Danza de nombres para la embajada en Washington en la celebración a un empresario
A las 17 y el imponente salón Dorado de la legislatura porteña ya estaba colmado. La ceremonia para consagrar a Martín Cabrales como Ciudadano Ilustre aún no había comenzado y ya había varios inquietos porque minutos más tarde iban a asistir a la asunción de Gerardo Werthein como Canciller.
La conjetura acerca de quién será el elegido como embajador en Washington daba vueltas entre esa multitud.
Algunos agregaban al nombre de Daniel Scioli, el de Juan Napoli, el presidente del Banco de Valores, en la primera fila y que lejos de apagar esa especulación parecía alimentarla.
Su posibilidad se añade a la de Guillermo Francos y a la del macrista del conurbano Alex Campbell, con llegada a Santiago Caputo. Claro que la mayoría arriesgaba que el nombre surgiría una vez conocido el ganador de las elecciones en EE.UU.
En la primera fila conversaban los embajadores de Brasil, Julio Bitelli con el de Marruecos, Fares Yassir junto al Nuncio Apostólico, Miroslaw Adamczyk. Cerca de ellos, Carlos Spadone, bodeguero y dueño de algunos teatros, siempre expansivo, no se animó a la apuesta del día: Donald o Kamala. Juan Bautista Tata Yofre, actual director de la Escuela Nacional de Inteligencia, observaba muy silencioso.
Cerca del escenario, Bettina Bulgheroni describió una agenda intensa en ferias como embajadora de la marca País. A su lado y de inmaculado traje blanco, Dora Sánchez, pareja de Cabrales.
Entre los empresarios la conversación giraba en torno a cómo medir y comparar la actividad económica.
Y en lo que es una grieta están los que señalan que hay que comparar con 2022, ya que en 2023 estuvo el plan platita inflando los índices. No hubo una respuesta unánime acerca de si se está mejor. Por lejos el más optimista fue Mario Grinman de la Cámara de Comercio. Estaban también Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA; Adelmo Gabbi de la Bolsa, Martín Rappallini (Cerámicas Alberdi), Federico Braun (La Anónima) y José Urtubey (Celulosa).
Cabrales protagonizó una entrada triunfal de la mano de Graciela Borges. Caminó entre sonoros aplausos hacia el estrado. Este empresario, abogado de profesión, fue premiado como tercera generación al frente de Cabrales, cuyo nombre es sinónimo de café. La firma cumplió 83 años.
Tal vez por su especialidad, aglutinó a varios mundos alrededor de lo que fue una fiesta. Toda una babilonia. Y lo destacó en sus palabras desde el escenario la propia Graciela Borges.
Allí estaban desde directores de museos con Andrés Duprat del Bellas Artes, la cineasta Asunción Rodríguez, la periodista cultural Cristina Mucci, los diseñadores Gino Bogani y Roberto Devorik y el secretario de Prensa de Presidencia, Eduardo Serenellini, entre tantos otros con espíritu de diálogo.
Hubo intercambio de sonrisas con el ex jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina y la ex senadora María Laura Leguizamón y el diputado provincial, Fabián Perechodnik.