3 de octubre de 2024

«El desafío para una ruta del vino sustentable es que los productos estén equilibrados y en orden»

Con más de 20 años en el sector turístico y hotelero, Diego Coll Benegas trabajó en Alimentos y Bebidas en Buenos Aires, la Patagonia y Estados Unidos. En Mendoza lideró Algodón Wine Estates y en 2008 dirigió Algodón Mansión en Buenos Aires. En 2015 como gerente general reposicionó exitosamente el hotel Patios de Cafayate en Salta y es el cofundador de ACHE, una consultora especializada en hotelería y turismo con base en el NOA.

Coll Benegas formará parte este jueves del panel «Generadores de experiencias», del ciclo «Hablemos de lo que viene», que pondrá el foco en «vino y turismo». En diálogo con El Tribuno, habló sobre las bondades del Valle Calchaquí y la ruta del vino, indicó cuáles son los desafíos a superar y destacó la importancia del equilibrio y orden entre los aspectos y productos para una ruta del vino sustentable.

¿Cuál es su visión sobre la convergencia entre las industrias del vino y el turismo?

Son dos grandes negocios que han tenido la gran virtud de unirse en potenciar uno nuevo que es todo lo relacionado al enoturismo. Por un lado uno tiene el negocio de las bodegas, por otro lado el negocio de hotelería, restaurantes, pero cuando se unen en este punto es como un gran multiplicador y generador de oportunidades económicas, laborales y de desarrollo de los destinos.

¿Qué valor agregado tienen los productos de estas industrias en Salta?

Hay una gran oportunidad en el Valle Calchaquí, hablemos del valle bajo, medio y alto, donde como en muchos otros lados la industria empieza a crecer como lo que uno denomina la ruta del vino que implica que en un trayecto determinado, aparecen distintos oferentes, como bodegas con restaurantes, con hoteles y a lo largo de un camino aparecen productos. Lo que uno hacía era promocionar ese circuito donde cada tanto uno paraba y podía disfrutar de ese producto. La gran ventaja que tiene el Valle Calchaquí, en mi perspectiva personal, es su gran capacidad de desarrollo de destino. Es mucho más que una ruta del vino.

«El bodeguero salteño entendió que el turismo no es solo una visita a la bodega, sino un canal de venta sumamente importante»

¿Qué características tiene la ruta del vino?

Dado que tiene la cultura vallista, posee un desarrollo gastronómico original muy interesante para potenciar. Obviamente que en esta instancia yo no creo que esté desarrollado, sino que tiene la potencialidad. Hoy yo veo un circuito de ruta del vino que viene consolidándose y tiene el desafío de transformar esa ruta del vino en un destino de vino. Entonces me parece que la potencialidad la tenemos, hoy estamos en una instancia primaria, pero creciendo hacia el desarrollo del destino, que tiene mucho que ver con lo urbanístico, lo cultural, el conocimiento en hospitalidad, en servicio dentro de esos lugares.

¿Cuáles son los desafíos a superar para consolidar el destino?

A mí me pasa mucho esto, y es un claro ejemplo, el hecho de que visitás Cafayate y cuando vas por ahí a una de estas tiendas que venden regalos o souvenirs, te encontrás con una pashmina muy linda hecha en Córdoba, entonces eso atenta directamente contra el desarrollo del destino, es el antidestino, pero es obvio que va a pasar en esta primera instancia. A medida que la gente encuentre valor que puede cobrar mucho más o debería estar promocionando más lo local, eso se va a ir dando, va a desaparecer.

¿Cómo hizo para reposicionar con éxito el hotel Patios de Cafayate?

Yo creo que el gran desafío fue adecuar la oferta y el producto a la demanda que existía en ese momento. Estamos hablando del 2013. En aquel entonces había una demanda determinada y el hotel no estaba acorde a ella y lo fuimos preparando y a medida que fue cambiando la demanda, el hotel también fue cambiando sus productos, su desarrollo gastronómico. Nosotros apostamos básicamente a este desarrollo y al del vino dentro del producto gastronómico. Y ahí lo focalizamos. Después fuimos adecuándolo a lo que iba pidiendo el mercado.

¿Cuál era la demanda del mercado en aquel momento?

Por ejemplo, hoy somos de los principales proveedores de bodas en destino. Nuestro desarrollo gastronómico fue posicionándonos de tal manera que ahora pasamos a una segunda instancia, que estamos en el producto bodas en destino. Entonces el hotel va mejorando, invertimos internamente, en el mantenimiento. Es un edificio que por sus características es como un gran museo por la antigüedad que tiene y su característica arquitectónica. El pasajero lo apreció, la gente que viene y visita también. Utilizamos la gastronomía para el boca en boca. Y el que no se alojaba en el hotel y vino a almorzar, lo conoció y en la segunda instancia que visitó Cafayate vino a quedarse.

«Hoy el público busca pequeñas producciones de gente joven que produce vino fuera de las estructuras de las grandes industrias, lo de nicho»

¿Las industrias del vino y el turismo fomentan el trabajo local?

Nosotros tenemos una nómina de empleados que en un 98 por ciento son de Cafayate. Potenciar el trabajo local, darle desarrollo a esas personas nos sirvió un montón porque tenemos muy poca rotación. Capaz en servicios, me refiero a mozos, es donde más rotación tenemos porque fluctuamos mucho entre alta y baja (temporada) pero el staff del hotel es permanente.

¿Cómo ve el trabajo de los bodegueros salteños?

Podría decir que el bodeguero salteño entendió que el turismo no es solamente una visita a la bodega, sino un canal de venta muy importante y eso le permitió o le dio fuerza para desarrollar los centros de visitas, apostar a la gastronomía, a los eventos, a desarrollar hospitalidad dentro de sus establecimientos.

¿Cuál es el vino más pedido?

Creo que en Cafayate históricamente uno habla del Torrontés, me refiero a hace 30 años. Hoy, creo que lo más interesante, dado el perfil de los pasajeros que nos visitan, es que más allá de una cepa y de una bodega, lo que el público busca son pequeñas producciones de gente joven que produce vino fuera de las estructuras de las grandes industrias. Es decir, pequeños enólogos, algún productor determinado o un enólogo de una bodega grande que después hace su vino particular. La gente está buscando lo de nicho y ahí hay un mercado súper interesante. Por ejemplo, un pequeño productor de cinco mil botellas de un vino en Cafayate, las puede vender allí, no necesita grandes estructuras comerciales para ubicar esas producciones pequeñas. Esa es una convergencia muy interesante.

¿Cómo ve el panorama a futuro?

En principio, veo muy interesante este evento que vamos a tener porque creo que lo que hay que empezar a hacer ahora es emprolijar y volver a determinar los objetivos generales para transformar estas rutas del vino en destinos. Y no solamente incluye el vino en la industria de la hospitalidad, sino también al Estado con su visión de largo plazo, al incluir a las poblaciones de las distintas ciudades en este formato hacia la ecología, el manejo de la basura. Creo que tenemos un gran desafío porque no hay ruta del vino sustentable si el resto de los aspectos de las ciudades o los pueblos no están alineados, si no terminan siendo como embajadas dentro de un gran desorden y me parece que el desafío es que todo esté equilibrado y en orden. Entonces, un producto, por ejemplo, Patios de Cafayate, La Estancia de Cafayate, El Recreo, no pueden ser cuestiones aisladas dentro de un gran desorden sino que tienen que ser distintivos dentro de un gran orden. Yo creo que ese es el desafío.

Eltribuno

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