La salida de Fernando Vilella: ¿adiós a la política de la vaca viva?
Aunque lo tomó de sorpresa en su escala parisina tras una gira para abrir mercados en China, la salida de Fernando Vilella de la secretaría de Bioeconomía parecía cantada.
En parte, porque había sido elegido para el cargo por el también defenestrado Nicolás Posse. A tal punto, que Villela recién conoció a Milei en marzo, tres meses después de su designación en Expoagro. Pero esta salida y el regreso al tradicional nombre de secretaría de Agricultura y Ganadería y Pesca esconde mucho más.
Para quienes siguen de cerca las movidas de Luis Caputo, observan que busca, desde sus necesidades de dólares, un interlocutor único, en este caso las cerealeras, que son las que liquidan la cosecha.
Y ganó poder colocando en un área clave a otro de los suyos. El campo por su peso en términos de divisas y recaudación a partir de las retenciones es más que significativo.
Claro que desde la salida de Posse, Vilella perdió todo anclaje político. Y mucho antes no fue escuchado, como cuando sostuvo, siempre en su tono contemporizador, que las retenciones en el caso de la soja con este nivel de precios internacionales en torno a los US$ 430 la tonelada y con una brecha de 40% con el dólar oficial., “ahogan al sector”.
Más aún el ahora ex secretario dio un mensaje a las entidades: las retenciones tendrán que esperar en un cronograma de rebajas de impuestos que arrancan con el impuesto País y sigue con el que castiga al cheque.
Pero hay otro hecho. Y es que Vilella con su lema de la “vaca viva” tampoco fue entendido en el Gobierno. La “vaca viva” se refiere a la modalidad de producir en la Argentina con técnicas que combaten el cambio climático, justo cuando las normas del comercio mundial de granos y carnes se han vuelto muy exigentes respeto a la trazabilidad y la huella de carbono.
Vilella fundó hace 20 años, casi como un pionero, la primera carrera de Ciencias Ambientales en la facultad de Agronomía en la UBA. Y fue también decano de esa casa de estudios. Sostiene que Argentina es acreedora del mundo por sus casi nulas emisiones de dióxido de carbono.
Muchos seguidores de Javier Milei en las redes lo atacaban permanentemente y lo acusaban de abrazar la agenda del Foro de Davos, que es hoy la llave para poder exportar.
Incluso algunos productores hicieron fuerza para sacarlo del medio en la visión de que la política agropecuaria debe estar en sus manos, que debe dirigirse tranqueras adentro. Con la designación del nuevo secretario Sergio Iraeta le dieron la razón: es concuñado de quien será su jefe más inmediato, Juan Pazo. Tiene campos en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.
Su sucesor seguramente sepultará las ideas de Vilella, entre ellas darle fuerza a los biocombustibles. Últimamente estaba muy entusiasmado con lo que pasa en Paraguay: allá se construye a todo vapor una planta de biodiésel sintético, es decir el combustible que se obtiene de la soja y que se utiliza en los aviones. EE.UU. tiene 30 plantas, Brasil levanta otras igual que Uruguay y Chile. Argentina lo mira desde afuera.