Doña María Luisa tuvo su carro de golosinas 50 años frente a la escuela Boedo: su pueblo la recuerda
A los 73 años falleció doña María Luisa Guaymás, una vecina de La Merced, quien con su carro de golosinas en la vereda de la escuela Mariano Boedo, endulzó a generaciones y generaciones de niños.
Hace algunos años contaba: “Yo siento como la obligación de levantarme temprano y venirme a atender a los chicos. Haga frío, calor, llueva o haya viento. Por ahí me aflijo por los niños, porque si no vengo se quedan sin su golosina”.
En aquella oportunidad recordó: “Muchos chicos crecieron y se acercan a saludarme. Algunos ya son papás. Ahora veo que retan a sus hijos y les recuerdo que ellos andaban igual, por eso no tienen que retarlos cuando se ponen caprichosos. Y ellos se ríen. Agradezco a los que se acercan a saludarme. Me siento gratificada. Siento que no se olvidaron de mí. Eso me da fuerzas para salir adelante. Les agradezco de corazón”.
Doña María Luisa tenía una profunda vocación de servicio y su kiosco de golosinas era el medio para hacer felices a los chicos. De la vereda de la escuela Boedo, los fines de semana solía trasladarse al club La Cañadita, ubicado a algunos kilómetros del casco urbano, donde llegaba con sus golosinas a la cancha, donde jugaban las ligas infantiles. También fue dirigente deportiva y durante su gestión La Cañadita salió campeona del torneo mercedeño de mayores.
Fueron varias décadas de contacto con la gente, que calaron hondo en la comunidad. Más allá de acercarse a su carro para comprar unas galletas o un alfajor, muchos lo hacían para pedirle consejos. “Yo siempre estoy ahí, para apoyarlos. Los chicos que crecieron hoy están cambiados, por ahí no los reconozco, pero ellos me recuerdan quienes eran y me llenan el alma”, expresó María Luisa en 2016.
“Cuando íbamos a la escuela, no había nada mejor que comprarle algo en la puerta para luego disfrutar durante el recreo. En esos recuerdos aparece inevitablemente la imagen de María Luisa Guaymás, quien nos vio crecer”, contó un ex alumno de la escuela Boedo.
Fue también una excelente madre. Tuvo cinco hijos, Antonio, Héctor, Julio, Roxana y Jesús. También nietos y bisnietos. Jesús (40), el más chico, en diálogo con El Tribuno recordó: “Siempre la vi vendiendo golosinas. Siempre estuvo en la escuela Boedo, pero también se ubicaba al costado de la iglesia en las novenas y fiestas patronales. Recuerdo el cariño que le tenían los chicos del ex Hogar de Día, muchos no tenían padres y ellas les fiaba. Lo importante era dibujarles una sonrisa. Ella sabía que ese esfuerzo valía la pena”.
María Luisa era oriunda de finca La Mercantil, de La Merced. Luego se casó y se mudó al pueblo y vivió hasta sus últimos días en calle Mariano Boedo, de barrio YPF (zona centro). Falleció este sábado y su comunidad la recuerda con su amable sonrisa, su carro colmado de golosinas y siempre dispuesta a hacer felices a los chicos.