Algodonera Avellaneda, otra empresa del grupo Vicentin, a concurso de acreedores
Otra empresa del grupo Vicentin, Algodonera Avellaneda, pidió ingresar en concurso de acreedores para negociar su deuda y entre las inquietudes que esta situación despierta se destaca la continuidad laboral de 500 empleados y el impacto socioeconómico que podría generar el eventual cese de actividades de una de las principales compañías del noreste del país y una de las líderes en su rubro a nivel nacional.
Entre las causas de la crisis se aducen los problemas de la recesión y la menor demanda en el mercado interno, sumado a la apertura importadora que se propicia desde el gobierno nacional.
Por eso se esperan las actuaciones que determine el juez Fabián Lorenzini, el mismo del mega concurso de Vicentin SAIC, la gran empresa del grupo familiar, con sede en Avellaneda, y despliegue en Reconquista, dos ciudades vecinas del norte santafesino.
De hecho, Algonodera Avellaneda tiene su planta de moderna tecnología en el Parque Industrial de Reconquista, en articulación con 4 desmotadoras ubicadas en las provincias de Santiago del Estero, Chaco y Formosa.
Se trata de una integración vertical que incluye acopio, desmotado, hilado y tejido, confección de prendas de vestir y fabricación de algodón hidrófilo, productos derivados y específicos.
La expectativa es que el marco judicial facilite las tratativas ya en marcha para que la empresa pueda producir para terceros, a fasón, para lo cual hay negociaciones con Buyatti SAIC y la Cooperativa Agrícola de Avellaneda, para producir hilados y telas.
Lorenzini fue sorteado pero el azar puede ser un factor a favor, porque el magistrado ya conoce mucho sobre el tema, ya que Algodonera Avellaneda está vinculada con la empresa Vicentín SAIC y es garante de la compañía en créditos cruzados en el Banco Nación por US$ 3 millones.
De hecho, la operatoria a fasón que Lorenzini avaló es la que ha permitido a Vicentin SAIC, la agroexportadora del grupo, focalizada en el procesamiento de soja y girasol, mantenerse en funcionamiento desde hace más de 4 años, desde que presentó su concurso de acreedores por US$1.500 millones, lo cual se constituyó en el principal default privado de la historia argentina.
Con todo, apuntan a producir entre 500 y 800 toneladas mensuales para poder mantener los 500 empleos en relación de dependencia.