21 de septiembre de 2024

Entrevista a Marcos Peña: su visión de la Casa Rosada, sus errores y los cambios tras alejarse de la política

Marcos Peña está alejada de la política, incluso de la vida partidaria. Su último cargo fue el de jefe de Gabinete de la Nación, entre 2015 y 2019 en la presidencia de Mauricio Macri. Tras la salida, empezó un camino de reconexión interior. Contó que al alejarse de la función pública no tenía otro ingreso y por eso abrió una consultoría internacional. En esa profunda búsqueda, con una visión más distante del ser político, lo llevó a escribir «El arte de subir (y bajar) la montaña», libro que presentará el miércoles a las 19 en el Salón del Copaipa, en Zuviría 291.

En una entrevista con El Tribuno, Peña recordó algunos momentos que marcaron su paso por la jefatura de Gabinete, el proceso que vivió en estos años y Proyecto 77, un cíclo de entrevistas a líderes de diferentes países a través de podcasts. Al repasar sus errores, dijo que le faltó construir puentes, incluso con referentes del kirchnerismo.

En tu libro «El arte de subir (y bajar) la montaña» te sacás la coraza que se ponen los políticos y reconectás con vos ¿Cómo fue ese proceso?

Fue un proceso que arrancó cuando me fui del gobierno, cuando terminamos el mandato (diciembre de 2019). Pero esto había arrancado un poquito antes, como cuento en el libro, con la decisión que tomo en mayo de 2019 de no seguir, ya sea si ganábamos o no, no iba a seguir en política.

En el libro contás que tuviste un problema con tu pareja…

Bueno, fue una conversación, una sensación de llegar a un límite de lo tolerable para lo que era nuestro núcleo de familia. Ahí un poco lo que le digo es «bancarme, que esto es lo que hago, no es lo que soy, dame tiempo que terminemos esto». Eso abrió como una etapa distinta en la cual, sobre todo gracias a la pandemia, me pude poner como un objetivo tras un trabajo personal que tenía pendiente hace mucho, de reconexión conmigo mismo, de enfoque terapéutico y también de entender lo que había vivido y el impacto que eso había tenido. Y bueno, eso me fue llevando a un camino que continúa al día de hoy, del aprendizaje y de cambiar la perspectiva.

Y justamente, como decías antes, poder mirar todo esto que viví y que vivo hoy, y que por ahí trabajo con otros que están viviendo, desde un enfoque centrado en la persona y no centrado en lo institucional, en lo ideológico, en lo partidario, un montón de cosas que nos disocian un poco de esa experiencia humana. Justamente en el libro hacés referencia a que lo que hacemos nos termina absorbiendo, identificando…

Sí, creo que nos pasa a todos, que es parte a veces de la trampa en la que vivimos hoy en día, que buscamos como una identidad profesional, laboral, que es como una especie de traje que nos ponemos por encima de la persona. Y ni hablar cuando es una figura pública, pasa a ser muy dominante sobre tu vida. Y tenés mucho riesgo de que eso te vaya comiendo un poco la parte humana. Por eso está bueno esta idea de entender que son situaciones que duran un tiempo pero no te identifican como persona.

Fuiste jefe de Gabinete de la Nación, figura que fue establecida en la reforma de la Constitución en 1994. Más allá del modelo operativo y político que se buscó en aquel entonces con ese cargo, definís que termina siendo un pararrayos del Presidente ¿Cómo lo viviste? ¿Cuáles fueron los momentos más álgidos?

La primera reflexión es que por algo uno busca estar en ese lugar. No es que uno sea víctima de ese lugar, sino que de alguna manera encontrás el sitio donde querés estar, con lo bueno y lo malo que tiene ese rol. Creo que el mayor costo centralmente pasaba un poco por esa desconexión que necesité generar para poder sobrevivir a ese nivel de tensión, de agresión, de energía concentrada. Entonces te vas acostumbrando un poco al contexto y eso te va reduciendo sensibilidad también del autocuidado que tenés que tener ahí mismo, también para la propia función. Creo que esto también es súper importante destacar que toda esta reflexión para mí no atenta contra la eficacia o la capacidad que uno pueda tener en una tarea, sino que está al revés, pensada para ver cómo mejorarla, digamos Y siento que esa desconexión al final del día genera un daño en la tarea.

