La decisión oficial de aplastar los dólares paralelos para cerrar la brecha dispara dudas sobre el futuro de las reservas
Los anuncios que hizo el Gobierno el sábado y el domingo tuvieron impacto inmediato en las cotizaciones del lunes. Aunque no completamente en el sentido que esperaban la Casa Rosada y Economía.
Por el primer anuncio, de intervención en el mercado cambiario, ocurrió lo que quería el Gobierno: cayeron a pique los precios del dólar blue, del dólar contado con liquidación y del dólar Bolsa. En promedio, un retroceso del 8%. Mucho para un solo día. Por eso mismo, la brecha cambiaria, que el viernes orillaba el 60%, bajó al 42%. Satisfacción en los funcionarios.
Por el segundo anuncio, el de garantizar ya los dólares para un pago de intereses a realizar en enero próximo por unos 1.700 millones de dólares, la respuesta del mercado fue opuesta a lo que pretendía el equipo económico. Los bonos cayeron más del 2% y el riesgo país saltó a 1.555 puntos, pese a que fue un anuncio pensado para, precisamente, bajar el riesgo país.
En el medio, hubo un desplome de las acciones, que llevaron a una caída del índice MerVal del 12% en pesos y del 4,5% en dólares.
La respuesta de los mercados puso de manifiesto los interrogantes que despierta en los inversores la decisión oficial de priorizar, sobre todas las cosas, la reducción lo más acelerada posible de la inflación, una política que podría llevar -por la vía del torniquete monetario- a un enfriamiento de la actividad económica justo ahora que se empieza a hablar de recuperación de algunos sectores. Y temen, además, que usar dólares para cerrar la brecha, afectando el nivel de reservas, aleja un poco más el día en que se pueda anunciar la apertura, aunque sea parcial, del cepo cambiario.
En el Gobierno creen que se está planteando una pulseada de corto plazo entre inflación y reservas. “Nosotros estamos eligiendo como prioridad bajar la inflación porque creemos que si se gana esa batalla las reservas van a venir. Una parte del mercado no está de acuerdo con esto y cree que nosotros deberíamos tolerar una inflación mayor -o un ritmo de baja menor- para que no gastemos reservas en bajar la brecha y la inflación, y así habrá más dólares para pagar a los acreedores”. Es una pulseada en desarrollo.
Sobre las reservas, los funcionarios creen que van a recibir una ayuda extra por la vía del blanqueo de capitales. Y el Tesoro un ingreso importante, que calculan en 0,3 o 0,4 puntos del PBI, por el pago anticipado del impuesto a los Bienes Personales.
Más allá de estos cálculos, el problema es que si se van los dólares en la intervención -y quién sabe cuántos- ¿qué va a pasar con los precios de los bonos y el riesgo país?. Por caso, están los dólares para pagar el próximo cupón de intereses, pero para refinanciar el vencimiento de capital el riesgo tiene que estar por lo menos abajo de los 1.000 puntos.
A propósito de las reservas. Ayer Economía señaló que la aspiradora esterilizadora deberá funcionar a máxima velocidad, porque habrá que sacar de circulación 2,5 billones de pesos, adicionales a lo que se saca por superávit primario. Esa cifra de 2,5 billones surge de los pesos que se emitieron por las compras de dólares de mayo. “Es una cifra consistente con la expansión de la base monetaria vía compras en el mercado único de cambios desde principios de mayo” dicen en el Gobierno. Un detalle. El Gobierno compró los dólares a cerca de $ 900 pesos y los venderá a un precio mayor, algo más de $ 1.300 al precio de ayer.
El Tesoro, además, deberá juntar 600.000 millones de pesos extras -a esta tasa de política monetaria- para pagar los intereses mensuales de las LeFi, el instrumento que reemplaza a los pases pasivos.
En el equipo económico están convencidos de que el anuncio de emisión cero no va a golpear la actividad económica porque el nivel de apalancamiento -crédito- de la economía es ínfimo. Una reducción de los pesos en circulación y una eventual suba de la tasa de interés no afectará la marcha de la economía, afirman.
Por lo visto, no es lo que está viendo hoy el mercado. Economía cree que el tiempo les va a dar la razón. No resulta por ahora, un optimismo que resulte contagioso hacia quienes deciden el destino de las inversiones. La película sigue.