23 de noviembre de 2024

De las pirámides de Egipto a la avenida de Mayo y el Teatro Colón: la ruta de los fósiles urbanos en la Ciudad

Fachadas de simil piedra París, tejas de pizarra españolas y francesas, cúpulas de todas las formas y tamaños, vitrales, mansardas, pisos de roble, ornamentación y herrería artísticas. Los palacios, edificios y residencias porteñas -construidos entre fines del 1800 y las primeras décadas del 1900- tienen en común algunas de estas características, o todas.

Además, rocas y piedras conforman parte del revestimiento de estas construcciones para las que se utilizaron materiales que venían viajando en barco, desde diferentes lugares de Europa, como los Alpes y el Mediterráneo; e incluso de India o Medio Oriente.

Junto a estas rocas y piedras, «viajaban» también restos fósiles que aún hoy se pueden ver en el foyer y en la sala principal del Teatro Colón, en el vestíbulo de ingreso de la Casa de la Cultura, y también en el Palacio del Congreso Nacional y en el Museo del Bicentenario. El Hotel Savoy, la Basílica de San José de Flores, la Columna Meteorológica del Jardín Botánico tienen también rastros de especies que habitaron la Tierra hace millones de años.

Están ahí, a la vista de todos, pero suelen pasar desapercibidos. ¿Cómo llegaron? ¿Desde dónde? ¿Se puede saber cuántos años tienen? ¿Qué tipo de organismo eran?

El paleontólogo Horacio Padula dio algunas pistas para saber dónde verlos y encontrarlos: “En el Teatro Colón y la Columna Meteorológica del Jardín Botánico, por ejemplo, se pueden ver bivalvos; como las almejas, berberechos o los mejillones que conocemos actualmente. Pero estos bivalvos, que fueron los principales organismos formadores de arrecifes en el Período Cretácico -ahora esta función la cumplen los corales-, tenían formas muy particulares: una de las valvas era cónica y era la que se apoyaba en el suelo, mientras que la otra valva era plana y formaba una especie de tapa”.

Fósiles que se pueden encontrar en la ciudad

Padula es subgerente operativo de Patrimonio y Arqueología, un área que tiene como fin el desarrollo de actividades destinadas a asesorar, relevar, registrar y conservar el patrimonio tangible de la Ciudad. El organismo depende de la Gerencia Operativa de Patrimonio y de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico.

Explica que este grupo de bivalvos se conocen con el nombre de rudistas; aparecieron en el Jurásico Superior (inició hace 163,5 millones de años y culminó hace 152,1 millones de años) y desaparecieron a fines del Cretácico (un período que culminó hace 66 millones de años) junto a la gran extinción de los dinosaurios.

No solo en palacios y construcciones antiguas hay fósiles. También se los puede encontrar en las veredas que circundan el Planetario Galileo Galilei, en Palermo: además de ver planetas y estrellas lejanas a través de los telescopios, se pueden ver amonites. ¿Qué eran? “Moluscos cefalopodos, similares a los pulpos y calamares actuales, pero vivían dentro de una conchilla. Justamente esta conchilla es la parte que se ha fosilizado”, cuenta Padula.

Fósiles urbanos. En el Palacio del Congreso. Estos se encuentran ubicados en uno de los ingresos al Palacio, sobre la calle Hipólito Yrigoyen. Gentileza Departamento de Conservación y Restauración del Senado.Fósiles urbanos. En el Palacio del Congreso. Estos se encuentran ubicados en uno de los ingresos al Palacio, sobre la calle Hipólito Yrigoyen. Gentileza Departamento de Conservación y Restauración del Senado.

Y aporta un dato curioso: eran cosmopolitas, es decir, se los podía encontrar en todos los mares del mundo. Habitaron el planeta desde el Período Devónico (inició hace 417 millones de años y culminó hace 354 millones de años, es el tercer período de la Era Paleozoica) hasta la gran extinción del Cretácico.

Durante la pandemia, un paleontólogo realizó un descubrimiento inédito también en las veredas del Planetario: encontró huesos de un pez único para la región. Se trata de una especie nueva del Jurásico de Neuquén. Se logró extraer la roca y en breve será presentado como una novedad científica. Vale aclarar que esta provincia cuenta con una enorme cantidad de yacimientos; frecuentemente se dan hallazgos, a partir de investigaciones, pero también hallazgos casuales. Como ocurrió hace unos días, cuando un nene halló la pata trasera de un dinosaurio herbívoro.

