23 de noviembre de 2024

Juliana, la última gran apuesta del grupo Awada

Abraham Awada llegó del Líbano cuando era muy joven y se instaló en Villa Ballester, a 20 kilómetros del Obelisco. En 1953 abrió La Reinita, una tienda de ropa para casi toda la familia. Y cuenta la leyenda que era de esos comerciantes que pensaban al revés.

Cuando los demás se dedicaban a comprar al por mayor, a él se le ocurrió fabricar. Si la crisis dictaba que había que achicarse, Abraham, junto a Elsa “Pomi” Baker, su mujer; se expandía. Y hasta dicen que planeaba sus negocios cuando el resto dormía.

Conoció lo que significó estar secuestrado por una banda delictiva cuando en 2001 fue raptado frente al club de golf San Andrés, en el partido bonaerense de San Martín. Fue liberado seis días más tarde luego de que su familia pagara un rescate de US$ 300.000.

Y ese hecho lo unió de alguna manera a quien sería su yerno, Mauricio Macri, que se casó con su hija Juliana en 2010. Abraham murió en 2012 a los 90 años, convertido en un fuerte empresario textil.

De sus cinco hijos, Alejandro es actor, Leila, pintora, Juliana diseñadora y Zoraida y Daniel se dedicaron al negocio familiar.

Daniel, con su ahora exmujer Patricia, dio en la tecla cuando tempranamente se embarcó en la ropa infantil con Cheeky a la que sumó luego la de adolescentes con Como Quieres.

Este año, en medio de la crisis y derrumbe de ventas, también fueron en sentido contrario. Sumaron a la marca Awada al holding de Cheeky y Como quieres, ahora bajo el nombre Altatex.

Y estrenan un edificio corporativo y planta productiva en Don Torcuato de 20 mil metros cubiertos que alberga a sus 500 empleados. Ingresan las telas, se hacen los cortes, se manda a terceros para la confección y la prenda lista se distribuye desde allí. En total, fabrican 10 millones de artículos por año.

Render del edificio corporativo y fábrica Don TorcuatoRender del edificio corporativo y fábrica Don Torcuato

En el nuevo edificio la oficina más importante es la que corresponde a Pomy, de 87 años, que sigue muy activa en la empresa.

Aseguran que la anunciada importación de prendas “no nos hace mella”. El criterio es producir “todo acá” y que el componente importado sea apenas el 20%. En el caso de este grupo se concentra en camperas y calzado. Y se explica la decisión a que prefieren uniformidad en la calidad de los productos.

Por cierto, la gran apuesta es Juliana que ya les diseñó piezas y sintetiza un aspiracional de elegancia. Su solo nombre es indiscernible del marketing y otras tareas de promoción para la marca.

Juliana Awada con sus diseños.Juliana Awada con sus diseños.

“El objetivo es impulsar la expansión de Awada a nivel nacional con el desafío de renovar la imagen y potenciar los clásicos, manteniendo la identidad, estilo y elegancia. Estamos dando el primer paso de un ambicioso plan de crecimiento en el sector de indumentaria”, dice Hernán Gálvez, Gerente Comercial, a Clarín.

La firma vuelve con locales propios a los shoppings Alcorta y Unicenter. También apuestan a una tienda on line.

En cuanto al rol de la ex primera dama, que acaba de cumplir 50 años, le armaron lo que se llama una cápsula exclusiva para sus diseños que estará presente en cada temporada con su estilo caracterizado en prendas versátiles que “reflejan lo natural y descontracturado con géneros livianos, con caída y una paleta de colores neutra, muy suave. Su participación es esencial”, admite Gálvez.

Hernán Galvez, gerente comercial Hernán Galvez, gerente comercial

En esta temporada unos 65 artículos llevan la firma de Juliana. La marca es reconocida por mujeres de 20 a 70, pero fuerte en el segmento de 30 a 50 y muy elegida por profesionales, con vida social.

Claro que hasta ahora el pan y la manteca son Cheeky, con más de 30 años en la indumentaria infantil, cuyas ventas no sufren tanto en la crisis. Contabiliza 50 locales propios y 150 franquiciados. Y con Como Quieres, pionera hace 15 años en preadolescentes y moda juvenil, tiene 60 locales propios y 22 franquiciados.

El grupo intentó hacer pie en el exterior y luego de desembarcar hasta en EE.UU., los fue cerrando. Ahora regresa con uno en Barcelona, punta de lanza para probar suerte en España. Con Juliana, por supuesto.

Clarín

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