Encaraste «Proyecto 77», que es una serie de entrevista en formato Podcast a diferentes líderes, y uno hace referencia al montañista, que se pone diferentes capas, que son buenas para la autodefensa, para la autoprotección, para no ser tan vulnerables ante las críticas, pero también te hace perder un contacto con la realidad. En tu caso, ¿sentiste que estabas con demasiadas capas y que perdiste ese contacto con la gente, con la realidad?

Marcos Peña en su canal de YouTube.

Lo que perdés, sobre todo, es el contacto con el plano emocional, tanto propio como ajeno. El día a día de un gobierno nacional está muy lejos de la calle, que es la gran diferencia con cuando tuve la experiencia en un gobierno local, en la Ciudad de Buenos Aires. Ya de por sí un gobierno nacional te aleja un poco de la territorialidad, sobre todo en un país tan grande. Pero lo que más te afecta esa capa protectora es la emocionalidad con uno mismo, con el contacto con los demás, y te dificulta mucho lo que no tiene que ver estrictamente con lo operativo, práctico, pragmático, digamos.

O sea, pasás de alguna manera a estar en un modo mucho más mecánico en algunas cosas. Y eso creo que sí afecta, por un lado, el registro emocional de otra gente, sea con la que te reunís, o sea, de lo general, y también altera tu capacidad de conectar con el otro,

O sea, cuando comunicás, sobre todo con el rol de comunicación, eso alimenta esa visión a veces más mecánica, más soberbia, o más fría, que mucha gente sintió conmigo.

Me llamó la atención que contás que cuando finalizás el cargo de Jefe de Gabinete no tenías otro ingreso, otro trabajo… Uno piensa a veces que los políticos ya lo tienen todo resuelto. Y vos decidiste dedicarte a la consultoría internacional ¿Es así?

Sí, sí, yo viví de mi sueldo, los 18 años que estuve en la política, 16 años de función pública.

¿No tenías empresas?

No, nada. Creé mi empresa cuando salí. Yo entré a trabajar con Mauricio en el 2001, con 24 años, recién salido de la facultad hace poquito tiempo. Mi familia no tiene empresas, ni recursos, más allá de que nunca nos faltó nada, digamos. Y tanto mi mujer como yo vivimos de lo que hacemos. Y claramente ese es un desafío enorme.

Mucha gente piensa que estas personas tienen todo resuelto, y no. El Presidente o Vicepresidente sí tiene una jubilación, pero el Jefe de Gabinete, no.

Y tenés que empezar a pensar eso, generar ingresos. Mucha gente, por ahí eso no lo ve, porque lo habitual es que te vayas a otro cargo público, te quieras quedar en lo político, pero no era mi caso.

¿Cómo fue el desapego político?

La saturación ayudó un poco, la saturación de la experiencia había sido súper intensa, sobre todo el último año. Igual fue gradual, tengo muchos amigos, gente que conozco. El primer año tenía más conversaciones que el segundo, que el tercero, que el cuarto, que ahora, es como que ha sido un proceso gradual de ir alejándome y de ir confirmando esa vocación de decir, bueno, ya está… La experiencia política es una experiencia muy centrada en relaciones con personas. Mucha gente que por ahí trabajaba conmigo, acompañarla en el proceso también de su propia reconversión, o viendo lo que pasaba, o tratando de ayudar desde afuera a gente amiga, pero con cada año eso fue bajando cada vez más.

¿Y cómo decidiste dedicarte ahora a trabajar en el liderazgo?

