Crisis del gas: las 5 razones de los cortes a GNC e industrias y cuándo se soluciona el abastecimiento
La crisis de abastecimiento de gas natural en todo el país desatada hace dos semanas y profundizada entre el martes y el miércoles empezaría a tener solución a partir de las 6 de la mañana del jueves. Mientras tanto, se mantienen los cortes al suministro de Gas Natural Comprimido (GNC) en las estaciones de servicio, principalmente en el centro y norte del país, así como restricciones a la industria.
Los motivos que llevaron a una crisis energética que sorprendió a las autoridades son varios, aunque los expertos del sector, como el consultor Daniel Gerold, anticipaban en sus informes técnicos que podría haber faltantes para esta época del año, por la manera en que el Gobierno programó las compras de energía y el despacho.
Las 5 razones de la falta de gas
1) La primera y principal razón sucedió en la tarde del martes 28. El barco que traía las importaciones de Gas Natural Licuado (GNL) que Energía Argentina (Enarsa) compró el viernes pasado a la petrolera estatal brasilera Petrobras llegó al puerto de Escobar, donde está un buque regasificador instalado permanentemente, pero no inició su descarga por unos 14 millones de metros cúbicos diarios.
¿Por qué?
Porque Brasil no aceptó las garantías presentadas por Enarsa mediante el banco alemán Commerzbank para pagar con una nota de crédito unos 22 millones de dólares por la importación, adjudicada de manera directa, sin licitación, y de urgencia. Habitualmente en estos procesos hay compras previstas con mucha anticipación e incluso se pagan previamente; hasta que no están abonado el cargamento, los barcos no descargan. Eso se revirtió este año y las 21 compras planificadas (junto a otras 8 que se adjudicarían al cierre de esta edición) se pagarán a crédito, un poco más caro.
Después de intensas negociaciones diplomáticas entre Argentina y Brasil, finalmente Petrobras aceptó a las 9.10 de este miércoles 29 las condiciones de pago y empezó a descargar por la tarde el gas licuado por el equivalente a 44 millones de metros cúbicos de gas natural en el buque regasificador Expedient de la empresa estadounidense Excelerate Energy, que tiene amarrado en el puerto bonaerense de Escobar.
Esa instalación «calienta» el gas desde los 161 grados bajo cero (se enfría previamente para comprimir su volumen y facilitar su transporte) a su estado natural, 15°, para inyectarlo a los gasoductos. La capacidad de inyección es de 14 millones de metros cúbicos al día, por lo que la descarga se completará en poco más de 72 horas.
2) La segunda razón, y no menor, fue que al mismo tiempo del problema con el GNL se registraron desperfectos técnicos en dos plantas compresoras sobre el Gasoducto Centro Oeste, que opera Transportadora de Gas del Norte (TGN). Fueron en las plantas Beazley, de San Luis, y Chajan, en Córdoba, y se solucionaron en pocas horas durante el martes a la noche, pero restaron 2 millones de m3 al sistema.
Por ese motivo, TGN se declaró en «fuerza mayor» y pidió cortar a todos los usuarios no prioritarios (que no son hogares y comercios), justamente para priorizar el abastecimiento en los domicilios particulares, así como el gas para las centrales térmicas que generan energía eléctrica.
Otros motivos centrales y previos fueron: 3) las pocas importaciones de gas contratadas; 4) una demora en la obra pública de dos plantas compresoras para ampliar la capacidad de transporte del Gasoducto Presidente Néstor Kirchner (GPNK) de Vaca Muerta; y 5) la falta de un respaldo con un barco regasificador en Bahía Blanca.
Durante el verano, la Secretaría de Energía planificó apenas tres compras de GNL en mayo, previendo que no habría tantos días de bajas temperaturas y que la demanda prioritaria sostendría un consumo promedio de 44 millones de m3 diarios, en vez de 77, como finalmente ocurrió.
Cada barco que entra a Escobar descarga el gas en 3 a 4 días, por lo que se pudieron haber importado 7 buques en vez de 3. Cada uno de los cargamentos cuesta 21 millones de dólares más la regasificación (otros US$ 6 millones más). Los hogares pagan entre US$ 0,78 y US$ 2,94 por millón de BTU el gas, mientras que el costo de la importación sale US$ 12,90. La diferencia, en pesos, está a cargo del Estado nacional mediante subsidios.
La búsqueda de un ahorro en dólares por importaciones y en pesos por subsidios terminó siendo crítica.
Por otro lado, el GPNK está operativo desde agosto 2023 con una capacidad de inyección desde Neuquén de 11 millones de m3 diarios de gas natural, aunque a veces incluso transporta 13,3. Sin ese gasoducto terminado, la situación sería aún peor.
Sin embargo, durante la primavera pasada debieron haber estado listas dos obras que hubieran duplicado su capacidad: las plantas compresoras de Tratayén (Neuquén) y Salliqueló (Buenos Aires).
El año pasado, en medio de una escasez de dólares en las reservas del Banco Central (BCRA), el Gobierno priorizó las importaciones de insumos médicos para las operaciones y otras situaciones «de vida o muerte». Las plantas compresoras se demoraron por la falta de insumos; aunque tenían Canal Verde de la Aduana, el BCRA no habilitaba las divisas.
Aún así, el Gobierno anterior dejó casi listas las obras. Según el ex presidente de Enarsa Agustín Gerez, el avance de la planta de Tratayén era del 62% hasta diciembre 2023 y «faltaban entre dos y tres meses de obra».
En marzo se retomaron las obras tras una readecuación de precios por unos US$ 40 millones y hoy la planta de Tratayén, a cargo de la constructora Sacde, tiene un 86% de avance; estará lista para empezar a entregar gas en la semana del 20 de junio.
Por último, y con toda esta situación, el Gobierno pudo haber planificado la contratación por entre 50 y 70 millones de dólares un barco regasificador en Bahía Blanca como respaldo del sistema, ante la falta de las plantas compresoras. La decisión pudo haber salido económicamente muy bien, con un gran ahorro de dólares, si no faltaba el gas; pero, con el diario del lunes, el frío polar sorprendió a las autoridades y la Argentina tuvo graves problemas de suministro.