15 de noviembre de 2024

¿Qué puede pasar con Aerolíneas si fracasa la negociación con los gremios?

La posibilidad de que el Gobierno determine el cierre definitivo de Aerolíneas Argentinas viene siendo enarbolada como parte de la agenda libertaria, en particular desde que los gremios aeronáuticos comenzaron con su seguidilla de paros y «asambleas informativas» a mediados de agosto.

«Privatización o cierre» fue la consigna que voceros de la Casa Rosada emitieron la semana pasada y que este lunes reiteraron antes de la reunión entre los directivos de Aerolíneas con los gremios.

Hasta el momento todos los movimientos que se vienen haciendo desde el Gobierno apuntan a solicitar la apertura de un procedimiento preventivo de crisis para poder realizar un fuerte ajuste dentro de la compañía, que podría incluir suspensiones y despidos.

La secretaría de Trabajo es la encargada de evaluar y dar autorización a este procedimiento, que incluye un plan detallado por parte del dueño de la empresa (el propio Gobierno, en este caso) sobre los motivos por los que pide el PPC y a cuántos empleados se propone suspender o desvincular.

Pero durante el fin de semana el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, fue más allá y mencionó la posibilidad de «terminar» con la compañía.

Francos, quien en declaraciones por radio dijo que estaba citando palabras del presidente Milei, señaló: “El gobierno está dispuesto a avanzar con las propuestas que ya hizo: la privatización o, si los empleados quieren, le entregamos la compañía a los trabajadores y que lo resuelvan. En caso contrario, vamos a ir a la privatización. Si el Congreso no hace la privatización, el Presidente ha sido muy preciso también en esto: vamos a terminar con la compañía, con Aerolíneas Argentinas”.

Técnicamente, la decisión de «terminar» con Aerolíneas Argentinas se podría concretar mediante la apertura de un concurso preventivo, como ocurrió en 2001, o mediante el trámite del sinceramiento de sus estados contables: la empresa acarrea un patrimonio neto negativo que hoy rondaría el equivalente a 200 millones de dólares. Desde su estatización, esa situación de pasivos superiores a activos fue cubierta con aportes del Estado, pero desde que asumió en diciembre el gobierno de Milei sólo autorizó el giro de fondos especiales a Aerolíneas para financiar un programa de retiros voluntarios.

Según la Ley de Sociedades, los dueños de la empresa (el propio Estado) podrían convocar a una asamblea de accionistas para capitalizar ese rojo patrimonial y, de no conseguir aportantes, solicitar su liquidación ante la Inspección General de Justicia.

Se trata de un escenario que no es imposible, según las declaraciones de los funcionarios, pero representaría para el Gobierno abrir dos frentes que no estaría en condiciones de resolver en lo inmediato: la falta de aviones para endosar el volumen de pasajes de Aerolíneas vendidos sin volar y los pasivos de la compañía.

¿Cuál es hoy la deuda de Aerolíneas? Según la presentación que en abril de este año hizo el presidente de la empresa, Fabián Lombardo, ante la Jefatura de Gabinete, a fines de 2023 el pasivo de Aerolíneas equivalía a 1.890 millones de dólares.

A ese pasivo habría que sumar las indemnizaciones laborales por despidos y las multas por devolución anticipada de aviones alquilados (los contratos incluyen una fuerte inversión por avión antes de su devolución).

Son 10.500 los empleados que tiene Aerolíneas y 17 los destinos a los que llega dentro de la Argentina donde no llega ninguna otra línea aérea. Aerolíneas destina sólo al mercado de cabotaje entre 50 y 60 aviones cada día, mientras que su competencia, sumada, no llega hoy a los 30 aviones. De modo que la decisión de «terminar» con la línea aérea estatal dejaría un vacío imposible de llenar, al menos en el corto plazo.

Clarín

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