El edificio «pionero» de la Diagonal Norte y el secreto para llegar a sus mitos, leyendas y esculturas
Desde esta terraza, Plaza de Mayo y su histórico entorno se palpitan a otro ritmo. Casi no llegan los ruidos del tránsito y la quietud provoca cierto sosiego; aún en esta Ciudad sin calma. La luz que se filtra desde el cielo, plomizo por estos días, ayuda a contemplar con mayor nitidez una cantidad de cúpulas, remates, construcciones e hitos urbanos casi imposibles de enumerar.
Así de central y vital es la ubicación de uno de los primeros edificios construidos sobre Diagonal Norte: el Sud América, en la esquina del cruce con Rivadavia.
Ocupa una manzana atípica, triangular y pequeña, en la que comparte cartel con uno de los edificios más curiosos de la zona, y de la Ciudad: el de La Equitativa del Plata, del arquitecto Alejandro Virasoro, con una cúpula esbelta de estilo art decó.
Hoy el Sud América se encuentra vacío. En su origen fue sede de la compañía de seguros del mismo nombre y durante décadas fue rentado a la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación, un organismo público que mudó sus oficinas recientemente.
Su propietario acompañó a Clarín por una recorrida por este sorprendente edificio que podría reconvertirse en múltiples usos: viviendas, oficinas, coworking, hotel, alquiler temporario, bar, restaurante y claro, rooftop. Post pandemia, la normativa porteña promueve estos cambios y fomenta usos residenciales.
Aunque ahora no es posible ingresar, por fortuna el valor que tiene para esta avenida y para la Ciudad puede ser disfrutado por todos. Pero pone a prueba la atención de quienes circulan por la zona: hay que levantar la vista para descubrir un conjunto escultórico y una ornamentación que remite a dioses, leyendas y mitos.
Hay una pequeña plazoleta que une los pasos peatonales de Bolívar y Avenida Rivadavia y desde este sitio se puede tener un buen panorama del edificio. También desde la galería de ingreso de la Catedral Metropolitana. ¿Parece la proa de un barco?
La arquitecta Alicia Aletti confirma: «Hay que situarse en la época y en lo que se buscaba representar a través de la construcción de esta casa matriz. Era una compañía que aseguraba barcos, productos y personas, en un momento en que Argentina era el famoso ‘granero del mundo’ y exportaba productos desde el Puerto de Buenos Aires. En la punta del edificio -donde se tocan las esquinas de Rivadavia y la Diagonal- hay dos esculturas que son como los mascarones de proa». Aletti estuvo a cargo de la restauración de la fachada de este edificio, en 2012.
Las esculturas de la ochava son dos figuras femeninas alegóricas de los valores que buscaba transmitir la empresa: «La riqueza» y «La previsión». Ambas sosteniendo niños en su regazo. La primera, con una cornucopia, un cuerno del que brotan frutos y riquezas; la figura de la derecha, cobijando y cubriendo la cabeza del niño. Este grupo escultórico se ubica en el piso ocho.
A la altura del séptimo piso se pueden ver tres bajo relieves: Júpiter simbolizando la energía, Plutón al trabajo y Néptuno, dios romano del mar y los océanos. «Néptuno siendo guia de los barcos en sus travesías y hacia su destino. Sentís que estás en un barco y comprendes la simbología y la búsqueda que tuvieron los arquitectos cuando subís a la terraza, desde las alturas. Por eso espero que sea un lugar que se abra al público, que la gente pueda disfrutarlo», anheló la arquitecta. Durante los meses que duró la restauración, montó sus oficinas justamente en la terraza.
Copones con hojas de roble, bellotas y coronas de laureles -como representación de la inmortalidad y la constancia-; leones protegiendo el logo de la empresa; el cetro alado de Hermés, símbolo del comercio. Todas imágenes que refuerzan lo que la empresa de seguros buscaba transmitir desde su casa central.
El Sud América es de 1926, proyectado por Albert Guilbert y Eugenio Gantner. Fueron pioneros en esta avenida y arquitectos muy reconocidos, aquí y en Europa.
«Guilbert tiene importantísimos trabajos realizados en Paris, la Catedral Saint Jean Baptiste y la Capilla Notre Dame de la Consolación, entre otras (N. de R.: ambas ubicadas a metros del Gran Palais). Y juntos construyeron aquí un edificio en Barracas que tiene pasaje propio, el Pasaje Europa, sobre Avenida Montes de oca», relató Alejandro Machado, investigador y difusor del patrimonio local en redes sociales (@cronistadetuciudad).
En el Cementerio de la Recoleta proyectaron una de las bóvedas más visitadas por vecinos y turistas: la de Juan Lartigau, con una magnífica escultura -que incluso llama la atención desde el exterior, porque asoma por encima del muro, en la esquina de Azcuénaga y Vicente López-, firmada por el escultor francés Emile Peynot. Lartigau era el secretario del jefe policial Ramón L. Falcón. En 1909, fueron asesinados durante un atentado anarquista.
Volviendo al Sud América, fue uno de los primeros edificios de la Diagonal, junto a otros que se encuentran en la vereda opuesta, por ejemplo el que fue el First National Bank Boston (hoy ICBC), de 1922, en la esquina de Florida; otra construcción por la que vale la pena levantar la vista y descubrir la cúpula de estilo neoplateresco español, con tejas rojas.
Desde la terraza del Sud América, la vista a las cinco cúpulas de Florida y Diagonal es sencillamente hipnótica. A lo lejos, el Obelisco; y hacia el Río de Plata, la sucesión de construcciones históricas que se identifican son interminables, desde la cubierta de la Catedral, hasta las cúpulas del Cabildo, del ex diario La Prensa, de la ex Casa de Gobierno porteño, la Legislatura, el Hotel NH, y el reloj y los colosos de la Magistratura, entre otros.
Capitulo aparte merece el trazado de la Diagonal: «La idea original era que ambas Diagonales, la Norte y la Sur, conformaran un triángulo. Vale recordar que tuvimos 14 presidentes que pertenecieron a logias masónicas. Como los triángulos, los obeliscos responden a un símbolo masónico y nuestro Obelisco -uniendo ambas Diagonales- es también todo un símbolo», relata la arquitecta Aletti, quien además escribió un libro al respecto, «La Diagonal, Sociedad, Historia y Arquitectura, Buenos Aires Siglo XX».
La intención era que estas diagonales unieran la Casa Rosada con el Congreso y el Palacio de Justicia: «Pero el proyecto quedó trunco, entre otras cosas porque debía mudarse el Palacio Municipal (N. de R.: en Bolívar 1, alguna vez el gobierno porteño tuvo intención de venderlo en una feria internacional de real state) y porque Diagonal Sur nunca llegó hasta la 9 de Julio», sintetizó Aletti.
En estos días de calma para el edificio -sin inquilinos aún- se llevan a cabo trabajos de mantenimiento y tareas en las instalaciones. Un movimiento incesante de trabajadores alistando al edificio insignia en la Diagonal y ya en camino de festejar su centenario, en 1926.