Carnicerías en Salta: aumentos de precios de más del 20% en los primeros días de junio
Mario Cruz se cansó de remarcar los precios en un banner que tiene en su carnicería de zona sur. El último precio de la costilla que quedó fue de 1870 pesos el kilo. Ese precio no es del siglo pasado, es de noviembre de 2023.
Él, como casi la mayoría de los carniceros, asegura que los precios se dispararon más del 20 por ciento en estos primeros 10 días de junio. Algunos hablan de mayor porcentaje, pero todos toman un promedio. «Hoy no baja nada de los 8 mil pesos. Sólo tengo sobaco de oferta a 6790 pesos y la paleta a 7800 pesos. La costilla ya está a 8 mil, lo mismo que los blandos especiales», dijo el dueño de La Ternerita.
En otras carnicerías el lomo pasó de 6990 pesos en mayo a 9000 pesos en menos de 2 semanas. O el matambre que se conseguía a 4500 pesos se fue a 7 mil pesos. Todo depende de la calidad de los productos, la ubicación y el tipo de comercio; pero en todos los precios tuvieron una significativa suba que anticipa un futuro cercano terrible.
Entre los formadores de precios y los consumidores están los carniceros que hacen malabarismos para manejar los precios del mostrador y las ofertas de los carteles. Hoy están comprando a 4800 pesos el kilo de la media res. A ese precio tiene que sacarle ganancia por el trabajo y descontar salarios, servicios e impuestos. También tienen que descontar la grasa y el hueso. Es por eso que largan una oferta y duplican el precio en los cortes como el lomo y los blandos especiales.
En algunas carnicerías premium el lomo ya supera los 10 mil pesos desde esta semana. Las costillas y los vacíos ya llegaron a los 9 mil pesos. No hay forma que los precios dejen de subir.
Algunos anticipan que el precio de la media res llegará a 9 mil pesos, pero no a fines de año; a fines de junio o principio de julio. La consecuencia automática es que se duplicarán los precios en menos de un mes. Nadie puede decir que es una locura porque venimos experimentando una velocidad inflacionaria que contradice cualquier anuncio del Gobierno nacional. Es por eso que el pronóstico que daban, a principio de año, que el precio promedio de los cortes populares podría llegar a valer alrededor de los $25.000 para fines 2024, ya está obsoleto. Quizás lo supere.
Para fines de mes aseguran que el sobaco se puede ir a los 10 mil pesos y el asado podría llegar a los 16 mil pesos para el Día de la Independencia.
Causalidades
Si bien los carniceros y los mayoristas largan todo tipo de especulaciones respecto de los orígenes de las subas: gasoil, impuestos, servicios, dólar blue, exportaciones, sequía, inundaciones, etc. Lo concreto es que a partir de la liberación de la exportación de los 7 cortes vacunos denominados «populares»: el asado, el vacío, la falda, el matambre, la tapa de asado, la nalga y la paleta, se está produciendo esta carrera loca de la suba de precios. Según el empresario cárnico Alberto Samid, «el gobierno de Javier Milei quiere igualar los precios internacionales» de estos productos con salarios que «lejos están de equiparar esos valores internacionales».
Las exportaciones de carne crecieron 13,4 por ciento interanual en abril, traccionadas en especial por las compras desde Israel, Estados Unidos, Chile y México, según un informe de la cámara de frigoríficos CICCRA. En este sentido, advierten que si el kilo de carne internacional se paga hasta $25.000 (al tipo de cambio oficial), y en Argentina se paga a un promedio de $7.000, parece obvio que los exportadores tendrán la preferencia de exportar. Es por es que se señala que los precios de los cortes populares se irán a 25 mil pesos el kilo.
Consumo
Lo que sigue bajando es el consumo y en los barrios ya se siente. «Antes sobraba el puchero y ahora es lo primero que se vende. Un domingo de años atrás la carnicería estaba llena y todos llevaban asado sin preguntar el precio. Ahora el asado cada vez se vende menos. Ahora vienen y te compran 4 milanesas, tres osobucos y eso es terrible. Lo peor son los jubilados que vienen y compran casi nada de carne, solo cortes para darle sabor a las comidas», dijo Mario Cruz.
En el primer cuatrimestre del año, la demanda de carne vacuna por habitante fue de 42,4 kilos, un 18,5% menor en la comparativa interanual. Esto significa que, en un año, la ingesta aparente promedio cayó en 9,6 kilos por habitante, algo muy relacionado también a una oferta restringida por la menor hacienda faenada, según a CICCRA.