15 de noviembre de 2024

Mensaje industrial al Gobierno: «Del portón de la fábrica hacia dentro somos competitivos, hacia fuera nos tienen que nivelar la cancha”

En el escritorio de Martín Rappallini hay un libro que llama la atención. Se trata de un ensayo de Francis Fukuyama que une la confianza con la productividad y refuerza el sentido de las instituciones como motor de esa confianza en el sistema capitalista, muy a tono con la tesis de los últimos premio Nobel de Economía y que cobra sentido en este mundo y en esta Argentina.

De 56 años, hijo y nieto de escribanos, abogado de profesión, dueño de Cerámicas Alberdi desde 1993, Rappallini es presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires y titular de la próxima conferencia industrial de la UIA, con el sugerente lema: “Una industria productiva en un país competitivo”.

-¿Cómo se sienten tratados hoy por el Gobernador Kicillof?

-En la provincia de Buenos Aires tengo vínculo con todas las autoridades. Y convivimos respetando nuestras diferencias. Nosotros siempre hemos planteado nuestros puntos de vista respecto a los bloqueos, la industria del juicio. Tuvimos una mirada distinta cuando trabaron las exportaciones de carne. Y tenemos una convivencia tratando todos los temas.

-¿Y con Javier Milei?

-Creemos que el enfoque general de la economía está bien, el ordenamiento de las cuentas públicas, bajar la inflación, sacar regulaciones, salir del proceso inflacionario. La preocupación es al mismo tiempo cómo van a ir funcionando las bajas de impuestos, o lo que llamamos emparejar la cancha. La industria quiere competir, no queremos tener privilegios, lo que queremos es igualdad de condiciones. También entendemos que salir de una economía inflacionaria con altos impuestos y alta regulación, es un proceso difícil.

-¿El cepo es parte de los problemas?

-El problema del dólar está relacionado con toda la estructura de costos internos. Si la Argentina no tuviera el nivel de presión fiscal y de distorsiones, quizás no estaría revaluado. El problema es que el dólar carga con muchos años de distorsiones, de altos impuestos. La cotización actual del dólar tiene adentro el costo argentino. Por eso para muchos está revaluado y hay que bajar el costo interno.

-¿Que significa nivelar la cancha?

-Hay un objetivo por parte del gobierno que es bajar la inflación esto también pasó en el mundo. En los 90 hubo una gran apertura global y un traslado de la producción hacia Oriente con un doble objetivo, había un aumento en el precio de los servicios y habia que producir bienes baratos. Entonces no se veía con malos ojos de que todo el mundo empezara a fabricar en Oriente porque se compraban bienes importados a menor valor. Las empresas se focalizaron en diseño, innovación y dejaron el negocio menos rentable para Asia. Muchos años funcionó bárbaro. Pero China, por ejemplo, desarrolló el Made in China, un proceso para financiar la transferencia de tecnología, la ingeniería inversa, el desarrollo de marcas y las fábricas que eran terceristas se empezaron a transformar en jugadores globales. Huawei, Xiaomi, infinidad de empresas que empezaron a exportar al mundo. Y es el momento en que Occidente comienza a recuperar el negocio, el reshoring. Las fábricas vuelven a Occidente.

-Es la nueva globalización…

-Estas empresas que tenían bajo un costo en China hablan con los gobiernos y surgen incentivos. Muchas se fueron a Irlanda, muchas a estados americanos que fueron bajando los impuestos, a Europa también. Y ahí es donde empieza todo lo que es la política industrial en Estados Unidos. En 2021 y 2022, hubo planes millonarios de US$55 mil millones, de US$ 90 mil millones para financiar el reshoring, para que las compañías vuelvan a origen, junto a un sistema crediticio para financiar la radicación de esas fábricas, que eran costosas, y la renovación tecnológica de las que ya estaban. Eso por un lado. Después hubo una transformación en todo lo que fue el sistema impositivo. En Italia se generó la super-amortización, la amortización acelerada. Se invierte y luego se pueden descontar todos los impuestos de esa inversión. Por supuesto, bajaron los impuestos para la exportación, mejoraron la infraestructura de puertos y logística, Y la educación. Hace 15 años, por ejemplo, Italia generó los ITS, los Institutos Técnicos Superior, que ya tienen el 25% de la cantidad de estudiantes de Italia: son carreras diseñadas entre empresarios y el Estado.

-¿Y por casa cómo andamos?

-Este año vivimos un proceso antiinflacionario. Y como todos esos procesos es recesivo para que se reacomoden los precios relativos. Estamos aguantado el shock de la caída de demanda que fue muy fuerte en la primera parte del año y ahora estamos esperando que se reactive. En septiembre y octubre vemos que si bien no se volvió a los niveles de 2023, en la mayoría de los sectores, hubo una recuperación respecto a abril y mayo. La preocupación que tenemos es para adelante y es cómo este proceso de reactivación, de baja inflación, convive con la apertura de la economía con toda una agenda de competitividad que está pendiente. Hay que sacar regulaciones, bajar impuestos, bajar los costos de los puertos, bajar los costos logísticos..

-¿Cuánto preocupa la apertura de la economía?

-Creo que hay que distinguir defensa de la industria de proteccionismo. La protección es dejar hacer cualquier cosa al que está. No es el caso, acá nos defendemos y eso es generar las condiciones para que el empresario esté en posibilidad de competir. En la Argentina no solamente no se subsidia a la industria, sino que se le cobran impuestos. Somos récord en el mundo con 20% de impuesto a la exportación. La postura nuestra es estar a favor de este nuevo proceso de orden macroeconómico, de ir a un orden fiscal, de bajar la inflación, de sacar las regulaciones. Los niveles de productividad internos de la industria argentina, que siempre son mejorables, no están mal con respecto a Chile, Brasil, México. Y contra el resto del mundo tampoco estamos mal. El problema lo tenemos puertas para afuera. Y preocupa que la demanda futura del crecimiento del mercado vaya a la importación y no a la producción.

-¿Qué condiciones necesitan para competir con los importados?

-Otro nivel de infraestructura, acceso al crédito, bajar la presión fiscal. En todo lo que hace a la competitividad, estamos muy complicados. Hacia dentro de las fábricas estamos haciendo los deberes.

-¿Los escuchan en el Gobierno? En el Día de la Industria, Milei los acuso de robarle al campo…

-Tanto el campo como la industria fueron sectores que sufrieron el aumento de impuestos. En la Argentina pasó el gasto público de 23 puntos del PBI a 44. No hay un problema sectorial porque esa suba recayó en todos los sectores de la economía. Los que pagamos impuestos tenemos una presión fiscal del 53%. En el precio de un auto, el 70% son impuestos.

Clarín

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