Canje de deuda del Banco Central: se hará en un día y en el Gobierno dicen que no tendría que generar problemas en el mercado
Luego de haber anunciado que acelerará el traspaso de la deuda remunerada del Banco Central al Tesoro, el Gobierno publicará, posiblemente la próxima semana, un Decreto de Necesidad y Urgencia con los lineamientos del canje.
La operación se puede resumir así: los bancos eliminarán de sus cuentas los pases pasivos que tienen colocados en el Banco Central y vencen todos los días y a cambio incorporarán nueva deuda pero emitida por el Tesoro, que saldrá a la cancha con este nombre: Letra Fiscal de Liquidez (LFL), un papel que se emitirá a dos años de plazo, con tasas de interés variable, pero que se podrá negociar todos los días en el mercado secundario.
Los detalles se están definiendo en estas horas. Se está armando la reglamentación para emitir el nuevo papel y la operación de canje se concretaría de una sola vez, en una fecha aun a definir, que podría ser en las próximas semanas o tal vez en agosto. Hoy los pases pasivos llegan a 13,4 billones de pesos, repartidos en mitadas entre bancos públicos y bancos privados.
Aunque la nueva deuda, como anunciaron el viernes pasado el ministro Luis Caputo y el titular del Banco Central, Santiago Bausili, pasará a estar en cabeza del Tesoro, en los hechos funcionará igual que hoy lo hacen los pases: el BCRA lo tendrá en su balance y lo utilizará para sumar o restar liquidez en el sistema. La tasa de interés surgirá de la oferta y demanda. Esa tasa será la que en los hechos utilizará el BCRA como la referencia para definir su política monetaria.
Un punto importante que los funcionarios se encargaron de garantizar a los bancos: las nuevas letras, por ser emitidas por el Tesoro, quedan blindadas tributariamente: no pagarán Ingresos Brutos a la Ciudad ni a la Provincia de Buenos Aires y otras jurisdicciones, como sí lo hacen hoy los pases. No es un tema menor. La no aplicación de Ingresos Brutos significa una mejora en la tasa real que cobran los bancos de entre 4 y 5 puntos, a los niveles actuales.
Según fuentes oficiales, ya se bajaron intereses por pasivos del BCRA de 4,5 billones a 600.000 millones de pesos.
En algun momento de julio también debería definirse otra operación considerada crucial por el Banco Central: el canje de bonos del Tesoro con cláusula PUT. Son cerca de 16 billones de pesos, de los cuales un tercio está en manos de bancos privados. Para el Central es muy importante solucionar este tema, porque cada vez que un banco ejerce la cláusula obliga al Central a emitir pesos, por fuera de su emisión programada.
En este contexto, desde el Banco Central creen que empieza a verse una suba en la tasa de plazo fijo porque crece la demanda de dinero. La clave del programa va a estar en la suba de la demanda de pesos y en que se vea la convicción de Milei y Caputo en mantener el superávit fiscal. Lo ideal -y algo de eso ya se vio en junio, es que los bancos desarmen sus colocaciones de liquidez en el Banco Central porque necesitan los pesos para abastecer la demanda de crédito de sus clientes. De hecho, el mes pasado las colocaciones de créditos a personas y empresas crecieron cerca de 13% en términos reales, es decir, por encima de la inflación.
Además, si sube la tasa de interés podría darse la situación de que quienes hoy se financian tomando pesos para no vender dólares (productores de soja, por ejemplo) accedan a desprenderse de dólares, por una cuestión estrictamente de conveniencia financiera.
Es que el Gobierno reafirma cada vez que tiene ocasión que se seguirá a rajatable el crawling peg de 2%. Las reservas van a caer porque se van a usar US$ 3.000 millones para pagar los bonos la semana que viene.
Por otra parte, en septiembre se empezarán a pagar US$ 167 millones por mes de Bopreal. El dólar blend no preocupa al Gobierno y sigue, pese a los reparos del FMI. Le resta reservas (porque una parte va por el mercado financiero) pero también muchas importaciones se están pagando con dólar contado con liqui, es decir que no consumen dólares del BCRA.