Dos organismos multilaterales de crédito, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial, financiarán la mitad de una inversión de 300 millones de dólares de una empresa local, que se dispone a levantar la primera fábrica de acero completamente nueva en la Argentina en más de 50 años.
La inversión, además, estará incluida dentro del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), ya que supera el piso exigido de US$ 200 millones.
La empresa en cuestión es Sidersa, una firma que pertenece a la familia Botto, de Rosario, y que va por su tercera generación: comenzó como metalúrgica en un galpón rosarino hace 70 años y luego expandió sus operaciones a San Luis, la ciudad bonaerense de San Nicolás y también a un parque solar en San Juan.
Hoy el principal centro de producción es la planta de San Nicolás, inaugurada en el año 2000 y que funciona en un enorme predio sobre la autopista Buenos Aires-Rosario, con acceso directo al río Paraná. La empresa le compra el acero a Techint y ofrece servicios de corte de hojas, blanks y flejes laminados en caliente, en frío y revestidos, y también la adaptación de tubos y perfiles.
Sidersa tiene una red comercial de 2.000 clientes, a la que abastece tanto con su producción como con la importación de “productos largos” de acero para la construcción. Ahora apunta a sustituir con una nueva y ambiciosa planta una parte importante de esas y otras importaciones.
¿En qué consiste el proyecto? Es una inversión total de 300 millones de dólares para instalar una planta siderúrgica de última generación en el predio de San Nicolás, sobre la autopista Buenos Aires-Rosario. El principal insumo de esa planta será acero para construcción, con una capacidad instalada prevista en 360.000 toneladas anuales.
Esta semana, Sidersa firmó con la International Finance Corporation (IFC), la ventanilla del Banco Mundial para financiar proyectos privados, por un monto de 50 millones de dólares para avanzar con el proyecto de la nueva planta.
Hace dos meses había sumado como financiador del proyecto al BID, que se comprometió a aportar 100 millones de dólares a través del BID Invest, el nombre de la “ventanilla privada” de este organismo multilateral de crédito.
James Scriven, Gerente General de BID Invest (izquierda) junto a Hernán Spoto, director de Sidersa y tercera generación de la familia fundadora, cuando firmaron el acuerdo de financiación en septiembre.
Otro detalle rodea a este proyecto, que todavía no se puso en marcha y que requerirá de tres años para su inauguraciónn: hace 50 años que no se construye una fábrica de acero desde cero en el país. El proyecto consiste la construcción tanto de la etapa de acería como de laminación. Según la empresa, una vez que la producción esté “en régimen” va a generar un impacto positivo en la balanza comercial por cerca de 350 millones de dólares anuales, tomando en cuenta tanto la sustitución de importaciones como el agregado de exportaciones.
La empresa, además, es dueña de un parque solar en la localidad sanjuanina de Ullum, con una generación que multiplica por siete su actual consumo de energía.
Todavía no fue formalizado el ingreso del proyecto dentro del RIGI, pero fuentes cercanas a la compañía aseguraron que «formará parte de este régimen de incentivos».
El jueves el ministro Luis Caputo twitteó que «entraron los 3 primeros proyectos al RIGI para su aprobación, por un total de 1.500 millones de dólares». Según se supo, la primera iniciativa en pedir el beneficio fue YPF, para invertir aproximadamente US$ 220 millones en el desarrollo de un parque solar en Mendoza. El segundo proyecto sería de la minera Galán Lithium, en Catamarca, con una inversión de US$ 200 millones. Y el tercero sería un proyecto por US$ 1.100 millones de inversión en explotación de litio en Salta, por parte de la empresa coreana Posco.
James Scriven, Gerente General de BID Invest (izquierda) junto a Hernán Spoto, director de Sidersa y tercera generación de la familia fundadora, cuando firmaron el acuerdo de financiación en septiembre.
