20 de septiembre de 2024

APADI transita una dificil situación económica: hicieron una rifa y reciben donaciones

La Asociación de Padres y Amigos del Discapacitado (APADI) atraviesa un difícil momento. La institución no es ajena al duro contexto económico nacional. Para tratar de sobrellevar sus gastos operativos organizó una rifa y recibe donaciones. APADI tiene su sede en Bolivar 605, de la ciudad de Salta, donde funciona hace más de tres décadas.

Como se trata de una institución sin fines de lucro, no cuenta con ayuda oficial. Los docentes de áreas específicas como teatro y educación física los asigna la Dirección General de Educación Primaria de la Provincia. En tanto, los directivos, como la mayoría de la gente que desempeña tareas en APADI lo hace fundamentalmente por vocación, ya que gran parte de sus ingresos los invierten en la misma institución y en los chicos. Se manejan con donaciones que por la crisis,  cada vez son menores. Pese la coyuntura, APADI nunca dejó de abrir las puertas.

“Como APADI es una fundación no recibimos ayuda de Ministerio o del Estado de manera directa, solo la asignación de docentes y una ayuda trimestral. Aquí resalta la vocación y las ganas de venir sin importar la cartera a fin de mes. Del portón para adentro los que trabajamos con los chicos dejamos los malestares afuera”, explicó Mirtha Martínez, docente y directora de la institución, en una entrevista realizada por El Tintero de Salta.

43 años de trayectoria

APADI cumple 43 años de vida institucional. La asociación surgió impulsada por padres preocupados porque los chicos una vez que egresaban de las escuelas especiales, no tenían dónde ir. Fue así que armaron una serie de talleres en un salón cedido por el Centro de Jubilados de la Provincia, que estaba ubicado en pasaje Saravia y Urquiza. Luego, en 1994, recibieron en comodato el ala sur del antiguo hospital Arenales, en Bolivar y Rivadavia. Lo refuncionalizaron y allí realizan todas  actividades hasta hoy.

A la asociación asisten más de un centenar de alumnos que participan en una docena de talleres de zapatería, vivero, librería, telar, entre otros oficios. Los profesores, psicólogos y asistentes sociales son un lujo. Trabajan con mucho profesionalismo, pero sobre todo con mucho amor. Son solventados en algunos casos por el Ministerio de Educación, otros por la Secretaría de Discapacidad y también hay salarios que afronta la institución con lo que les reconoce el IPS por algunos chicos.

En un principio los alumnos ingresaban a partir de los 18 años de edad, pero como ahora egresan más temprano de las instituciones, se suman de los 14 o 15 años.

APADI es un espacio destinado a personas mayores con alguna discapacidad: síndrome de down o bien secuelas de enfermedades prematuras que no tuvieron una atención adecuada.

Hoy la entidad tiene múltiples necesidades. Todo lo que la gente pueda donar para los chicos suma.

Eltribuno

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