José de Castro: «La minería tiene hoy una relevancia mucho mayor por la transición energética»

Con cerca de 30 años de trayectoria en la industria minera, el ingeniero químico y máster en Consultoría Estratégica José de Castro Alem es una voz autorizada para hablar del contexto actual de la actividad. El vicepresidente de la Cámara de la Minería de Salta (CMS) será uno de los expositores de la nueva edición del ciclo de charlas de El Tribuno, «Hablemos de lo que viene«, que se realizará el próximo jueves. Participará del panel «Minería en los tiempos de los minerales estratégicos».
En diálogo con este medio, compartió su mirada sobre los desafíos de la minería y el escenario que vive la provincia en el contexto de la transición energética, que es el tema sobre el que rondarán las disertaciones este jueves.
Entre su experiencias, participó en la puesta en marcha de la primera planta de producción de carbonato de litio del país, FMC, que recientemente fue adquirida por Rio Tinto. Además, fue gerente general de Sales de Jujuy, en el área de litio, y también trabajo en Chile y en la Patagonia argentina en proyectos vinculados al oro, en distintas compañías.
Para comenzar, cuéntenos un poco sobre su exposición en este próximo evento
Algo importante para destacar es que primero la gente necesita interpretar cómo funciona la minería y cuál es su contexto actual. Hoy la industria enfrenta dos grandes variables que la atraviesan.
Una de ellas es la complejidad técnica, que abarca todo lo relacionado con la producción de metales, del carbonato de litio y otros materiales, y su interrelación, principalmente, con el medio ambiente, que también forma parte de esa complejidad técnica.
La segunda variable es la complejidad social y política, lo que nosotros en la industria llamamos «los grupos de interés» o stakeholders (partes interesadas). Esto incluye la mirada y la forma de trabajo que deben considerarse desde cada actor vinculado a la minería: a nivel local, las comunidades, los proveedores, la sociedad en general, y también desde el lado de la gobernanza, con gobiernos y reguladores.
A todo eso hoy se suma con más fuerza la variable geopolítica. La minería siempre tuvo una importancia estratégica, pero en el contexto actual, sobre todo pensando en la transición energética y en la demanda de minerales críticos, esa relevancia es aún mayor. Hace unos años el petróleo era el principal foco; hoy la minería ocupa un lugar central en el debate sobre el futuro energético global.
En ese contexto, Salta aparece como una provincia privilegiada, sobre todo si hablamos de transición energética, ya que posee algunos de los minerales clave para este proceso…
Así es. Un dato importante que debemos entender es que, si como humanidad queremos avanzar en la transición energética y modificar el paradigma de uso del petróleo y el gas como fuentes principales de energía, en los próximos 30 años necesitaremos producir la misma cantidad de minerales, o incluso más, que la que se ha producido en toda la historia de la humanidad.
Esto aplica a todos los minerales: cobre, níquel, zinc, hierro y los ahora denominados «minerales críticos», como el litio, que siempre existieron pero que hoy adquirieron un valor estratégico mucho mayor.
En ese escenario, Salta y la región andina siempre tuvieron un enorme potencial minero, y hoy ese potencial es aún más evidente. El litio es un claro ejemplo, pero además existen muchas otras oportunidades en esta provincia, no solo en el departamento Los Andes, sino en diversas áreas donde las sierras ofrecen una gran riqueza geológica.
Usted desarrolló un concepto muy interesante: «minería positiva». En ese marco, y pensando en las comunidades, ¿cree que la sociedad, particularmente en Salta, está asimilando los beneficios que trae y puede traer el desarrollo de esta actividad?
Sí, en Salta se ha hecho un gran trabajo en ese sentido y existe un reconocimiento social hacia la actividad minera. Sin embargo, soy muy crítico sobre algunos aspectos de minería, porque los modelos de gestión que manejan las empresas muchas veces son complejos de interpretar, difíciles de comprender y, en ocasiones, generan efectos contrarios a los que se busca alcanzar. Hoy es fundamental cuidar la relación con las comunidades. Esto se vuelve más desafiante cuando la actividad pasa de las fases de exploración a las de construcción y operación, especialmente cuando ingresan grandes empresas con modelos corporativos rígidos y estandarizados que muchas veces complican la integración local.
Por ejemplo, esas empresas suelen tener estándares muy exigentes para seleccionar proveedores. Si en las licitaciones se exige que una empresa local tenga diez años de experiencia en proyectos de mil millones de dólares o en desarrollos equivalentes, claramente muchos proveedores locales quedan fuera de competencia. Por eso, la visión de integración con proveedores locales debe estar por encima de las trabas procedimentales y burocráticas. Ese es uno de los desafíos actuales en Salta. Es clave que las empresas y el gobierno trabajen juntos en una mesa de consenso para abordar este tema, porque si no se resuelve, con el tiempo pueden surgir frustraciones y eso puede afectar la buena imagen que la minería ha logrado construir en la provincia.
Hoy la sociedad entiende la importancia de la minería, pero no podemos quedarnos quietos solo con eso. Es necesario hacer un trabajo superador para que la actividad realmente genere un desarrollo sostenido y genuino en las comunidades.
¿Cómo ve hoy el sector de exploración en Salta, teniendo en cuenta la caída del precio del litio y su impacto en la actividad?
Este tema está relacionado con lo que conversábamos antes. Los ciclos de precios, como el que tuvo el litio hace tres años, impulsaron el desarrollo de muchos proyectos que comenzaron a materializarse dos años después. Cuando todos esos proyectos entraron en producción, el precio cayó. Y es poco probable que se regrese a los valores históricos que vimos en ese momento. Esto provocó que la exploración se ralentizara de forma significativa. Y esa desaceleración también impactó en quienes, motivados por el entusiasmo, hicieron inversiones y ahora sienten frustración al ver que aquella «ola» pasó y están esperando que llegue otra. Por eso insisto en que es necesario que todos, empresas, gobierno, sociedad, nos sentemos a pensar y planificar estratégicamente, en lugar de actuar solo por espasmos o ciclos de precios. Hay que entender cómo funciona el sistema y, desde ahí, trabajar con una visión de largo plazo.
¿Eso cómo impacta?
Hoy ya se percibe cierta frustración en algunos sectores. Por ejemplo, muchos proveedores que, en su momento, compraron camionetas para alquilar a las empresas de exploración, hoy las tienen paradas porque la demanda bajó. Y ese tipo de situaciones no debería sorprendernos si entendemos que estos ciclos son recurrentes. En el concepto de «minería positiva» siempre destaco el riesgo de la trampa de las expectativas. Estos vaivenes son parte natural de la actividad y hay que saber gestionarlos. Creo que estamos en un momento clave para asumir que la exploración no volverá, al menos en el corto plazo, a los niveles que vimos hace tres años. Sí es posible que la construcción de proyectos, como puede ser el caso de Taca Taca (el yacimiento de cobre), reactive parte de ese entusiasmo, sobre todo en la etapa de obras, pero hoy Salta ya cuenta con minas en producción.
Por eso es necesario que el sector de servicios también se reconvierta y se adapte, sin dejar de mirar las oportunidades que puedan surgir en exploración y en nuevos proyectos, pero trabajando sobre una base sólida y realista.
Fuente: El Tribuno