Cuando empecé a trabajar en este tema de consultoría en otros países, combinado con mi proceso personal, fui como indagando de curiosidad intelectual en muchos de estos temas, de cómo se piensa esa situación de liderazgo, cómo es la formación, el acompañamiento, las herramientas. Primero hice un «paper», después con ese «paper» fui al podcast, que era un poco testear experiencias de otras personas en otros países, pero de mi generación, en distintas disciplinas. Y después llegó el libro, y un poco la conclusión fue doble. Por un lado, lo que yo aprendí en el camino le puede servir a otros. Por otro lado, sentís que todo el mundo necesita ayuda, es una combinación. Entonces, poder decir, bueno, mi forma de aportar, porque sigo teniendo vocación por lo público, por transformar mi sociedad, por contribuir, va a ser más indirecta, más ayudando a otros que están adentro de la montaña, que quieran subir o que quieran estar, y seguir pensando también en cómo podemos cambiar un poco la mentalidad de la cultura del liderazgo. Entonces, por eso también este reportaje, por eso este libro, por eso salir un poco a contar esa vivencia, porque siento que hace una contribución.

Decidiste salirte del libreto o guión político, por decirlo de algún modo, y tener otra mirada, entonces…

Si, por ahí, diferenciar el político más institucional, general, digamos, entenderse como parte de una comunidad y poder aportar desde ahí. A mí me pasó, por lo menos, de estar muy limitado porque el único aporte que uno puede hacer es dentro de lo político institucional. Y siento que es un aporte súper relevante y súper valioso que mucha gente hace, pero siento que no es el único lugar.

Bien, contame un poco a la gente cómo surgió Proyecto 77, que es una serie de podcasts, con entrevistas a diferentes líderes deportivos, culturales, políticos, de tu generación, gente que nació entre 1974 y 1982. Vos naciste en 1977 ¿Qué encontraste y por qué fue esa búsqueda?

Yo sentí, al ser muy joven en la tarea que fui haciendo y por ahí la responsabilidad que tenía, que una de las cosas que me estaban faltando era poder ver cómo personas de mi generación habían vivido situaciones equivalentes. Encontraba que, por ejemplo, mi generación no había vivido situaciones equivalentes o que gente que había vivido situaciones equivalentes era más grande, entonces no teníamos la misma vivencia generacional. Entonces sentí, como parte del proceso terapéutico y de aprendizaje combinado, que quería ir en busca de chequear si lo que yo había vivido era parecido a lo que habían vivido ellos. Lo mismo en otras disciplinas, ver si en otras disciplinas era parecido a lo de la política. Y sentí, al igual que con el libro, que lo más generoso que podía hacer era compartir eso con otros también, que esa búsqueda mía y esa conversación de indagar un poco en otras historias humanas le podían servir también a terceros. Y dije, bueno, vamos a hacerlo como podcast, vamos a compartirlo. Y van ya casi 50 entrevistas de 14 países, de múltiples disciplinas. Es una gran experiencia, está en Spotify y en YouTube, una gran experiencia para poder compartir esa experiencia humana que, más allá de las etiquetas y los países y las fronteras, en muchos casos es mucho más parecido a lo que a veces nos damos cuenta. Esas mismas búsquedas, esas mismas angustias, esas mismas preocupaciones que a veces nos genera este sistema de creer que éxito, fama, plata, poder, relevancia, son los verdaderos nortes de la vida. Y creo que cuando hablás con gente que lo ha vivido, te das cuenta que no es por ahí, que tiene un montón de valor eso, pero no es ese el eje de la vida.

¿Cómo despedirías al arte de subir y bajar la montaña? ¿Cuál es el arte, o cómo es ese arte?

Creo que lo primero es, que fue lindo que fue surgiendo la metáfora a medida de charlando con distinta gente y además, entender que esta diferencia entre líder y persona en situación de liderazgo. La condición humana es equivalente para todos, no hay hasta donde sepamos una subespecie humana de líderes.

O sea, el liderazgo es una situación que vivimos las personas en distintos momentos de la vida, con distintas intensidades, y ahí viene la montaña.

