Reforma del Código Urbanístico en la Ciudad: los puntos más cuestionados por los vecinos

Desde el miércoles pasado –y hasta el viernes de la semana que viene–, más de 1.700 personas –entre vecinos y vecinas, organizaciones no gubernamentales, arquitectos, profesionales y funcionarios– participan de la audiencia pública en la que se debate el «ajuste» al Código Urbanístico (CUr), propuesto por el Ejecutivo porteño.

La audiencia pública es requerida por ley y debe ocurrir entre la primera y la segunda lectura del proyecto que «actualiza y/o ajusta» el Código Urbanístico. Este procedimiento de doble lectura aplica a toda norma que modifica la planificación de la Ciudad.

El 26 de septiembre se aprobó en primera lectura y el miércoles comenzaron las audiencias públicas, que no son vinculantes. Se estima que en las últimas sesiones legislativas de diciembre, se llevaría a cabo la segunda lectura y la posible aprobación de los cambios que propone el Gobierno porteño.

Hasta el viernes por la tarde, la Comisión de Planeamiento Urbano había llamado a las primeras 460 personas inscriptas (algunas participan de manera presencial, otras a través del zoom y algunas pocas, no se presentan). En general, los y las vecinas dejaron en claro que estos ajustes y cambios que propone el Ejecutivo, se llevarán a cabo sin tener en cuenta sus voces.

Si bien el Gobierno porteño realizó reuniones en todas las comunas, los vecinos y vecinas que participan de la audiencia se sienten claramente desoídos en sus reclamos por frenar la densificación, la construcción en altura y la multiplicada de usos comerciales permitidos en las tramas barriales. Además reclaman más espacios de esparcimiento y mejor infraestructura en aquellos lugares que comenzaron a densificarse con el CUr actual.

Una de las personas que tomó la palabra fue la arquitecta Rosa Aboy, vicepresidenta del Instituto Ciudad Políticas Públicas para Buenos Aires. Sobre lo que se debate, concluyó que el Ejecutivo llevó a la Legislatura «una propuesta normativa sobre construcción en las parcelas, no un Código Urbanístico. Un Código requiere estudios y propuestas que tengan en cuenta la movilidad y el transporte, criterios de sostenibilidad sobre las cuencas pluviales, infraetructura en áreas de salud, recreación, servicios de saneamiento, espacio público y viviendas. Todas áreas estratégicas que merecen ser abordadas con mayor reflexión técnica y profundidad», concluyó.

Recordó que el Plan Urbano Ambiental (de 2008) debía ser actualizado antes que el Código Urbanístico para que sea soporte y fundamento de éste último.

En relación a la viviendas, Aboy lamentó que no haya propuestas vinculadas a los alquileres. Por ejemplo, como ocurre en muchas ciudades europeas, en donde los gobiernos construyen edificios pensados para familias inquilinas. Se mostró a favor de la rehabilitación de edificios existentes: «Es más barato, rápido y sustentable que construir uno nuevo. Además genera puestos de trabajo», remarcó. Respecto a la infraestructura, valoró lo que la Ciudad promovió en Parque Patricios como un ejemplo virtuoso.

Presente en el Salón San Martín de la Legislatura, la vecina María Dolores Fernández, de Villa Santa Rita, lamentó «la pérdida de identidad de los barrios. Este Código que aparece en nuestras vidas está causando muchos problemas en la calidad de vida de nuestra Comuna 11. Un aumento exponencial y arbitrario en la capacidad constructiva y en la altura. Se han hecho grandes torres y edificios de 8 y 9 pisos sobre calles muy angostas», contó.

Al barrio le llevó 44 años de lucha conseguir 1.600 metros cuadrados para una plaza, «gracias a la lucha y a la organización de los vecinos», recordó. Marcó varios problemas concretos de esta Comuna (la 11, compuesta por los barrios de Villa General Mitre, Villa Devoto, Villa del Parque y Villa Santa Rita), por ejemplo, la construcción desatada sobre calle Argerich, con edificios de 8 y 9 pisos (se trata de una calle angosta, interna del barrio). O la proliferación de usos comerciales que llenan de decks un barrio como Villa Devoto.

María Emilia Pezzatti (del Consejo Consultivo de la Comuna 3), vecina de Balvanera, remarcó datos vinculados a su barrio: por ejemplo, tienen la mayor zona comercial del país (Once), la menor superficie cubierta de arbolado y la comuna con mayor densidad, 30.000 habitantes por kilómetro cuadrado. «El doble que Bombai e incluso más densidad que en Manhattan», detalló.

Llegó a esta audiencia con propuestas: «La propuesta del Ejecutivo es duplicar la densidad de nuestra comuna, con edificios de hasta 8 pisos en calles internas. Así nos quitarían lo poco de aire y luz que tenemos. Nosotros proponemos mantener la altura existente y más escuelas, más lugares recreativos, deportivos, espacios verdes, equipamiento y servicios», dijo María Emilia.

Recordó que en la esquina de Ayacucho y Perón hay un terreno baldío en desuso, que podría transformarse en plaza. Se trata de una parcela que representa algo menos de un cuarto de manzana, que se encuentra vacía hace más de diez años.

En fin, en los barrios, con los vecinos y vecinas organizados, propuestas no faltan. Y pese al reclamo por ser escuchados, entienden que estos ajustes en el Código no contemplan sus voces. De todos modos, durante toda la semana que viene, continuarán las audiencias. Y se definirá en las últimas semanas de noviembre que día de diciembre se llevará al recinto la segunda lectura. Se descuenta que será aprobada pese al rechazo masivo de quienes hicieron escuchar sus voces en estas audiencias.