Fósiles urbanos. Ubicados en el Monumento a los Caídos en Malvinas. Gentileza CiAP DGPMYCHFósiles urbanos. Ubicados en el Monumento a los Caídos en Malvinas. Gentileza CiAP DGPMYCH

Hay amotines también en el piso del Cenotafio a los Caídos en Malvinas, en Plaza San Martín; en el Teatro Colón; y en el Hotel Savoy, en Callao 181. A la entrada de este establecimiento, se pueden ver una decena de ellos.

Como se dijo, la Casa de la Cultura -ex Diario La Prensa-, tiene en sus revestimientos rastros de nummulites: «Fueron organismos marinos unicelulares que vivieron entre el Paleoceno superior y el Oligoceno inferior (pertenecientes al Periodo Paleógeno, entre 65 y 40 millones de años antes del presente). La conchilla es lo que se preserva como fósil y podía alcanzar los 5 centímetros de diámetro. Parecía una moneda, por eso se lo conoce informalmente con este nombre. En la Casa de la Cultura se los puede ver en lo que era el ingreso de los carruajes, junto con otros restos de esqueletos corales, esponjas, briozoos y bivalvos, entre otros», cuenta Padula.

Fósiles urbanos. Amonite en el entorno del Planetario Galileo Galilei de Palermo.Fósiles urbanos. Amonite en el entorno del Planetario Galileo Galilei de Palermo.

Y comparte con Clarín otra curiosidad: el mismo fósil abunda en las rocas de las pirámides de Egipto. «O sea que allí tambien es un fósil urbano ya que está formando parte de una construcción», concluye el paleontólogo.

Ezequiel Vera también es paleontólogo, investigador y trabaja en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en Parque Centenario. Su expertise son las plantas fósiles y es definitivamente un curioso en todo el universo vinculado a este tema. En sus redes sociales realizó una publicación que sorprendió a muchas personas usuarias de X y recibió miles de likes: visitó por primera vez el shopping del barrio de Saavedra, el DOT, y se encontró con baldosas llenas de fósiles.

Su posteo tuvo muchos mensajes. Algunos pidiendo más datos sobre los fósiles; otros incrédulos, sin entender cómo los fósiles habían llegado hasta ahí; algunos aprovecharon para compartir fotos de revestimientos que alguna vez les llamaron la atención, como las escaleras del Hospital Militar Central, o veredas de los barrios del conurbano; “y yo que pensaba que eran restos de chicle y mugre”, comentó alguien también en el posteo.

«La fauna y la flora extinta siempre generaron interés en la gente. Es un tema llamativo, provoca mucha curiosidad. Y por otro lado, en el caso de estos fósiles, están ahí, a simple vista, a mano, forman parte de los lugares por los que nos movemos todo el tiempo y creo que esto también despierta atracción», le dijo Vera a Clarín.

Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Siempre dispuesto a divulgar y comunicar sobre este universo, acaba de abrir una cuenta (@fosilesurbanos) para mapear los fósiles porteños y de todo el país. La gente puede subir fotos y ubicación.

Hay tres tipos de rocas que se han utilizado habitualmente en las construcciones: ígneas, sedimentarias y metamórficas. Sobre las primeras, Padula explica que tienen mayor dureza y resistencia que otras. Las sedimentarias eran además más económicas y es en donde se ve la mayor cantidad de fósiles. Las metamórficas también tienen mucha presencia en la Ciudad. Cada cuál con sus características de textura y colorido, aportan belleza a los revestimientos.

¿Cómo llegan estas rocas sedimentarias a contar con restos fósiles? En el trabajo «Fósiles urbanos, paleontología entre edificios y calles», Padula y el doctor en Ciencias Geológicas Dario Lazo, detallaron que las rocas se forman por la acumulación y consolidación de sedimentos depositados sobre una superficie extensa, como puede ser el fondo de un mar o un lago. Los organismos que vivían en esos lugares terminaban siendo sepultados por sedimentos y, si las circunstancias eran propicias, se conservaban en el tiempo, dando lugar a los restos fósiles. Identificarlos permite conocer la edad de la roca y las características, por ejemplo, si estaba sumergida en agua dulce o salada, en aguas profundas o en la costa.

El cementerio de la Recoleta es otro sitio con una gran concentración de fósiles y desde Patrimonio y Arqueología comenzaron a trabajar en un relevamiento y en un mapa que pueda geolocalizarlos. Así aportarían un nuevo atractivo turístico al histórico campo santo porteño y el que concentra una auténtica colección patrimonial de construcciones a pequeña escala: bóvedas, sepulcros y panteones.

Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami
Fósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez AdamiFósiles urbanos en el Teatro Colón. Foto: Guillermo Rodríguez Adami

Clarín

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