La montaña es esa situación de liderazgo que uno quiera vivir porque tiene la vocación, o tiene el llamado, o las ganas, y entender que son tres momentos distintos, también es un poco lo del arte… Entender que hay que prepararse para subir, la formación es una cosa, la supervivencia ahí es otra, y por ahí lo más subestimado que es la idea de que vas a bajar, que nadie nos prepara para esa idea. En realidad se piensa en la carrera como algo lineal, que siempre tiene que ser para más, y eso genera un montón de situaciones de personas que de repente por X razón se encuentran medio perdidos porque depositaron todo en esa identidad. Y después hay muchas otras metáforas, desde el rol de los guías, la idea de que el arte de subir y bajar una montaña se hace grupalmente

Planteas que el liderazgo es una construcción colectiva, no es algo mesiánico…

Bueno, creo que eso es súper importante también, porque hace mucho daño esa idea, primero de que hay líderes natos y el resto somos seres normales. Y lo otro es que es una tarea individual. Pensá el rol que quieras.. la Presidencia de la Nación, es una tarea de mínimo 5.000 personas… El Presidente no decide nada solo, es como un capitán de un transatlántico pensar que dirige el barco… Bueno sí, tiene un rol súper importante, pero es una tripulación que hace que eso ocurra. Siempre digo, (Pep) Guardiola, el mejor técnico de fútbol del mundo, tiene un entrenador que lo entrena él y tiene un cuerpo técnico de 25 personas, tiene un plantel de jugadores, tiene dirigentes. Esa idea del líder que buscamos todos, con ese rol más caudillista, más clásico, creo que desempodera y deshumaniza al mismo tiempo a la persona que está en ese rol.

Solo Alberto Fernández y vos fueron los únicos jefes de gabinete en cumplir un ciclo, o sea, cuatro años. Podés hacer un análisis de lo que se vio en estos días con la salida de Posse y el cambio por Francos, ¿qué podés decir del tema?

Lo que vengo planteando en general es esta idea del desafío como ciudadanos y también para ellos como gobernantes, de pensar esto con una lógica de equipo. Tener claro la complejidad que implica ese lugar particular en la Presidencia de un país tan grande y complejo como el nuestro. Lo vengo diciendo hace un tiempo, siento que ahí hay un desafío que ellos tienen muy grande, como lo tiene cualquier gobierno. Ojalá que le encuentren la vuelta a cómo armarse como equipo para llevar adelante lo que quieren llevar adelante.

Marcos Peña estuvo en Salta en 2018, cuando era jefe de Gabinete. 

No tenés actividad en el PRO, ¿estás alejado?

Estoy alejado, sí, no estoy haciendo nada en política.

En tu libro recordás una manifestación cerca de tu departamento, y tus hijos justo no estaban, se habían ido a la casa de su abuela, ¿pero eso te hizo un clic o por lo menos te hizo pensar lo que vivías?.

Sí, es un re tema. En situaciones muy de tensión o muy de conflicto, lo primero que estás pensando es cómo cuidar y proteger a tus hijos, que eran chicos encima en ese momento.

La deshumanización de la política nos hace perder esa perspectiva y siento que es súper problemático porque no está bueno ni un extremo ni el otro.

Ni que el ciudadano piense que ese político tiene que no vivir, no comer, no respirar, no darle bola a la familia, no hacer nada, porque es como una especie de no humano. Ni tampoco el dirigente político o el líder político tiene que desvincularse de sus afectos, porque eso creo que genera un problema súper grande a la hora de ser un buen político, no solamente en términos de su condición humana, sino que si tenés que desvincular lo afectivo de lo más cercano que tenés, probablemente tomes peores decisiones después.

Marcos, ¿volverías a aceptar un cargo similar o el mismo cargo?

Hoy no están mis planes y siento que mi aporte pasa por otro lado. Tengo 47 años, con lo cual tampoco me parece realista decir nunca, jamás, no sé, pero realmente hoy no siento.

¿Cómo se lidia con una agenda que empieza temprano, a veces hay viajes, y se termina muy tarde… El sueño es fundamental para poder tomar decisiones, para analizar un poco mejor las cosas.

