El «Ucumar» que atacó a un hachero de Metan y le comió una oreja
Desde hace algunos años y cada tanto, se habla de la aparición de un «Ucumar» en la zona boscosa que hay entre Metán y Lumbreras, al sur de la provincia de Salta. Así por ejemplo, en el año 2001 el periodismo recogió el relato de Rogelio Martínez, un vecino del lugar que contó haber visto «una criatura con rasgos parecidos al ser humano y con los ojos rojos». Años después, en 2022, otro lugareño aseguró también haber visto una criatura parecida. El hecho es que estas apariciones sumadas a otras anteriores, dieron lugar a que el trajinado tema del «Ucumar» llegara a la pantalla a través de una película filmada hace unos años entre Salta y Córdoba.
De todos modos, para los salteños la aparición del «Ucumar» en nuestras regiones boscosas no es algo reciente, por el contrario, es de viejísima data. Así por ejemplo, el Dr. Juan Eusabio Jorge Royo, geólogo que ejercía la docencia en el Colegio Nacional de Salta, contaba sobre la aparición de este ser –una especie de oso, decía- que fue avistado en la RN9 por una cuadrilla de obreros de Vialidad Nacional, allá por los años de 1930, cuando se construía el tramo de cornisa entre Salta y Jujuy. Según la descripción que hicieron aquellos viales, era parecido a un oso, de estatura como la de un hombre normal. El animal fue visto de atrás cuando se escurría velozmente hacia la espesura del bosque de esa zona del camino. A consecuencia de ello, Vialidad bautizó al lugar como «El Ucumar», nombre que aún conserva el sitio y que está cerca del viejo campamento de Vialidad Nacional y antes de Abra Santa Laura.
Una víctima
Como decíamos, en nuestra región siempre hubo quienes afirma»Para algunos es como un mono grande, para otros un oso del tamaño de un hombre. Otros afirman que es una bestia».ron haber visto al «Ucumar» en zonas boscosas de nuestra provincia. Para algunos es como un mono grande, para otros un oso del tamaño de un hombre, mientras no faltan quienes afirman que se trata de una bestia mezcla de mono, oso y hombre.
Pero lo cierto es que nunca nadie pudo acercar un testimonio fehaciente sobre la existencia de este ser. Tampoco nadie encontró alguna vez restos de su cuerpo o de su pelambre y mucho menos pudo ser fotografiado ya que solo hay dibujo del bicho. Lo que sí se pudo rescatar, al menos hasta ahora, son el testimonio de un hombre que luego de ser atacado por el «Ucumar» -según declaró ante la policía- debió ser internado en el hospital «Nuestra Señora del Carmen» de Metán, en mayo de 1974, testimonio que hoy transcribimos y que fue extraído del archivo de El Tribuno.
«Para algunos es como un mono grande, para otros un oso del tamaño de un hombre. Otros afirman que es una bestia».
El afectado fue el hachero Pilar Gómez (39), que vivía solo en el paraje «Aguada Blanca», unos 3 kilómetros al oeste del obraje Curupay de Río Piedras, departamento de Metán. Allí habitaba un modesto rancho levantado en la espesura del monte del lugar desde 1972 y había llegado a Metán en busca de trabajo, desde la localidad formoseña de Pozo del Tigre.
Luego del ataque sufrido en la noche del 21 de mayo de 1974, el hachero Gómez fue entrevistado por El Tribuno en el hospital de Metán, cuando días después se recuperó psíquicamente del episodio que le había tocado vivir. «Eran aproximadamente las 11 de la noche –dijo- la temperatura estaba algo elevada y no había luna. Desde que vivo en el rancho nunca sentí miedo de nada, pese a vivir solo y sin vecinos cercanos. Sin embargo esa noche tuve un raro presentimiento. Era una especie de intranquilidad, como si alguien me observara o estuviese al acecho en el monte que rodea mi rancho. Tal es así, que nunca cargo armas de ningún tipo, pero esa noche, guiado por no sé qué extraño presentimiento, saqué de la pieza un machete para dejarlo en el patio, al costado del mesón donde iba a cenar».
El ataque
«Cuando ya me disponía a apagar el fuego del fogón que ardía en el patio –prosigue Gómez- sentí de pronto un ruido sordo a mi lado en tanto dos fuertes brazos me tomaron por la espalda logrando al principio inmovilizarme hasta que
luego de un forcejeo me zafé. Pero el extraño animal me volvió a atacar, esta vez mordiéndome la mano izquierda y cortándome de un tarascón la oreja del lado derecho. También me lastimó en las manos y los brazos».
Más adelante Gómez comenta que «el animal tenía una fuerza terrible y con el miedo que yo tenía, solo atiné a darme cuenta que se trataba de un animal salvaje de cuerpo parecido a un humano, con brazos peludos como los osos. Era casi de mi misma altura aunque un poco más alto, quizá así como esos monos grandes o un oso. Cuando logré huir de la bestia me subí a una tala cercana con mi machete que no lo pude utilizar. Y estando ahí arriba, escuché en la oscuridad los ruidos en la espesura del monte cuando el bicho se alejaba profiriendo gruñidos. Así fue que arriba de la tala, desesperado y aterrorizado pasé toda la noche hasta que ya de madrugada, con mi cabeza y mis manos sangrando, logré llegar hasta el obraje donde luego de contar lo ocurrido me trasladaron hasta el hospital de Metán».
Al final de su relato, Gómez agregó: «Yo nunca había creído en otros hechos parecidos que decían que habían ocurridos en la zona de Río Piedras y Lumbreras, donde otras personas también habían sido atacadas por un animal salvaje desconocido. Aquí siempre se tomó eso como una alucinación o patraña».
Parte médico
En el Hospital Nuestra Señora del Carmen, los profesionales médicos dijeron -según parte policial fechado en Metán el 21 de mayo de 1974- que el jornalero Pilar Gómez «presentaba heridas en el auricular derecho con desaparición de la parte superior del pabellón (oreja); herida en el dedo medio mano izquierda con destrucción de partes blandas y hueso, lo que le hace correr el riesgo de su amputación; herida contusa cortante de dedo índice, de carácter grave. Más adelante el informe policial dijo que «el llamado Pilar Gómez abría sido atacado por un animal salvaje y que debido a la oscuridad reinante, confundido, no pudo retener las características del atacante. No obstante se está investigando el hecho», concluye el parte.
Lo cierto es que nunca más se supo de la anunciada investigación policial ni de la vida del jornalero Pilar Gómez, pero como dice el refrán, «Yo no creo en las brujas pero que las hay, las hay».
Creer o reventar.