Cambios en la negociación con el FMI: asume un funcionario que será clave y ya asesora a Luis Caputo
El plan de Luis Caputo ingresó en una segunda etapa según anunció el último viernes. Después de aprobada la ley Bases, el ministro de Economía buscará avanzar desde este lunes a las 10 con los bancos en el traspaso de la deuda del Banco Central al Tesoro, y obtener un «puente financiero» del Fondo Monetario que permita frenar la sangría de reservas antes de levantar el cepo. En ese marco, será clave la incorporación como viceministro de José Luis Daza, un ortodoxo que hizo su fortuna en Wall Street y ya lo asesora en las sombras.
El economista de 65 años nacido en Buenos Aires y de padres chilenos es el candidato para ocupar la secretaría de Política Económica. El plan era que lo reemplazara a partir de esta semana a Joaquín Cottani, un ex funcionario de Domingo Cavallo que fue marginado desde un principio del círculo íntimo del ministro. Entre otros roles, se espera que tenga un mayor protagonismo que su antecesor como nuevo interlocutor en las negociaciones con el FMI, en medio de las tensiones con el organismo y la búsqueda de un nuevo acuerdo.
Sin reservas suficientes, el Gobierno no puede levantar el cepo. Caputo ratificó el viernes que no quiere correr riesgos y flexibilizará los controles -como le exige el Fondo- entre agosto y septiembre, una vez que estén dadas las condiciones. Ahí entrará a jugar Daza, un hombre respetado en Washington que tendrá la tarea de recomponer vínculos y conseguir plata fresca tras la embestida de Javier Milei a otro chileno, el director del Hemisferio Occidental del organismo, Rodrigo Valdés, encargado de monitorear el programa con Argentina.
Los rumores sobre la intención de correr al técnico del FMI de las negociaciones coinciden con los cortocircuitos con el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, y el vice del BCRA, Vladimir Werning, durante su última visita a Washington en mayo. El Fondo le reclama a Caputo un interlocutor que «empalme» el programa en momentos que no está claro cómo abandonará el cepo y pasará a un régimen de competencia de monedas. Daza tiene la ventaja de conocer a Valdés y se espera que ayude a «ordenar» el frente fiscal, monetario y cambiario.
El ex JP Morgan estuvo hace pocos meses en Buenos Aires y se habría reunido con el ministro en el Palacio de Hacienda. Quedaban por definir los detalles de su mudanza junto a su mujer desde Nueva York y cuestiones «administrativas» de su nombramiento debido a su nacionalidad chilena, si bien tuvo ciudadanía argentina en algún momento. El otro punto en discusión es el alcance que tendrá su cargo en una cartera donde Quirno se mueve como virtual viceministro. «Se está terminando de definir lo de Daza», señalaron en Economía.
El economista de la Universidad de Chile y doctorado en la Universidad de Georgetown en Washington fue asesor del directorio del BID y representante del Banco Central de Chile en Asia. Fue a principios de los 90´ cuando se hizo amigo de Caputo durante sus estudios en el programa de entrenamiento del JP Morgan. Daza se convirtió en jefe del departamento de estrategia y su par argentino en jefe de trading para América Latina. Por allí también pasaron Alfonso Prat-Gay y Santiago Bausili, expresidente del Banco Central y actual titular del organismo.
Desde el JP Morgan, el chileno conectó inversores y líderes políticos con el FMI y Wall Street, entre ellos el entonces general Hugo Chávez. Allí, contrató a David Sekiguchi y Demían Reidel, actual asesor económico del Presidente. Luego, entre 2001 y 2003, se convirtió en jefe de mercados emergentes del Deutsche, adonde se llevó a «Toto», Ariel Sigal y Federico Reinke. En 2007, fundó con Reidel el fondo de inversión QFR Capital Management, integra el directorio del fondo chileno Moneda Asset Management y en las últimas elecciones en Chile fue asesor del candidato de ultraderecha José Antonio Kast.
Ahora, Daza tendrá el desafío de reconquistar a los bancos de inversión que pasaron de comprar bonos argentinos a recomendar la reducción de carteras. Caputo enfrenta fuertes presiones para abandonar el esquema que comenzó con la devaluación del 13 de diciembre y ahora se ve desafiado por la suba del 10% en los dólares paralelos en junio y la venta de casi US$ 200 millones en las últimas tres ruedas. La atención está puesta en el cepo, el ancla cambiaria del 2% mensual y las tasas reales negativas. «Toto confía mucho en él», dijo un allegado.