Bueno, encontré las dos cosas. Encontré la rutina política del que arranca a media mañana y termina con las cenas todas las noches, por ahí tomándose un vino o comiendo asado. Por ahí nosotros tenemos una rutina más armada, tratando de parar en horarios racionales, pero con muchas horas de carga. El tema es que afecta directamente en tu capacidad de tomar decisiones. El deporte de alto rendimiento hoy tiene mucha ciencia invertida en ver que dormir bien, comer bien, hidratarte bien y hacer ejercicio afectan directamente la calidad de tu toma de decisiones, de tu cerebro. No es una cosa accesoria.

¿Qué errores cometiste como Jefe de Gabinete? Se te responsabilizaron en parte del resultado de las elecciones (cuando perdió Macri en 2019).¿Cuáles fueron los aciertos?

Creo que el principal error es absorber demasiadas cosas y subestimar ese factor humano de todo ese proceso.

Creo que eso fue un problema. Y el otro error, que también siento, es el no lograr abrir canales de diálogo con gente que no conocía o que no tenía puentes. En particular, por ejemplo, el kirchnerismo, pero también con otra gente.

Creo que esas dos cosas, sumado por ahí al tema de tener más cuidado con alimentar expectativas… Creo que entramos en un ciclo de sobrealimentar expectativas para sostener un poco el rumbo, que creo que eso tiene un riesgo grande. En el lado positivo, yo estoy muy tranquilo con ser consecuente con los valores, con hacer el trabajo de forma honesta, intelectualmente, y en términos de ejercicio, y dar la cara siempre, y tratar de buscar que el conjunto vaya para el lado correcto. Creo que, por ahí, a veces, eso también es la parte de la desmesura, digamos, de que a veces, por el conjunto, absorber demasiadas responsabilidades. Ese es un poco el balance.

Con el diario del lunes, ¿no crees que hubiese sido mejor hacer políticas de shock como está haciendo este gobierno? ¿O estás conforme con cómo lo hicieron ustedes?

Creo que el gradualismo fue un contexto, no fue una decisión. No es que había varias decisiones posibles, y tomamos el camino que tomamos. Argentina es un país democrático y federal, y que, estando en minoría fuerte en las cámaras, pudimos avanzar en la medida que construíamos consenso legislativo para avanzar. Entonces, yo siento que, mirando para atrás, creo que es distinto este contexto, porque el mandato electoral fue mucho más de cambio económico, y aún así es difícil, porque también hay gente que tiene un mandato electoral distinto, en distintos lugares. Entonces, siento que no son contextos equivalentes..

Tenemos tanta gente que nos dijo que fuimos demasiado duros en el ajuste, como gente que dice que fuimos demasiado blandos, Y en el fondo es eso, es un trabajo de equilibrio.

¿Cómo es tu vínculo hoy con Macri?

Bien, bien, muy bueno. Desde lo humano, nos vemos cada tanto, y yo tengo mucho agradecimiento y mucho cariño, mucha valoración, aparte por todo lo que él ha aportado y aporta al país.

Marcos Peña junto a Macri, en 2016.

¿Qué te preocupa hoy de la Argentina?

Me preocupan muchas cosas. Obviamente, la cuestión social y la dificultad para encontrar un camino virtuoso, con un costo social muy grande, y eso es doloroso. Me preocupa, también, que repitamos la metáfora de creer que sólo de los que están en la Casa Rosada nuestro destino depende. Es esta idea de mucha concentración en poca gente, cuando creo que es un juego mucho más amplio. Por último, diría, también, a veces, una cuestión afectiva. Creo que nos está faltando cariño con nosotros mismos, con nuestra tierra, con un país maravilloso, aún con todos sus defectos, creo que es un país hermoso. Y, a veces, esa falta de cariño genera mucha frustración y ansiedad, y querer que las cosas cambien más rápido de lo que pueden, y creo que eso está bueno.

Eltribuno

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