24 de noviembre de 2024

Cambio climático: la transición hacia energías renovables y el reclamo millonario a los países poderosos en la previa de una cumbre mundial

Bakú, la capital de Azerbaiyán, será sede este año de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, COP29. Se espera que, entre el 11 y el 20 de noviembre, esta cumbre reúna a más de 50.000 personas de diferentes naciones del mundo para debatir temas centrales vinculados al cuidado del medio ambiente, al calentamiento global, a la transición hacia el uso de las energías renovables, compromisos de reducción de gases invernadero y practicas sostenibles en la industria turística, entre muchos otros.

Todas estas conversaciones se darán en el marco de diversas crisis climáticas que azotan al mundo. En poco más de un mes, la tormenta Boris provocó inundaciones inéditas en Europa del Este, el huracán Milton azotó Estados Unidos y Oscar hizo lo propio en Cuba. Incluso el Mar Caspio, que baña las costas del país anfitrión, es un motivo de preocupación para los azeríes, pues su nivel ha descendido más de un metro en los últimos diez años.

Antes de que comience esta importante cita anual, Clarín participó de una Pre COP junto a otros medios latinoamericanos. Principalmente los organizadores locales -acompañados de autoridades de Naciones Unidas y otros países que precedieron y anteceden a Bakú, como Emiratos Arabes Unidos y Brasil, respectivamente- pusieron el foco en el financiamiento.

Es decir, quiénes financiarán la transición hacia las energías renovables -eólica, hidroeléctrica, solar, hidrógeno verde- de países que actualmente tienen consolidadas sus riquezas en la producción de energías no renovables, de origen fósil, como lo son el petróleo y el gas. Y además, pero no menos importante, cuánto dinero se reclama para sostener en el tiempo la transición.

El estadio olímpico será la sede central de la conferencia. Foto Organización COP29El estadio olímpico será la sede central de la conferencia. Foto Organización COP29

Concretamente, las naciones en desarrollo buscan comprometer a los países desarrollados para que destinen más dinero a compensar la reconversión de su matriz energética. En este encuentro Pre COP, el presidente de la Conferencia, Mukhtar Babayev -actual ministro de Ecología y Recursos Naturales de Azerbaiyán-, le puso cifras al debate.

«Los países desarrollados aún tienen que comprometerse con una cifra para el financiamiento climático. Las naciones en desarrollo están solicitado al menos 1 billón de dólares al año», sentenció. Actualmente los países en desarrollo tienen firmado un acuerdo muy inferior, de 100.000 millones de dólares anuales, en el período 2020/2025. Una brecha enorme.

Así, Babayev tiró el dardo y anticipó por donde iba a pasar el debate en la COP29. De hecho, esta conferencia ya es conocida como la “COP de las finanzas”, ya que, por primera vez en 15 años, debe acordarse un nuevo objetivo mundial de financiación para destinar a esta lucha contra el cambio climático.

Hoy, los cinco mayores productores de petróleo son los Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudita, Canadá e Irak. Le siguen China, Iran, Brasil, Emiratos Arabes Unidos y Kuwait. Argentina ocupa el puesto 22 y Azerbaiyán, el 25.

Sin embargo, mientras se dan los debates en torno a quién, o quienes, financian la transición, la realidad muestra que la producción de petróleo no se detiene y la exploración de pozos, continúa (Vaca Muerta es un ejemplo). Esta industria genera más del 75% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y casi el 90% de todas las emisiones de dióxido de carbón.

Las instalaciones de ingreso al Estadio Olímpico, para recibir a los conferencistas. Foto Azertac NewsLas instalaciones de ingreso al Estadio Olímpico, para recibir a los conferencistas. Foto Azertac News

Como dato sobre Argentina en esta conferencia: hasta estas últimas horas el Ministerio de Relaciones Exteriores no informó a este medio si habrá algún tipo de participación o representación. El país posee embajada en Bakú.

En la visita por este país del Cáucaso -ubicado entre Europa Oriental y Asia Occidental-, Clarín pudo entrevistar a autoridades de Masdar, una empresa público-privada (invirtió 262 millones de dólares en la construcción de una planta solar en Garadagh), que vende su energía al Estado, inyectando los recursos al sistema de electricidad. La planta está ubicada en una zona desértica, de tierras yermas, en las afueras de la capital, con más de 300 días de sol al año.

A esta planta se suman otras de energía eólica y «la joya de la corona de la infraestructura hidroeléctrica de Azerbaiyán, que es la central hidroeléctrica de Mingachevir», expresaron autoridades azeríes. Los recursos hídricos ya cubren el 10% de la generación eléctrica del país.

Para 2030 el país pretende aumentar la capacidad de energía renovable al 30% y diversificar su sistema energético actual.

La petrolera nacional, Socar, tiene los mismos planes de sustentabilidad, apuntados también hacia 2030 y 2050. Pero como ya se dijo, reclaman una compensación económica que permita hacer esta transición.

Templo del Fuego de Atashgah, Bakú, Azerbaiyán. Foto ClarínTemplo del Fuego de Atashgah, Bakú, Azerbaiyán. Foto Clarín

Los rastros del fuego en el país

Azerbaiyán es conocida como la “tierra del fuego”, una descripción que abarca aspectos culturales, religiosos y, claro, económicos. En este país, las y los azerbaiyanos tienen una relación ancestral y emocional con el fuego y su origen. Por eso el desafío trasciende la riqueza que generan los pozos petroleros y las reservas de gas.

A menos de 25 kilómetros del Old Town -una magnifica ciudad amurallada, Patrimonio de la Humanidad UNESCO- las llamas del fuego se pueden ver asomando en las laderas de la montaña Yanar Dag. Arden debido a que los poros de las rocas despiden gas natural.

Las Flame Towers. Foto de Emmanuel Dunand - AFPLas Flame Towers. Foto de Emmanuel Dunand – AFP

A una distancia similar, otro punto de gran interés turístico en Bakú -especialmente para visitantes indios-, es el templo de la antigua religión zoroástrica. Asentado sobre tierras con reserva de gas, hasta los 70 tuvo llamas que brotaban naturalmente. Hoy, ya convertido en museo, las llamas están controladas a través de conductos de gas.

En plena zona central, las Flame Tower son el símbolo de la renovación urbana, diseñadas por el estudio de arquitectura norteamericano HOK; son tres torres de oficinas, viviendas y hotel que representan una antorcha. Cuando cae el sol, las luces led se encienden y simulan llamas. También la sede central de la empresa estatal de petróleo (Socar), diseñada por el estudio coreano Heerim, es una torre-flama de 42 pisos.

Otra torre - flama, la de la empresa estatal de petróleo, Socar. Foto Heerim ArchitectsOtra torre – flama, la de la empresa estatal de petróleo, Socar. Foto Heerim Architects

Más allá de lo que representa el petróleo en la economía de Azerbaiyán, acompaña a este pueblo desde su origen en diferentes usos: para embalsamar, para iluminar, calentar, construir, incluso como medicina en épocas antiguas y como defensa frente a ataques e invasiones.

Hoy las chimeneas de las refinerías son parte de la escenografía habitual de este país. Pero los acuerdos futuros podrían cambiar ese horizonte.

Antiguas torres de extracción. Museo del Templo del Fuego de Atashgah. Foto ClarínAntiguas torres de extracción. Museo del Templo del Fuego de Atashgah. Foto Clarín

Clarín

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