12 de abril de 2025

¿Cómo era el rostro de Cristo? La IA tiene la respuesta

Jesus

A lo largo de los siglos, la cuestión de cómo era la auténtica apariencia de Jesucristo preocupó a muchos cristianos. Pero, en los últimos años, con los avances modernos en ciencia e inteligencia artificial (IA) los intentos por definirla han aumentado ampliamente.

Así, en las redes sociales se ha viralizado un video creado con IA que los usuarios describen como «el verdadero rostro» del nazareno. En las imágenes se puede apreciar a Cristo parpadeando, sonriendo y rezando. Además, tiene restos de sangre en el rostro y el cuerpo asociados con las lesiones de espinas en la cabeza.

 

El nuevo video ha revivido la polémica entre usuarios de redes sociales. Ciertos internautas fortalecieron su idea de la percepción típica de Jesús —de pelo largo y rubio, piel pálida y una expresión facial plácida—, mientras que otros denunciaron que la IA hizo que Jesucristo «se pareciera a las imágenes con las que fue entrenada», o sea, representaciones generales que lo muestran blanco, alto, rubio y con barba, e indicaron que «Jesús era judío y probablemente un hombre de color».

Un enigma de larga data
La discusión acerca de la apariencia de Jesús de Nazaret se prolonga por años no solo en redes, sino también en los círculos científicos y artísticos, debido a que determinar el aspecto real de Jesús es complicado por la ausencia de sus descripciones físicas en los textos cristianos más antiguos.

Las primeras imágenes que tenemos de Jesús son frescos pintados en las paredes de catacumbas y tallas hechas para adornar sepulcros de piedra. Estos retratos pertenecen al siglo III, unos 200 años después de la muerte de Jesús, por lo que ninguno de ellos pudo ser pintado por alguien que lo haya visto con sus propios ojos.

A medida que la Iglesia cristiana crecía y se expandía, los artistas empezaron a crear iconos e imágenes de Jesús según los cánones estéticos de cada época.

De este crecimiento del rol de la Iglesia procede la tradición emergente que representa a Jesucristo con el pelo largo, la piel pálida y barba, una imagen que ha sobrevivido en el mundo cristiano hasta nuestros días.

Aunque en distintos lugares del mundo con presencia del cristianismo, Jesús ha sido representado utilizando rasgos locales, cuyo color de piel varía del negro al mestizo o blanco.

¿Tez oscura, cabello rizado?
En 2015, Richard Neave, un jubilado británico experto en reconstrucción forense facial de la Universidad de Manchester, junto con sus colegas del Reino Unido y arqueólogos israelíes, reconstruyó lo que podría ser el verdadero aspecto que tuvo Jesús de Nazaret.

Su trabajo se basó en estudios de cráneos semitas encontrados en el actual Israel. El equipo obtuvo un rostro muy diferente al del hombre blanco que han representado diversas generaciones de artistas durante la historia del cristianismo: era más bien la cara típica judaica de Oriente Medio, con la tez oscura, rasgos gruesos y cabello rizado y corto. Los científicos señalaron que no se trataba del rostro de Jesús, sino de una sugerencia de cómo pudo haber sido.

Tres años después, la historiadora Joan Taylor, profesora de estudios religiosos en el King’s College de Londres, publicó el libro ‘¿Qué aspecto tenía Jesús?’ (en inglés, ‘What Did Jesus Look Like?’), donde expone que Jesús no era mucho más alto que sus coetáneos, pues medía unos 164 centímetros, que era la estatura media de un hombre adulto en aquellos tiempos.

Las afirmaciones de Taylor se basan en los restos de personas que vivieron en Judea y algunas zonas de Egipto para la misma época que Jesús. Esas personas, considera la autora, tenían los ojos marrones, el pelo negro y la piel aceitunada, un aspecto que no encaja con el arquetipo de europeo blanco.

La búsqueda de la apariencia real de Jesucristo también inquieta a artistas modernos. Así, el fotógrafo neerlandés Bas Uterwijk, con la ayuda del servicio de red neuronal Artbreeder, creó en 2020 una imagen de Jesús que acabó viralizándose por no encajar con la imagen tradicional Cristo representada en íconos famosos.

El artista de la fotografía combinó múltiples imágenes de rostros conocidos de Jesús para sintetizarla en una sola. Utilizó distintas representaciones de origen bizantino y renacentista, incluido el ‘Salvator Mundi’, de Leonardo da Vinci, además del Santuario de Turín.

Finalmente retocó algunos rasgos, el cabello y la barba para que fuera acorde a las etnias de Medio Oriente de la época e indicó que ve su trabajo como una interpretación artística más que científica o históricamente precisa.

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