por la notoria ausencia del intendente Jalit, quien debería haber sido anfitrión. Jalit llegó tarde y luego no estuvo presente en una reunión posterior en el hospital local, dejando una vez más la imagen de una gestión indiferente y alejada de las problemáticas urgentes que enfrenta la comunidad.
Jalit viene siendo señalado por sus prolongadas ausencias desde que asumió su mandato en diciembre de 2023, cuando, de forma insólita, delegó su asunción a un representante legal, quien justificó su ausencia diciendo que el intendente estaría «presente en forma espíritual».
Desde entonces, la comuna ha funcionado en una suerte de piloto automático, sin una dirección clara ni respuesta efectiva a los reclamos de los habitantes. La situación ha llegado al punto en que, en redes sociales, se viralizó la imagen de una torta conmemorativa por los siete meses de su mandato sin haber pisado el edificio municipal.
A pesar de las constantes quejas, el consejo municipal conformado en su mayoría por aliados oficialistas ha mantenido un silencio cómplice frente a las ausencias reiteradas de Jalit. Este silencio ha permitido que la gestión continúe sin rendir cuentas ni responder a los problemas estructurales, agravando la situación de los habitantes de Pichanal, quienes acusan a la administración de desatender necesidades esenciales.
Este escenario deja a Pichanal en la incertidumbre. La falta de compromiso de Jalit ante el mandato que recibió de su comunidad, no solo ha generado indignación, sino también un vacío de gestión que afecta tanto a los servicios públicos como a la confianza de los ciudadanos en sus autoridades.
La responsabilidad ha recaído en el secretario de Gobierno, José Cabrera, aunque su papel parece igualmente limitado y sin una guía clara ante los problemas. Para los vecinos, esta «presencia espiritual» de Jalit ha significado meses de abandono, con un municipio a la deriva que, en lugar de soluciones, parece ofrecer solo más promesas incumplidas.
La situación en Pichanal expone un preocupante ejemplo de cómo la desatención y la falta de compromiso de las autoridades pueden agravar aún más la calidad de vida de sus habitantes, una realidad que hoy exige respuestas claras y, sobre todo, la presencia activa de quienes han sido elegidos para liderar.
Lleva once meses sin aparecer
«Hasta el momento no apareció en el municipio ni tampoco al hospital. Ya llevamos casi once meses y nunca apareció en el municipio» indicaron los pobladores el pasado 24 de octubre, cuando se llevó a cabo la marcha por la muerte de la nena.
Intendente Julio Jalit.
Jose Cabrera, secretario de Gobierno, es quien está al frente pero también desaparece frecuentemente ante la imposibilidad de dar respuestas a los planteos y situaciones que solo el intendente podría resolver.
La «figurita difícil» tras el asueto de 72 horas
Desde que asumió y salvo un par de ocasiones, Jalit no se apareció por el municipio y si bien es una actitud reprochable por su cargo al frente de la comuna, los vecinos de la localidad están «ya acostumbrados a su ausencia permanente».
Como increíble antecedente de su marca personal de faltazos, Jalit ni siquiera se apareció el día que tuvo que sumir al frente de la comuna, el 10 de diciembre de 2023. Para ello envió a su abogado representante, quien al ser consultado por la presencia del nuevo jefe comunal, comunicó irónicamente que «Jalit si iba a estar presente, pero en forma espiritual».
Casi como una profecía sobre lo que iba a ocurrir con su mandato en los meses venideros y luego de asumir el cargo «en forma espiritual», Jalit declaró automáticamente 72 horas de asueto para todo el personal de la comuna.
Podría haberse tratado esto de una intención estratégica para acomodar algunas oficinas de acuerdo a su plan de gestión, pero en realidad la municipalidad se encuentra en «piloto automático» desde aquel momento.
En adelante, Jalit se transformó en la figurita difícil del municipio. Apareció en algunos eventos al parecer como inercia propia de la campaña, pero nunca más se lo volvió a ver por la sede municipal donde reina el descontrol, la incertidumbre y lo que es peor, la desatención a los vecinos.