Viajes de compras a Bolivia: una ola que no para de crecer
Cada semana, cientos de familias argentinas cruzan desde Aguas Blancas a Bermejo y desde Salvador Mazza a Yacuiba para estirar sus sueldos o abastecer puestos y locales de ventas. La ola, que no para de crecer desde hace cinco meses, tiene con una soga al cuello al comercio registrado de este lado de la línea internacional, que no tiene modo de competir con las variables del mercado informal de la frontera. Las cámaras del comercio de los departamentos Orán y San Martín advirtieron que las ventas del mercado formal cayeron un 50% y que muchas pymes están a un paso de caer con los puestos de empleo que sostienen.
Cada semana, cientos de familias argentinas cruzan desde Aguas Blancas a Bermejo y desde Salvador Mazza a Yacuiba para estirar sus sueldos o abastecer puestos y locales de ventas. La ola, que no para de crecer desde hace cinco meses, tiene con una soga al cuello al comercio registrado de este lado de la línea internacional, que no tiene modo de competir con las variables del mercado informal de la frontera. Las cámaras del comercio de los departamentos Orán y San Martín advirtieron que las ventas del mercado formal cayeron un 50% y que muchas pymes están a un paso de caer con los puestos de empleo que sostienen.
Uno de los factores que incidieron en la nueva direccionalidad del comercio transfronterizo ha sido la fuerte devaluación de la moneda de Bolivia. Desde julio, cuando un peso boliviano (Bs) cotizaba en 150 pesos argentinos, la relación cambiaria decreció gradualmente hasta los 110 de estos días. Otro factor decisivo es la relación del peso boliviano con el dólar. Desde febrero último, en el vecino país la cotización oficial se mantiene por debajo de los $7 Bs. Sin embargo, al igual que en Argentina, el acceso al tipo de cambio oficial es una quimera, con el agravante de que la plaza de Bolivia transita por una fuerte sequía de billetes verdes en la que los dólares que inyectan los turistas argentinos es una de las escasas opciones que tienen los comerciantes para hacerse de billetes estadounidenses en condiciones más razonables que las del mercado paralelo, informal o del «blue», como se lo llama en Argentina.
Un dato: Desde febrero el «blue» de Bolivia no paró de subir. Entonces estaba a 8,10 Bs y al cierre del último viernes tocaba los 12 Bs, con una brecha del 74% frente al inaccesible dólar oficial.
En contraste, desde el pasado 12 de julio, cuando tocó los $1.500, el «blue de la plaza argentina descendió gradualmente hasta los $1.135 del último cierre. Hoy, en el mercado informal del país, el dólar cotiza en valores semejantes a los de 17 de mayo último. En el juego de relaciones cambiarias, muchos argentinos vuelcan sus dólares de ahorro en los viajes de compras o directamente adquieren con pesos argentinos productos que les resultan dos a tres veces más económicos. En los negocios del otro lado de la frontera los reciben con los brazos abiertos, e incluso con conversiones más ventajosas que las de los cambistas, porque con los pesos argentinos adquieren dólares en Salta o Jujuy con mejores rendimientos que en las compras del «blue» en su país con pesos bolivianos. La carga fiscal existente a uno y otro lado de la frontera también marca diferencias que acentúa la evasión impositiva.
Los productos donde más resaltan las diferencias de precios son los artículos de mayor costo, como electrodomésticos, bicicletas, zapatillas profesionales, herramientas y neumáticos.
Televisores, cocinas, heladeras, computadoras de última generación provenientes de China y países del sudeste asiático también se consiguen a menos de la mitad de su precio en Argentina.
Las estrategias comerciales adoptadas por casas comerciales del sur de Bolivia hoy incluyen pagos en cuotas y hasta garantías inclusive. También se observa en muchos negocios una notoria evolución en lo que respecta a la atención al cliente.