Después de cuatro años, Argentina logra volver a exportar carne a Egipto
En 2020 cuando arreciaba la pandemia y pese a que era un producto altamente demandado, Egipto cerró el mercado de carne vacuna para la Argentina. Se adujeron discrepancias en la evaluación para el tipo de carne halal, producida y procesada de acuerdo con las leyes islámicas. Es decir, con un animal criado de forma natural, alimentado con una dieta vegetal y sacrificado mediante un método que incluye la recitación del nombre de Dios.
Pero luego de un año de trabajo conjunto de la embajada argentina y las autoridades egipcias hubo un gran avance con una misión sanitaria a la Argentina que habilitó a dos plantas y de esa manera se logró la reapertura.
Y aunque en una primera etapa son volúmenes modestos, por su posición estratégica, Egipto, que une el noreste de África con Medio Oriente, puede generar otros negocios a un sector como el ganadero que viene de capa caída.
La primera habilitación recayó en dos empresas del frigorífico General Pico, de La Pampa, para exportar productos vacunos.
El embarque consiste en 20 toneladas de carne congelada y otras 20 toneladas de grasa en lo que promete ser apenas un paso para compras crecientes.
El frigorífico pertenece a la familia Lowenstein ligada a la industria cárnica y llegada desde Alemania escapando del Holocausto. Lo maneja Alan Lowenstein, la séptima generación, que lo adquirió en 2004 y le sumó una nueva planta y marca propia.
La apertura del mercado egipcio fue luego de que Argentina prácticamente no exportara este tipo de productos desde la pandemia.
“Este es un primer paso que, sin duda, permitirá un incremento sustancial del intercambio de comercial en el futuro cercano. La carne argentina tiene un gran prestigio y una enorme variedad de calidades. Seguramente, vamos a incursionar en la venta de diversos productos para un mercado de 106 millones de habitantes, que demanda alimentos”, señaló a Clarín Gonzalo Urriolabeitía, embajador argentino desde 2022 en el Cairo.
Argentina y Egipto mantienen un nutrido comercio bilateral, que llegó a US$ 2.000 millones de intercambio, con un fuerte superávit, de US$ 1.200 millones, para nuestro país.
Les vendemos maíz, soja y tubos de acero sin costura para la industria petrolera que Techint fabrica en la bonaerense Campana. De hecho, Techint cuenta con filial en El Cairo.
Les compramos fertilizantes, sobre todo urea.
“Desde la aprobación del Acuerdo Mercosur-Egipto, en 2017, el intercambio comercial no ha hecho más que incrementarse. La apertura de este nuevo mercado se produce en la línea que venimos trabajando de diversificar la matriz comercial. Es decir, no sólo vender más en términos cuantitativos o de ingreso de divisas, sino variedad de productos”, añadió el embajador.
Después de todo, por el canal de Suez pasa el 20% del comercio mundial. En ese marco, ayer el embajador Urriolabeitía organizó un festival con películas como Esperando a la Carroza y las últimas sobre el Mundial. Le pone fichas a la exportación del cine local.