Maratón de Buenos Aires: ganaron un concurso escolar y diseñaron las medallas que viajaron a 45 países

Guadalupe quiso reivindicar lo argentino, entonces diseñó una medalla dorada con los rayos del Sol de Mayo rodeado por un anillo y un corazón con el logo que celebra los 40 años del Maratón de la Ciudad y los laureles que coronan a todos los que finalizan la carrera.

Ella es alumna de sexto año de la orientación de Diseño y Comunicación Publicitaria en la Escuela Técnica Raggio, dependiente del Ministerio de Educación porteño, y es quien creó la medalla que casi 13 mil atletas de más de 45 países se colgaron el domingo 22 de septiembre.

El Maratón de la Ciudad tiene la categoría de “Bronze Label” en el circuito oficial de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo, lo que la coloca entre las más importantes del mundo. El recorrido atraviesa el territorio porteño y algunos de los sitios más emblemáticos, como el Teatro Colón, el Obelisco, el Rosedal de Palermo y los estadios de Boca y River.

Cuando los corredores arribaron a la meta, Guadalupe estaba allí, en el cruce de las avenidas Dorrego y Del Libertador, para colgar en sus cuellos la recompensa que ella había ideado en los primeros meses del ciclo escolar, cuando participó y ganó el concurso que se organiza en su colegio para que los estudiantes de cuarto año en adelante diseñen las preseas de las carreras de 21 y 42 kilómetros que se desarrollan en la Ciudad.

Guadalupe había presentado otros proyectos los años anteriores y también lo había hecho para el Medio Maratón que se realizó en agosto, pero en esa categoría fue elegida la medalla que presentó Agustina, otra estudiante de la misma orientación. Se trata de la silueta de un atleta que atraviesa lugares icónicos de Buenos Aires, como el Planetario, la Floralis Genérica y la Casa Rosada. En el dorso, la silueta del Sol de Mayo y laureles en ambos lados de la medalla.

“Los deportistas vienen y dan charlas para transmitirles lo que significa el maratón”, explica Victoria López, Maestra Jefa de la especialidad de Diseño y Comunicación Publicitaria y profesora de taller de la Raggio.

La docente asegura que hay una gran comunidad de exalumnos del colegio -ella misma forma parte, así como varias de las profesoras de la orientación- y fue a partir de uno de ellos, que trabaja en Ñandú, la asociación que organiza las carreras que se desarrollan en la Ciudad, que surgió en 2018 la idea de que los estudiantes de ese establecimiento diseñen las medallas para las competencias.

La escuela técnica, que cumple cien años este 2024, tiene once especialidades, pero en el concurso suelen participar, sobre todo, los alumnos de las orientaciones de Diseño y Comunicación Publicitaria y de Diseño y Producción Gráfica. La competencia entre los estudiantes, cuentan, es sana. “Vemos los proyectos de nuestros compañeros y reconocemos las buenas ideas”, destaca Guadalupe.

“Todo lo que aprenden durante sus años en el colegio se plasma en la medalla”, sostiene la profesora Victoria. Para participar del concurso, los alumnos de la Raggio deben seguir algunos parámetros, así como tienen que presentar un escrito, la memoria descriptiva, en donde deben justificar el porqué de cada elemento que compone su idea.

“Nuestro compromiso es generar educación para el empleo. Queremos que los chicos puedan vivir de lo que les apasiona, porque cuando uno puede vivir de lo que le gusta, la vida es mucho mejor”, dijo el Jefe de Gobierno, Jorge Macri. En el mismo sentido, las alumnas y las docentes coinciden en que este concurso, así como otros que se desarrollan en el colegio, prepara a los estudiantes de cara a su futuro como profesionales.

“Esta medalla es un símbolo del orgullo y la unión entre el deporte, la historia y la cultura de nuestra amada Ciudad”, explicó Agustina en la presentación de la memoria descriptiva de la presea que recibieron casi 23 mil corredores.

Además de aprender a usar los programas para hacer los diseños, los alumnos de la orientación se instruyen en redacción de textos publicitarios. “Desde el colegio les damos todos los contenidos que ayudan a despertar la creatividad”, agrega Victoria.

La mamá de Agustina decidió, en un instante, que correría el Medio Maratón de Buenos Aires cuando se enteró que el diseño de su hija había ganado el concurso y que recibiría, cuando hubiera completado los 21 kilómetros, la medalla que ella había ideado.

La preparación duró pocos días: una vez corrió 15, después 17 kilómetros. “Nunca había llegado a los 21”, asegura su hija. Sin embargo, se animó y llegó a la meta en dos horas y treinta y tres minutos. Agustina estira el brazo tan alto como puede y afirma: “A mi mamá la tengo acá arriba”.

Apenas se difundió el diseño de la medalla del Medio Maratón a través de las redes sociales, los comentarios la despedazaron. Las alumnas y docentes culpan a las plataformas y la posibilidad de esconderse detrás de una pantalla. “Les enseñamos a tolerar que siempre habrá gente a la que no le gustará lo que hagan”, indica la profesora, al mismo tiempo que sostiene que el trabajo de sus alumnas fue previamente aprobado por un jurado especializado. “Les gustó a las personas que saben”, responde.

Ese mismo día, un poco más tarde, Agustina recibió un mail con una gran noticia: había recibido una beca completa para continuar su formación en una universidad privada. Guadalupe también planea seguir estudiando en pos de aplicarlo en su proyecto para la difusión de bandas emergentes.