General Güemes: Perdió un brazo y volvió a su trabajo de chapista
El pasado 14 de octubre, David Zalazar protagonizó un accidente que cambió su vida para siempre. Dueño de un taller de chapa y pintura en calle Sarmiento en la ciudad de Gral. Güemes, salió conduciendo una camioneta Hilux, propiedad de uno de sus clientes. Fue a comprar productos para la tarea que realizaba. Al regreso, se detuvo unos 20 metros antes de su taller, para hacer entrega de un paquete de coca a un vecino que le había encargado. Cuando intentó continuar hasta su taller, la camioneta salió disparada hacia adelante. Unos metros más adelante rozó la parte trasera de un camión estacionado y el brazo izquierdo de David que mantenía por fuera de la cabina, le fue literalmente arrancado. La Hilux continuó su recorrido cruzando hacia la vereda opuesta, donde colisionó a un Fiat Idea estacionado.
El pasado 14 de octubre, David Zalazar protagonizó un accidente que cambió su vida para siempre. Dueño de un taller de chapa y pintura en calle Sarmiento en la ciudad de Gral. Güemes, salió conduciendo una camioneta Hilux, propiedad de uno de sus clientes. Fue a comprar productos para la tarea que realizaba. Al regreso, se detuvo unos 20 metros antes de su taller, para hacer entrega de un paquete de coca a un vecino que le había encargado. Cuando intentó continuar hasta su taller, la camioneta salió disparada hacia adelante. Unos metros más adelante rozó la parte trasera de un camión estacionado y el brazo izquierdo de David que mantenía por fuera de la cabina, le fue literalmente arrancado. La Hilux continuó su recorrido cruzando hacia la vereda opuesta, donde colisionó a un Fiat Idea estacionado.
Se habló de un ataque de epilepsia como responsable del accidente, algo que fue desmentido por el propio Zalazar, quién después, a solo dos semanas de ocurrido el accidente, se pudo reintegrar a su tarea laboral. «Estoy bien, por suerte el brazo amputado sanó correctamente. Me duele un poco, pero eso no me impide que pueda hacer mi trabajo» explicó David. Con su brazo diestro puede pintar y soldar y el trabajo pesado lo realizan dos ayudantes. «No me deprimí, no me quedé solo en lamentos, sé que tengo que salir adelante. Las cosas me van demandar más esfuerzo pero me voy a ir acostumbrando» dijo el joven de 44 años.
Zalazar aclaró que no se trató de un ataque de epilepsia. «Dicen que es mi culpa porque me subí a manejar siendo epiléptico. Lo soy, pero siempre manejé y nunca me pasó nada. Este accidente no fue por un ataque epiléptico, yo todavía no le encuentro explicación». Según lo que recuerda, después de entregarle las hojas de coca al vecino, tenía el pie en el embrague. Solo debía conducir 20 metros hacia su taller. No se explica por qué la camioneta salió disparada como si estuvieran pisando a fondo el acelerador. «Tal vez una falla mecánica que trabó el acelerador. No me explico qué pasó. Yo estuve siempre consciente y cuando vi que me estrellaba contra el camión, pegué un volantazo hacia la derecha, pero lo rozó y como mi brazo estaba afuera de la ventanilla, fue arrancado por el paragolpes. Nunca perdí la conciencia y nada pude hacer hasta que choqué con el auto y me detuve contra las rejas de la casa. Sentí un dolor insoportable. Yo gritaba y la boca se me secó; soporté hasta que me llevaron al hospital, recuerdo todo, hasta lo que hablaban los médicos» explicó.
Traslado de urgencia al hospital San Bernardo
Zalazar fue compensado en el Hospital Joaquín Castellanos y trasladado al hospital San Bernardo, donde le amputaron los huesos que aún tenía pegado a la parte superior del brazo, totalmente destrozado. «No era posible reconstruir el brazo. Cuando supe de la amputación, me sentí muy mal, pero lo superé. Ahora espero por una prótesis adaptada para el trabajo que realizo». Con respecto a los daños materiales, David manifestó que ya mantendrá un diálogo con los propietarios, tanto de la camioneta como del automóvil, para realizar una evaluación y ver qué porcentaje de lo dañado puede ser solucionado en su taller.
Con respecto a esta situación, Rubén Tejerina dueño de Fiat Idea y de la vivienda afectada, manifestó: «Me alegra que este bien y pueda volver a trabajar, por él y su familia, pero creo, al igual que los vecinos, que el accidente fue producto de una imprudencia. Considero que David era consciente que no podía ponerse al frente de un volante, por esa razón voy a aceptar que se haga cargo de los arreglos. Yo soy un trabajador que la viene peleando, pero sí le pido que no intente volver a conducir, porque conociéndolo es posible que lo intente a pesar de la falta de su brazo, y podría generar una tragedia» dijo el vecino.