23 de noviembre de 2024

VIDEO. Amigas de toda la vida rompieron con más de 90 años de conducciones masculinas en dos instituciones clave de Salta

En un notable hito para las instituciones profesionales de Salta, dos mujeres, Cristina Sánchez Wilde y Silvina Echazú, han logrado lo que parecía imposible: romper con más de 90 años de conducciones masculinas al frente de dos importantes entidades en la provincia. Cristina es la presidenta del Círculo Médico de Salta, y Silvina ocupa el mismo cargo en la Asociación de Ingenieros de Salta. Pero su historia no solo se distingue por sus logros, sino también por una amistad que data de la infancia y que las ha acompañado en todo su recorrido.

Ambas nacieron en Salta, donde sus madres compartían una gran amistad que las unió desde niñas, y a pesar de haber tomado caminos distintos Cristina se trasladó a Tucumán para estudiar medicina, mientras que Silvina se quedó en Salta para estudiar ingeniería, pero esto nunca hizo que perdieran el contacto.

 «Nos tocó romper el techo de cristal», resaltó Cristina y destacó la coincidencia de que ambas, a lo largo de sus vidas, han buscado siempre avanzar y superar barreras, aún cuando fueron madres buscaron superarse, ya sea en sus estudios, en su carrera profesional o en el ámbito social.

Fueron compañeras del colegio San Alfonso

El vínculo que las une se forjó en los pasillos de la Escuela Alberdi, en las tardes de juegos, en las fiestas y en la secundaria del Colegio San Alfonso, donde ambas compartieron risas y sueños. Su amistad ha sido un motor constante a lo largo de sus vidas, y su historia de éxito no solo refleja sus logros personales, sino también el apoyo incondicional que se brindaron mutuamente en momentos de incertidumbre.

Demostraron capacidad

En la actualidad, las mujeres demostraron su capacidad para ocupar puestos de liderazgo, pero no ha sido un camino fácil. Silvina Echazú reflexionó sobre los desafíos de ingresar a un campo tradicionalmente dominado por hombres. “Las mujeres tenemos una gran virtud, somos muy trabajadoras y constantes. Sabemos cómo manejar varios frentes al mismo tiempo, como la familia, el trabajo y los estudios. Esa versatilidad es lo que nos permite enfrentarnos a otros desafíos, incluso en campos como la ingeniería”, explicó.

Y recordó que en su camino, primero como docente y luego como parte activa de la Universidad Nacional de Salta, y más tarde en la Asociación de Ingenieros, siempre tuvo la necesidad de abrir espacios para las mujeres y para las nuevas generaciones.

“Abrir caminos para que las futuras generaciones puedan seguirlos es algo que no se ve de inmediato, pero es esencial. Romper el techo de cristal no es de cero a cien, es un proceso constante”, expresó. En junio pasado, la Asociación de Ingenieros celebró sus 90 años, y por primera vez, una mujer, Silvina, encabezó la lista.

Por su parte Cristina, también tuvo que superar prejuicios y dudas. Aunque las mujeres siempre habían formado parte de las comisiones directivas del Círculo Médico, nunca antes una mujer había llegado a la presidencia.

“No me lo había propuesto, pero hubo quienes creyeron en mí más de lo que yo misma creía. Un hombre, el doctor Beretta, me convenció de que estaba preparada para asumir el cargo”, comentó. En su caso, la presidencia es un mandato de dos años, un periodo corto pero significativo, que está por finalizar.

El poder de la amistad en la gestión

Lo que hace aún más especial la historia de Cristina y Silvina es su relación de amistad, que las acompañó durante todo su recorrido profesional. Siempre estuvieron en contacto, compartieron ideas, preocupaciones y logros. “Cuando Cristina estaba por asumir como presidenta del Círculo Médico, me pidió un café. Necesitaba despejar sus dudas sobre si estaba tomando la decisión correcta. Yo le dije, rompe el techo de cristal, y así fue», relató Silvina.

Para Cristina, los consejos de Silvina siempre fueron clave. “Hay muchos techos por romper, pero lo importante es tener la fuerza de la verdad y no imponerse por la razón o la violencia, sino por el trabajo, el respeto y la constancia”, dice. Y en cuanto a las mujeres que aspiran a ocupar cargos de liderazgo, su mensaje es claro: “No tengan miedo. Consulten con las personas que confían, y sigan adelante. Uno no sabe lo fuerte que es hasta que enfrenta la adversidad”, indicó.

El futuro de las mujeres en el liderazgo profesional

Ambas mujeres coinciden en que su objetivo no es solo romper barreras personales, sino también ser referentes para las nuevas generaciones. Como madres de hijas mujeres, Silvina y Cristina entienden la responsabilidad de abrir caminos para que las futuras líderes no enfrenten los mismos obstáculos que ellas. Para Silvina, ser competente y estar preparada es esencial. “No se trata de ser mujer por ser mujer, sino de ser competente, formada y siempre estar a la vanguardia”, afirma.

Con una mirada en el presente y otra en el futuro, ambas comparten la convicción de que su trabajo está lejos de terminar. Cristina reflexiona sobre el legado que dejarán: “Ahora estamos en una etapa de dar. Es un momento de compartir experiencias, mejorar situaciones y recuperar instituciones que se vieron afectadas por la pandemia”.

Cristina Sánchez Wilde y Silvina Echazú son un ejemplo claro de que, con esfuerzo, perseverancia y solidaridad, las mujeres pueden alcanzar las metas más altas. Y lo más importante es que el camino hacia esos logros no solo se construye con trabajo, sino también con amistad y apoyo mutuo. Pero aún hay mucho por hacer, hoy las nuevas generaciones de mujeres pueden seguir el ejemplo y aspirar a lo que antes parecía inalcanzable.

Eltribuno

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