Para uno de los economistas preferidos del Presidente, “la paciencia de la gente es el capital más importante que tiene Milei”
Gerardo “Gerry” della Paolera recibe en el castillo, como se llama en la city al edificio art deco diseñado en los años 20 por el arquitecto Pablo Naeff para la sede del por entonces coloso Bunge y Born. Della Paolera es doctor en Economía de la Universidad de Chicago, profesor de Historia económica y Director Ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, tan famosa por los premios a científicos y reconfigurada de una entidad filantrópica a un «think & do tank».
Della Paolera describe sus planes de acción: transformación en los servicios de salud pública en Salta y nuevos sistemas educativos en Mendoza, por citar algunos. Considera que “la educación es la verdadera banca de inversión de un país. ¿Por qué el Ministerio de Educación no se transforma en un agente de innovación y de reforma educativa en consenso con las provincias, como tiene Uruguay?”, dispara.
En las ultimas semanas, Della Paolera ganó una popularidad inesperada: Javier Milei lo citó y elogió en reiteradas oportunidades.
-Usted ha dicho que la presidencia de Menem fue la mejor de la historia, ¿de allí el reconocimiento del Presidente?
-Hace un tiempo, él me entrevistó en su cuenta de Instagram sobre el libro La Economía de Perón, junto a Roberto Cortés Conde. Y tuvimos otra charla el día que muere Menem. Le dije que la primera presidencia de Menem era la mejor de la historia. Es que para juzgar las presidencias, hay que considerar la herencia que se recibe, la performance durante la administración y el legado que deja. En función de varias variables la primera presidencia de Menem fue muy buena. La segunda ya no. No me meto en los temas de corrupción pero para lo fiscal y macroeconómico, no hay duda que fue la mejor de la historia. Tengo una anécdota. Estábamos en la casa de Guido Di Tella con Alfredo Canavese a fines de 1989. Entró Menem con ropa de tenis y dijo: “No quiero jorobar con la inflación ni con los gringos”. Dos definiciones clarísimas. Una era matar la inflación y la otra, un cierto posicionamiento, dado el consenso de Washington. Menem era praxis pura.
Foto Juano Tesone
-Usted es profesor de Historia Económica Global, desde esa perspectiva ¿cómo observa la presidencia de Milei?
-Cuando se emigraba al nuevo mundo, los italianos que vinieron, los distintos que conformaron el país, no tenían lo que veían, pero se jugaban. Hoy pasa algo parecido. Venimos de un cráter. Hay una fuga hacia adelante en busca de una esperanza. La gente estaba hastiada de 20 años de estancamiento y aún cuando no se entienda hacia dónde va, nadie quiere quedarse en el lugar. De manera sorprendente para todo el mundo, todavía en una de las recesiones más profundas en la historia económica argentina contemporánea, que esperemos sea corta, está todavía el apoyo por lo menos de la mitad de la población. En Francia François Hollande tuvo en su primer año una pequeña caída económica y su popularidad bajó del 60 al 20%. Aquí, ante una caída del 9% del consumo, hay paciencia. Esta paciencia es el capital más importante que tiene Milei. La caída del PBI per cápita en Argentina en los últimos 20 años es dramática. Hay un proceso de divergencia del desarrollo argentino con respecto al resto del mundo que es único. Por eso la gente está harta de ver vivir a sus hijos peor. Hay un voto de confianza a Milei. Pero si la gente empieza a ver que el gabinete es precario, que no hay gestión, que no repunta, que la inversión no se traslada a su calidad de vida, el riesgo es que se acabe.
-Varios economistas aseguran que la recesión es más profunda de lo que se preveía. ¿Ve la salida?
-Este equipo económico hizo lo que había que hacer. Había un recalentamiento de una economía a través del consumo, absolutamente irrazonable e infinanciable. Y se fue muy rápido al equilibrio presupuestario. Se iba a una hiper y hubo que clavar la emisión monetaria para dar vuelta las expectativas.
-¿No se fueron de mambo, como dice el economista Ricardo Arriazu?
-La licuadora podría haber sido más suave, con un poquito más de imaginación, para el sector de la clase pasiva. O sea hubo mucho de motosierra. Creo que el DNU de Federico Sturzenegger, que no está mal, es para ir desregulando un poco. Pero todavía no estamos para pensar qué tipo de reforma necesita el Estado. Y en diciembre, en un momento, cuando la brecha entre el dólar contado con liqui y el oficial ya devaluado, estaba en el 9%, si yo hubiese sido ministro, hubiese salido el cepo.
-Pero no tenía los dólares…
-Ahí se hubiese tenido todo el dolor para la sociedad al mismo tiempo. Porque ahora se hizo un ajuste brutal, pero el gobierno está arrastrando todavía una situación del cepo y encima está el impuesto país. Y sino sale bien, el riesgo es ir a un segundo dolor. Se está llegando a una situación donde todavía hay una distorsión que se llama cepo. O sea, el cáncer que distorsiona todos los precios relativos. El precio más importante de la economía argentina está distorsionado. Y creo que se pasaron de mambo con una tasa de interés tan negativa. Con el cepo no se puede relanzar la inversión. Y se necesita de manera urgente relanzar la inversión.
-Insisto: ¿ve salida a la recesión?
-El agente económico, el consumidor, la clase media que es el tractorcito de una economía capitalista, gasta menos porque el salario real se licuó, ni hablar de los salarios del sector informal. Y además, ya se empieza a tener miedo de que se puede perder el empleo. Eso en economía, quiere decir que se retroalimentan expectativas y se retroalimenta la recesión. No hay un disparador que te saque de ahí.
-¿No hay un plan de salida?
-Se enojan cuando digo que no hay un plan económico. Un plan económico es cuando dan una seguridad y un horizonte. Es eso lo que no veo.
-¿Milei desperdicia oportunidades?
-Siempre lo comparo con Menem. Hay que recordar que Menem toma una economía también muy mala, porque a Alfonsín le explota la hiper. La gran ventaja de Menem es que tuvo seis años de administración porque era previo a la reforma constitucional. Menem no impone la convertibilidad al principio, hace el tanteo. Fracasa el primer plan, logra el apoyo del Congreso, el consenso de Washington ve con buenos ojos las privatizaciones. Milei tiene cuatro años, quiere decir que se tiene que apurar. El problema es que mientras él se mantenga en un aspecto muy doctrinario, no deja trabajar en lo que yo llamo economía positiva. Soy un economista neoclásico, formado en Chicago, pero para mí la importancia de los bienes públicos y la calidad de ellos es fundamental. Tampoco podemos tener un estado bobo, ni que asfixie el sector privado.
-¿Cree en la existencia de un banco central?
-Creo en la existencia de un banco central, porque creo en el bimonetarismo. O sea, yo creo en un sistema muy parecido a Perú. A Uruguay. Pero primero hay que estabilizar. Creo que si hay esperanza la remonetización en el sentido del apalancamiento de la economía, va a venir mucho de los argentinos.
-¿Cómo sería ese sistema bimonetario?
-Puede ser de tipo de cambio flotante o fijo. A la gente no le gusta el tipo de cambio fijo porque dice que en algún momento es muy rígido. Y hay otro tema importante, el comercio internacional. Abrir la economía con un plan económico que integre una reforma educativa porque la tasa de desempleo va a saltar y se trata de no repetir el error de la convertibilidad. Hay que tener realmente un plan económico donde no solo haya un ancla a partir de un equilibrio presupuestario.